Tras ese encuentro a solas con su arte, es un placer poder sentarme (y morirme de risa) con Devin para descubrir más sobre su vida, su trabajo y su identidad. Juntes chismorreamos como buenas doñas de todo lo que interesa: vivir en un mall, pegatinas de las Spice Girls, los profesores borrachos, perderse para encontrarse, las matriarcas dominicanas, lo bello y lo trágico. Como en una buena bachata.