Aristocrazy es la firma más joven de la familia de joyeros Suárez. Vio la luz en 2010, y desde entonces se ha convertido en un modelo a seguir. Se trata de un diseño que pretende acercarse a todo tipo de mujeres y a cualquier situación, convirtiéndose en un “lujo accesible” que no abandona el cambiante mundo de la moda, pero que a la vez presenta un producto consciente, cuidado, de calidad, con un diseño exclusivo y bello. Se trata de crear un producto auténtico, con personalidad y con historia. Hablamos con Juan Suárez sobre la trayectoria de la firma.
Nacer en una de las grandes familias de la joyería española (y seguramente ya te lo han preguntado muchas veces), ¿te dio alguna alternativa a dedicarte al mundo de las joyas?
Por supuesto. Nunca nos han presionado en este aspecto. A mí en particular me sedujo empezar un nuevo proyecto donde aportar una visión diferente, y junto al de la segunda generación (mi padre y mi tío) crear un concepto novedoso y rompedor.
Me gustaría saber cómo has vivido desde niño esa relación, no solo con la joyería, sino con un concepto tan estrechamente ligado a ella como es la belleza.
El mundo de la joyería está muy ligado a este concepto. Belleza, proporciones equilibradas, detalle en todos los acabados y materias primas. Mi padre, desde niños, nos ha inculcado el valor que tiene diseñar con buen gusto y con unas proporciones que se adapten a la anatomía femenina. Pero es cierto que viviendo en un mundo con este grado de atención te vuelves un maniático de lo estético. 
¿Cómo definirías Aristocrazy?
Aristocrazy es una marca de alta joyería accesible con un twist creativo. Lo que hemos aportado a la ecuación es darle una vocación de moda y tendencia y cambiar el hábito de comprar joyas de manera programada a hacerlo como si fueran complementos. Complementos que aportan un valor diferencial por cómo y de qué están hechos.
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¿Qué hueco en el mercado visteis hace ahora 6 años al emprender el arriesgado viaje de lanzar una marca como la vuestra?
Veíamos que en el mercado faltaba una marca joyera pero que al mismo tiempo fuera transgresora con el diseño y la creatividad. Nos pusimos manos a la obra y con los pilares de 70 años de experiencia unidos a nuevas ideas y puntos de vista dimos forma a Aristocrazy.
Algunos han llegado a decir que has causado una auténtica revolución en la joyería española actual. ¿Es así como lo ves tú también?
Aún tenemos mucho que decir, eso es lo que creo. En estos años no solo hemos creado una marca que ha innovado en su sector, sino que hemos aprendido mucho, tanto de los éxitos como de los errores. Creo que tenemos un gran futuro por escribir y muchos proyectos y ganas de trabajar para poder escribirlo.
"Desde nuestras joyas más clásicas hasta las más transgresoras y cool deben ser un statement de actitud y no de edad o status."
¿Cómo jugáis con los límites entre la transgresión y la tradición?
Creo que se compenetran a la perfección. En Aristocrazy todo tiene cabida, la tradición puede ser igual de innovadora y potente que la transgresión. Nacimos con la premisa de ser para muchas mujeres y para muchos momentos, por eso desde nuestras joyas más clásicas hasta las más transgresoras y cool deben ser un statement de actitud y no de edad o status.
Hace unos meses tuvimos la oportunidad de poder visitar vuestro taller, es una maravilla ver de cerca todo ese trabajo artesanal, ¿qué os aporta tener el taller in house, poder ver el día a día de los prototipos y ver de cerca cómo van tomando cuerpo las diferentes piezas?
Nuestro taller es nuestro secreto mejor guardado, es nuestra cuna de talento. Tenemos un equipo multidisciplinar para abordar todo el proceso de creación. Dibujamos a mano alzada, tenemos micro escultores, desarrollo 3D… Para nosotros es tan importante la belleza como sus proporciones, una sin la otra no sirven. Tener este tipo de artesanos in house nos permite ver el desarrollo en directo mientras se van creando las piezas, de esta manera corregimos sobre la marcha y seguimos. El valor diferencial es incalculable.
Habéis demostrado que una marca más apta para todos los bolsillos no tiene por qué dejar de lado la calidad y la exigencia. ¿Cuál es la clave?
Una de nuestras virtudes es que no trabajamos con intermediarios. Siempre acudimos a la fuente, tanto en la compra de materias primas como en nuestros talleres. Controlamos el proceso de manera vertical, controlamos la calidad y podemos mantener unos precios accesibles.
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En vuestra web aseguráis que tenéis una historia que contar, y está ligada a unos valores ligados tanto al “fast-fashion” como al “long-lasting”. ¿Nos puedes hablar de ello?
Para contar historias, hay que ser auténticos. El concepto de fast fashion es como nos adaptamos al mundo de la moda y a sus velocidades, creando colecciones de temporada cada 6 meses e introduciendo novedad en las tiendas cada mes. Long lasting es el producto. La joya debe durar porque es una joya, y una joya no es para ponérsela un día.
¿Cómo ha evolucionado Aristocrazy en estos seis años? ¿Qué os espera en el futuro?
Hemos evolucionado mucho. Tanto en diseño, imagen de marca, marketing como experiencia de tienda. Una de las claves del cambio ha sido nuestro cliente, hemos escuchado y estudiado las necesidades que demandaban de la marca y las hemos puesto en marcha.
Nos espera seguir innovando, creciendo y divirtiéndonos como hasta ahora. Tenemos muchos proyectos en marcha que harán de la marca una marca internacional.
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