“Empezó como un avatar pero ha acabado siendo mi propia identidad”. Internet le ha dado a Milo Hammid las herramientas para expresarse y para construir un perfil que, cada vez, suma más adeptos. Desde selfies hasta collages en los que la tecnología cobra especial protagonismo. Todo tiene cabida en su cuenta de Instagram que, aunque pueda parecer difícil de describir, él ha encontrado las palabras perfectas para definirla: “Creo que es la versión de Tuenti que nunca tuve con 13 años”. 
“Los elfos siempre han sido mi avatar favorito en los medios digitales y, al final, las redes son un videojuego más.” Hammid ha pasado a ser una versión contemporánea del que fue su personaje predilecto. Sus orejas de elfo han convertido su perfil de Instagram en una de las cuentas a las que es inevitable seguir. Pero, además de su fascinación por el mundo digital y este ser mitológico, ha encontrado en la música su otro gran medio de expresión. Recientemente ha publicado su primer tema, Ablated, en su cuenta de Soundcloud, y sus DJ sets –en los que abundan el drum and bass, el jungle y el hardcore– son un reflejo más de la autenticidad que lo caracteriza. Y aunque tiene claro que llevar la contraria no está libre de críticas –“la gente que pretende salirse de lo ‘normal’ por la vida sin recibir nada negativo, ya sea online u offline, viven totalmente alienados”– está dispuesto a seguir nadando a contracorriente.
“Shapeshifter Elf LvL.22 جن”; más allá de la biografía de Instagram, no conocemos mucho más sobre ti. ¿Quién hay detrás de estos outfits irreverentes y estas orejas de elfo?
Reduciendo al mínimo exponente, un chico mestizo de Parla de 22 años. Aunque realmente no hay tanta dicotomía entre lo que subo y lo que soy, empezó como un avatar pero ha acabado siendo mi propia identidad, de ahí lo de ‘shapeshifter’.
¿Puedes confirmar que el elfo es tu ser mitológico favorito? ¿O hay alguno que le haga la competencia, pero es demasiado difícil recrearlo?
Más que una elección propia, es como me siento. Mido 1,65 m (por redondear) y siempre se me había presentado como un problema, aunque a día de hoy me facilita bastante el vestirme. Los elfos siempre han sido mi avatar favorito en los medios digitales y, al final, las redes son un videojuego más. Competencia a los elfos podrían hacerle los ‘Jinn’, que en el imaginario islámico son seres imperceptibles. La traducción seria ‘genio’, pero en occidente no se relaciona con el concepto real. Al final viene a ser lo mismo: un bicho pero con connotaciones positivas.
“Entre piloto de maquinaria post-apocalíptica y señora mayor viuda”. Así definiste tu estilo. Pero, ¿cómo llegaste a encontrar esta estética? ¿Algún referente que te haya influenciado?
Lo de señora mayor viuda, con el tiempo, me he dado cuenta de que era una manera de representar el estereotipo de mujer experimentada, sin anclajes emocionales, que siempre ha sido un referente para mí en todos los aspectos y el máximo exponente de forma humana. En un pasado fui bastante literal con ello en mi estética. Influenciar me influencia todo, soy muy esponja –o estropajo más bien. En cuanto a lo que pongo, ahora mismo me gusta la ropa técnica pero no directamente relacionada con su funcionalidad, la estética retro-futurista, algo así como lo que la gente de los 90 esperaba que vistiéramos en 2020.
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Te has dejado ver en más de un club con tus DJ sets, y de hecho, acabas de publicar Ablated en tu cuenta de SoundCloud. ¿Cómo te interesaste por el mundo de la música a nivel profesional (como creador y no consumidor)? ¿La música que usas es tan particular como tu vestimenta?
Después de lo que he dicho sobre seres mitológicos, pese a tener los pies en la tierra y ser bastante consciente de lo que me rodea, creo que es obvio que la realidad tal cual no me interesa demasiado, toda mi vida he escuchado música, casi 24/7. Decidí utilizar ese campo como he utilizado siempre la imagen para expresar lo mismo pero en otro plano. Las imágenes empiezan a no hacerme sentir nada.
