Ya lo adelantamos hace unos días cuando anunciamos la celebración del décimo aniversario de Pasarela Barreira, la cita anual imprescindible en la que los estudiantes de moda de Barreira A+D presentan sus trabajos finales de ciclo y grado. Esta edición prometía, y es que dos lustros no se cumplen todos los días. Ahora, aún con la resaca emocional del desfile, en el que pudimos conocer las propuestas de los que acabarán convirtiéndose en los grandes nombres de la moda española, nos adentramos en las colecciones presentadas por esta talentosa promoción de jóvenes creativos. Y ya os adelantamos que vienen pisando muy fuerte.
Bajo el lema All Together: Celebrate Community y acogido por La Marina de Valencia por segundo año consecutivo –en esta ocasión por La Base, un emblemático recinto con historia–, el evento nos permitió conocer cómo piensan las jóvenes generaciones de talentos, cómo proyectan su visión a través de la moda y cómo plasman su conocimiento adquirido (y sus ganas de comerse el mundo) a través de total looks y accesorios cargados de personalidad.
Empecemos por el ganador en la categoría de Mejor Colección del Grado Superior en Diseño de Moda, Víctor M. Bernat, cuyo trabajo fue aplaudido por el jurado compuesto por Javier Girela, editor de estilo en GQ España; Manuel Ordovás, creador digital y fundador de Maor Studio; Tamara Alcaide, directora de comunicación de ACME; y la diseñadora Sonia Carrasco. “La fluidez es la aceptación de la variabilidad, entender que las cosas cambian,” responde cuando le pedimos que defina su colección en una sola frase. Un ejercicio de síntesis nada fácil que, sin embargo, Víctor resuelve con efectividad antes de contarnos más sobre sus fuentes de inspiración. “El punto de partida fue la fluidez del agua, y la principal característica de esta que es adaptarse y cambiar sin tener una forma o cuerpo definido,” explica sobre una propuesta que “trabaja la idea de las ramificaciones” a través del punto y el genderless. El vencedor del codiciado premio concede especial importancia al material, al que reconoce como el punto de partida de su trabajo. “Cada muestra tejida de punto, o cada manipulación textil, conduce a crear algo distinto. En cuanto a las prendas de punto, comienzo con el hilo.” Un minucioso proceso en el que la técnica se funde con la emoción, resultando en interesantes piezas que destacan por su diseño y funcionalidad.
Por su parte, Richard Segarra, premio a la Mejor Colección del Grado Medio en Sombrerería y Complementos de Moda –ofrecido con la colaboración y aporte económico de Artipistilos–, protagonizó uno de los grandes momentos del evento con una colección inspirada en el mundo de la noche, a la que se refiere como “la liberación de uno mismo, por llegar a ser quién quiero ser en el mundo de la moda”. Sus diseños, de marcado carácter experimental, parecen cobrar vida sobre la pasarela. “Cada vez que me ponía mis prototipos me sentía en una fiesta y en un mundo libre, que era lo que quería evocar en esta colección”, nos confiesa Segarra. Todo un acierto cargado de identidad y libertad.
Alba Domenech presentó una de las colecciones más estimulantes de la tarde. Blóm, una propuesta a la que su artífice define como “una introspección a la multitud de emociones que experimentamos a través de prendas poéticas y especiales, utilizando el reciclaje como forma de creación,” parte de la naturaleza y el Art Nouveau que junto a las emociones experimentadas durante el proceso creativo, se traduce en la Mejor Colección del Grado Superior en Estilismo de Indumentaria. “El punto de inicio fue crear un mini diccionario de flores en el que cada flor representase una emoción y, a partir de estas, boceté la colección. Las formas orgánicas realzan las piezas, las hacen significativas,” nos explica cuando le preguntamos por el desarrollo de la propuesta, destacando a su vez una anécdota vivida en su trascurso. “Las formas de ciertas prendas las conseguí gracias a alambres y la verdad es que la confección se multiplicó un poco porque tuve que realizar bastantes pruebas... En muchos momentos casi tiro por la ventana la máquina de coser, los alambres y todo... pero finalmente ha salido”.
Y es que no es fácil lidiar con la presión que el proceso de ideación y creación de una colección de moda conlleva. De dificultades en la ejecución de la misma a momentos de frustración o confusión, son muchos los retos a los que se ha de hacer frente. Los estudiantes de Barreira A+D llevan diez años demostrando tener las aptitudes necesarias para dedicarse a la moda y presentando sus resultados sobre las pasarelas. Y es que, como bien dice Domenech, todo es cuestión de tiempo, esfuerzo y gestión emocional. “Poco a poco lo he conseguido, con honestidad, pidiendo ayuda cuando lo necesitaba y dando gracias”.
Las flores también fueron protagonistas en la colección presentada por Enrique Ferrando, quien reconoce haberlas tomado como referencia, junto a los ciclos reproductivos de las plantas, a la hora de reimaginar los parámetros de la sexualidad en su proyecto Niwa Studio. “Las piezas surgen de la experimentación y la combinación de patrones opuestos, y de las distintas tensiones que ofrecen los hilos y las fornituras, obteniendo en la mayoría de casos un resultado totalmente “aleatorio”, nos comenta cuando le preguntamos por el proceso creativo, antes de emitir una contundente (y acertadísima) declaración. “Lo más bonito es experimentar y dejarse llevar por el proceso, y trabajar en función de los resultados en lugar de someter todo el proceso a un diseño o a un objetivo; sobre todo en estos tiempos donde todo cambia tan rápido y las posibilidades son infinitas pese a la incertidumbre”.
