En primer lugar, estas organizaciones que incluyen actividades presenciales en sus programas permiten que profesionales y amantes del diseño, locales, nacionales e internacionales, se pongan cara y crucen ideas. Intercambios de información que desembocan en interesantes colaboraciones, debates y sinergias de diversa naturaleza, imprescindibles para que la sociedad (y la creatividad, por supuesto) no se estanque. Además, detrás de eventos como
Mallorca Design Day hay perfiles que saben de lo que hablan, capaces de reconocer aquellos proyectos viables y novedosos. Ya sea en forma de ponente en una conferencia, de participante en una mesa redonda sobre las tendencias en el interiorismo o el futuro de la moda, o como miembro de un jurado encargado de otorgar el premio a la mejor colección, sus comentarios y reflexiones animan a los jóvenes talentos a aprender de los errores y no rendirse en su camino profesional.