En cuanto a particularidad, creo que no hay nada nuevo bajo el sol, ni siquiera creo que los humanos seamos capaces de crear nada desde cero, solo mezclarlo y visionarlo en distintos ángulos, o sea que, en mi opinión, es en la percepción y en la forma de ejecutar donde se ve la originalidad. Pero sí que creo que la vestimenta y la música van acorde, como siempre ha pasado con las tribus urbanas, que poco a poco se han ido mezclando.
Pinches donde pinches, ¿qué no puede faltar en una de tus sesiones?
Me gusta mucho el drum and bass e intento meterlo siempre aunque no sea muy consumible. Es un término que, sinceramente, no conocía hasta que me sumergí un poco más en la música. Para mí, era un sonido similar de la intro de las Supernenas –que siempre me ha flipado– pero más agresivo. También me gustan el jungle, hardcore (en lo que considero su justa medida) y ritmos árabes. Me gusta llamar ‘Jinncore’ a la mezcla de todo eso, que me suena como a shooter localizado en oriente medio.
Acabas de lanzar Ablated, tu primer single, una pieza musical que consigue enlazar ritmos y sonidos muy distintos. ¿Cómo ha sido el proceso de creación de este tema? ¿Va a convertirse en el primero de muchos?
Más que un single es un mix. De momento no produzco ni creo que lo necesite para expresar lo que busco, aunque tal vez en un futuro sí lo haga. Del concepto de DJ me gusta mucho su relación con el collage, cómo hacer de varias cosas inconexas algo completo. El nombre viene por la ablación. En el mix metí varios ritmos que me recordaban al delirio persecutorio, también suenan violines de Untouched del grupo The Veronicas, un grito de Alisa Bosconovitch… No me gusta demasiado la idea de explicar lo que hago, creo que la gracia está en que la gente vea lo que quiera o pueda ver, aunque creo que es bastante obvio en este caso. Tardé bastante en subirlo porque creo que le tenía demasiado respeto a hacer algo que no se esperaba de mí, pero tengo mucho por subir a la nube.
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La portada de este single resume tu esencia a la perfección: haces referencia a la tecnología y al mundo digital y, al mismo tiempo, a la libertad de apariencia, presentando una imagen tuya en la que las proporciones de tu cuerpo están editadas/alteradas. ¿Cómo surgió la idea de presentar así tu lanzamiento musical?
Ser un mousepad es algo que todo el mundo es ahora mismo, quieran o no, y cada vez más, la conexión con la tecnología es más precoz. En la portada, hago una parodia de mí mismo en ese sentido, siendo la alfombrilla que usa el ratón para poder moverse con facilidad, un soporte.
Además, en esta portada, indirectamente, incides en el cuestionamiento de la belleza. Se amplían de forma exagerada algunas partes de tu cuerpo mientras que las proporciones del resto se mantienen. La modificación de la apariencia es algo muy propio en la actualidad. En el mundo digital existen desde Photoshop hasta los filtros de Instagram. ¿Qué piensas a cerca de la modificación de nuestro cuerpo y cara en redes sociales? ¿Dónde está el límite, si es que existe?
A partir del momento en el que tienes que crear un perfil, ya estás modificando al seleccionar qué facetas potencias y cuáles omites. Veo igual de fraudulento alterarte el cuerpo que filtrar partes de tu vida, así que no me molestan ninguna de las dos opciones. Los límites solo los marcan la moral y el qué dirán, pero la gente cambia mucho de opinión, así que tampoco creo que importe.
Instagram sí vio límites y quiere prohibir los filtros ‘de cirugía estética’. ¿Cuál es tu opinión al respecto? La artista Orlan entendió la cirugía estética como performance y puso su cuerpo al servicio del arte. ¿Estás familiarizado o te sientes identificado con su trabajo? ¿Estás de acuerdo con su visión de que no es necesario conformarse con el cuerpo que la naturaleza te ha dado ni con los cánones estéticos de la sociedad?
Desde que Facebook compró Instagram es mucho más aburrido e intenta ser más ‘correcto’. Si alguien se quiere operar o suicidarse por no ser un filtro, lo va a hacer igualmente si realmente lo quiere; si no, es una pose. Referente a Instagram, creo que el origen de las redes sociales se reduce a fichas personalizadas para poder venderte cosas con mayor facilidad y tener tu identidad y vida accesibles. Ante eso, me parece que lo más divertido es inventártelo todo y ya.
