Su clara apología a la cultura y a la estética lo convierten en un lugar donde la efervescencia creativa, el té y la cocina de inspiración bistró dan rienda suelta a la imaginación. Mario Fradera, impulsor y propietario de Artte no escatima en detalles, y ha creado en el centro de Barcelona un espacio artístico multidisciplinar de 400m2 con una luz natural envidiable. Un entorno distendido y contemporáneo donde descubrir cada día algo distinto es posible.
En Artte, uno puede estar horas descubriendo cosas. ¿Qué motivó unir varios conceptos creativos bajo un mismo techo?
El gran volumen de locales comunes que existen hoy en día ha creado la necesidad de proponer algo distinto. Me gusta salir de lo cotidiano y he querido hacerlo uniendo en un mismo cóctel mis grandes pasiones: El arte, el té, y el reunir a gente. Añadir un espacio para la cocina bistró aumentó el reclamo.
Un cóctel peculiar. ¿Cómo se construyó la idea?
Viajar me ha ayudado a formar este concepto. Tomé como referencia los salones de té chino, tan vinculados a la belleza y a la desconexión. También me fijé en el Soho neoyorquino, con esos amplios espacios naturalmente iluminados que fusionan conceptos. De París rescaté la gastronomía informal y el aburguesamiento, y en conjunto se ha creado un espacio en el que pintores, músicos, cabaret, gastronomía, té... conviven cada día. También contamos con CompArtte, una plataforma de crowfounding para que los mismos clientes propongan proyectos culturales, sociales y artísticos, y para darles difusión desde aquí.
Casi nada. También tenéis momentos dedicados al silencio.
Establecemos 15 minutos de silencio y concentración, que se rompen con música clásica en directo. Así, el sonido se percibe con más intensidad.
Parece difícil aburrirse. Y además, sorprendéis al público con actividades que no están en agenda.
Nos gusta entusiasmar a los clientes, así que quizás de repente hay un recitador de poemas que va de mesa en mesa pronunciando sus versos. El resto de cosas, hay que venir a verlas...
Con todas estas propuestas, ¿cuál es la misión de Artte?
Se ha creado como punto de encuentro y de promoción de la cultura y la creatividad, conformando un espacio que permita viajar sin moverse de Barcelona.
Lázaro Rosa-Violan se encargó de diseñar el interior del local. ¿Era una apuesta segura?
Tras negociar con ocho arquitectos distintos, me encontré con él. Fue el único que supo interpretar la idea de un espacio luminoso y atractivo, cálido y acogedor, a pesar de las dimensiones del lugar.
Por otro lado, ofrecéis una carta sin pretensiones. ¿Qué aporta a Artte la cocina bistró?
Proponemos platos suaves con ingredientes naturales y ecológicos que van en sintonía con el entorno.
Como todos los nuevos proyectos, Artte al principio ha sido un lienzo en blanco. ¿Pero qué función tiene el gran lienzo de la entrada?
Es un escaparate para dar cobertura a artistas, una pared de 5x5 metros que cada dos meses pinta un creador diferente, en vivo. Le cedemos el espacio gratuitamente y hacemos eco de sus propuestas.
¿En qué os basáis para seleccionar a los artistas?
Tenemos unos parámetros de calidad y a la vez buscamos que sean originales e innovadores. Contamos tanto con talentos reconocidos, como La Shica o Pau Riba, y alternativas emergentes como Mario Harper, una propuesta indie-folk muy interesante.
¿Crees que en España el talento está suficientemente reconocido?
Es cierto que todavía falta un poco de interés por la cultura y hace falta motivar más a los jóvenes en este ámbito, por eso creí que instalar Artte en el centro de Barcelona podía ser una vía de acceso al talento.
Una parte de la oferta de Artte es gratuita. ¿Sabías que en España esto es una especie en extinción?
Todo el mundo debe tener derecho a acceder a la cultura sin vaciar su bolsillo. No digo que toda la cultura sea gratuita, porque no se puede seguir infravalorando a los artistas. Hay que darles el espacio que se merecen.
¿Y por qué en países como Inglaterra facilitan mucho más el acceso a la cultura a coste cero?
Allí se consume más. Cuando eso ocurre, las alternativas se diversifican, el presupuesto aumenta y se puede ampliar el acceso gratuito. Es una rueda. Ahora mismo, aquí no se puede vivir del arte, pero sí favorecer el acercamiento con la gente para que su interés pueda desarrollarse más.
En Artte creéis que el té va muy ligado a la creatividad. ¿Por qué?
El té es como el vino. Cuando tomas uno bueno, inesperadamente haces un pequeño viaje gracias a lo que te inspira, y eso es algo creativo. Un té no puedes tomártelo corriendo como un café, es como un ritual. Tu mente se tranquiliza y es cuando puede aflorar toda la creatividad.
No se os escapa ningún detalle... Incluso tenéis una variedad de té propia.
Estuve en el sur de India y probé un chai exquisito. Traje conmigo la idea y ahora lo hacemos nosotros mismos en Artte con un toque personal, leche de avena.
En España, tampoco parece estar muy extendida la cultura del té.
Pues al abrir Artte, me ha sorprendido gratamente que en nuestro local el té se consume igual que el café... Pero es cierto que estamos por debajo de otros países.
¿Puede tener relación con la falta de interés por lo artístico?
No lo afirmaría, pero una cosa puede llevar a la otra. Para mí tiene sentido que el té empuje a la creatividad, porque el momento de desconexión que aporta esta bebida puede servir para desarrollar la imaginación y potenciarla.
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