Los estudiantes demuestran no solo haber adquirido habilidades en lo que a ejecución de las piezas se refiere, sino también haber abierto los horizontes en términos de visión creativa y artística. De la sostenibilidad a la erradicación de las etiquetas de género, son muchos los temas que abordan a través de sus propuestas, demostrando estar al corriente de la realidad de la calle y haciendo de la moda una poderosa arma comunicativa. “¿Qué espero de mí?”, se preguntó Iris Martínez cuando empezó a dar forma a su colección. Un interrogante que fue desgranando a medida que trabajaba en su proyecto, en el que reconoce haber puesto el foco de atención en lo pequeño. “Me gusta creer que la memoria la conformamos día tras día, por eso decidí centrarme en fragmentos, vivencias y emociones. Porque volver atrás me ayuda a tener una dirección, me ayuda a saber quién soy. Me ayuda a saber qué espero de mí”, reconoce abiertamente.
Como no podía ser de otra forma, las emociones han sido una constante hasta que ultimó sus espectaculares creaciones. Piezas que, de acuerdo a la creadora, acabarán siendo olvidadas como la memoria. “Pero antes, ¿cuántos corazones habrá tocado?”, se pregunta. Una interesante reflexión que conduce a infinitas respuestas.
Samuel Muñoz nos plantea “un breve diálogo entre la piel y la cerámica” con su propuesta Kinjo, cuya motivación inicial era unir dos de las disciplinas que más le atraían en el mundo del diseño, la marroquinería vinculada al nuevo lujo y la cerámica. “Buscaba romper con las tipologías de accesorio que se nos ha impuesto, adentrándome en una fase de experimentación con el fin de dar lugar a un objeto que hasta ahora no tenía nombre ni forma,” explica. En sus respuestas advertimos un profundo proceso de documentación y análisis, así como contundentes conclusiones. “Los cimientos del proyecto y la inspiración de la marca tienen lugar en el desvelo producido por la Mono-ha, traducido literalmente como “Escuela de las cosas”. Una corriente artística acuñada en Japón entre 1960-1970. En un contexto socioeconómico marcado por la Segunda Guerra Mundial, Japón se sumergía en un proceso de crecimiento económico y de industrialización de los procesos,” comenta.
Porque, como bien dice Muñoz, “quien no arriesga no gana”. Y él tuvo que reaccionar con muy poco margen de tiempo en el proceso de creación de su propuesta. “El momento de producción de los prototipos se solapó con las vacaciones de Semana Santa, vacaciones en las que mantuve contacto con un 90% de los talleres de cerámica de Valencia y alrededores, que estaban de vacaciones, encontrándome con que no podía cocer las piezas cerámicas y no podría entregar a tiempo”. Finalmente, a base de determinación y actitud –dos habilidades fundamentales para todo creativo que se precie– lo consiguió.
Mención especial merece el trabajo de investigación presentado por la alumna Maricarmen Miñana, cuya naturaleza del proyecto no le permitió desfilar en la pasarela, pero sí estar presente en formato expositivo en la sala de exposición retrospectiva. “El valor de las palabras y de las segundas oportunidades es un proyecto introspectivo basado en la reconceptualización de un proyecto anterior llamado El valor de las palabras”, nos comenta sobre su obra, cuya visión se centra ahora en la generación de discursos relacionados con el paso del tiempo, las segundas oportunidades y la relación con su entorno. “Todo esto se materializa como una investigación textil, finalmente culmina en la creación de tendencias enfocadas a sectores creativos,” dice sobre el proyecto, el cual se cierra con la creación de un libro de tendencias donde se reflejan y aplican todas las conclusiones y procesos generados durante la investigación.
Por último, tan solo nos queda felicitar a todos y cada uno de los estudiantes participantes en Pasarela Barreira 2022, quienes, con la colaboración de Let’s Make Up School y 5.0 Models Management, así como de Yamaha Music School y Cervezas Alhambra, Hisense, MisterCorn, Revelarte, Tareca, Agua Eden y Pago de Tharsys, han vuelto a demostrar que la moda española, pese a la falta de ayudas y el insuficiente apoyo por parte de algunas instituciones, goza de muy buena salud. Ficha ya sus nombres, porque seguro que algunos de ellos dan mucho que hablar en los próximos años. Son Richard Segarra, Brenda Ibáñez, Alen Nedorea, Iris Martínez, Miriam Rodríguez, Mina Kocic, Manuela Feileco, Genoveva Hueso, Alba Domenech, Ainhoa Juan Gómez, Rudolf Andrei Iliescu, Teresa Sidney, Ángela Pérez, Esther Bruno, Víctor M. Bernat, Andrea Pachés, Valle Redondo, Blanca Jordá, María Alcácer, Conchín Garrigues, Alba González, Enrique Ferrando, Rubén Lifante, Samuel Muñoz, Sonia Puchau, María Díez, Pablo Ortega y Maricarmen Miñana.