La trayectoria profesional de Abbott se amplió, aún más, cuando en 1950 inició otro de sus grandes proyectos juntamente con el Massachusetts Institute of Technology (MIT), inaugurando, así, una nueva faceta en la que Abbott volvió a demostrar exquisita creatividad, imaginación y versatilidad, desenvolviéndose grácilmente al fotografiar distintos experimentos y fenómenos científicos.
Quizás es por esto, por su destreza y diversidad estilística, que Abbott sigue siendo, hoy en día, referente e icono en la historia de la fotografía, por lo que ha recibido distinción y reconocimiento; en 1959 fue situada entre las diez mejores fotógrafas de su país por la asociación Professional Photographers of America. En 1983, Abbot se convirtió en la primera fotógrafa admitida en la American Academy of Arts and Letters, y posteriormente, en 1988, el gobierno de Francia la nombró Officier des Arts et Lettres. Abbot también recibió el reconocimiento del International Center of Photography de Nueva York, que la galardonó con el premio Master of Photography en 1989.
“Era moderna incluso antes de conocer la modernidad”, apunta Estrella de Diego, comisaria de la exposición. Moderna, libre y con confianza para poder tantear y vacilar con la dualidad de las fotografías documentales y los proyectos artísticos, desdibujando la línea entre lo documental, lo autobiográfico y artístico. “Pese a que su vocación es documental, su fotografía es muy artística” explica de Diego. Berenice Abbott. Retratos de la modernidad cuenta con casi doscientas fotografías de época, convirtiéndose en la mayor retrospectiva de Abbott que se organiza en España.