Conozco el trabajo de Orlan y, aunque me parece interesante, no me veo reflejado. Creo que los cánones impuestos, como toda regla, pueden ayudarte, ya sea siguiéndolos o rompiéndolos en mayor o menor medida. Ambas acciones tienen unas reacciones, y creo que las dos maneras de responder ante los cánones, llevadas al extremo, están bastante manidas ya, lo mejor es un balance. Yo no pretendo ser desagradable con mi imagen ni romper con nada, pero si lo hago, no me molesta.
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Tu apariencia es un reflejo de que los cánones de belleza impuestos te condicionan más bien poco. Sin embargo, ¿en algún momento te has sentido cohibido por ellos? ¿Cuál es, para ti, a día de hoy, el ideal de belleza?
Más que cánones de belleza, me he sentido cohibido por estilos de vida. Ha habido mucho de mí en ir a contracorriente de lo que mi padre y su cultura me han impuesto en mi infancia –lo típico. Aunque estos últimos años estoy reconciliándome con el imaginario egipcio… No sé hasta qué punto llega el porcentaje de ironía en esto último. Para mí, mi ideal de belleza no está tanto en el cuerpo físico sino en el gusto que tengas para defenderlo seas como seas.
Además de lo que dejas ver en tu perfil, ¿cómo es tu día a día? ¿Cómo es un día ‘normal’ en la vida de Milo, si es que lo hay?
Un poco caótico pero me gusta. Quitando cuando tengo trabajos con horarios normales, me impongo yo mismo las rutinas y tengo las horas de sueño bastante trastocadas. Ahora mismo, lo que más hago es buscar música y ver qué hago con ella. Voy a clases de mezcla cuando me cuadra, no quiero basar la música meramente en la imagen.
Tu cuenta de Instagram es un universo a parte. Tu identidad digital resulta un tanto indescriptible, sin embargo, ¿tú cómo la definirías?
Creo que es la versión de Tuenti que nunca tuve con 13 años, pero ahora.
Aunque son muchos los que se han rendido a tus posts, hay quienes aún no le han cogido el gusto a tu apariencia élfica. ¿Cómo llevas los haters?
Vivimos una era de libre expresión y cualquiera tiene el derecho de soltar lo que crea conveniente. Me parece bien, pero creo que hay que ser bastante selectivo en las opiniones que se tienen en cuenta. Mas allá de Instagram, hay opiniones que se pueden transformar en consejos a tu favor si sabes entenderlas.
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A pesar de la posibilidad de recibir comentarios negativos, ¿sientes que en redes sociales hay más libertad? Mundo digital vs mundo tangible, ¿con cuál te quedas?
La libertad te la impones tú mismo, en ambos mundos, siempre que la ley no te limite. La gente que pretende salirse de lo ‘normal’ por la vida sin recibir nada negativo, ya sea online u offline, viven totalmente alienados. Obvio que expresarte en un lenguaje que no habla la mayoría va a tener consecuencias directas. Me quedo con el mundo tangible, que existe gracias al digital.
Eres muy aficionado a darle nuevas utilidades al mobiliario urbano: colgado cabeza abajo en las barandillas del tren, tumbado en las escaleras, sobre el capó de un coche… ¿Esta capacidad de innovación te ha traído problemas alguna vez?
De momento no, y si pasase, me lo merecería.
Como chico joven, Internet es tu medio y entorno habitual, pero, si no existiese, ¿qué es lo que estaría haciendo Milo Hammid?
Lo primero que me ha venido es muerto, porque probablemente no existiría de esta manera. De pequeño me gustaban mucho los animales y quería ser veterinario. Además, ahora que tengo a Delta, he vuelto a interesarme por la fauna y el hecho de cuidar de otros seres vivos, así que, probablemente, sería un estudiante de veterinaria reprimido con una extensa colección de muñecas.
Para acabar, ¿qué planes tienes estos próximos meses?
Seguir mezclando, subiendo temas e investigando; lo que surja. El próximo 28 de febrero pincho en Sala Sol.