¿Alguna vez has sentido recuperar el sabor a café de los caramelos de tu abuelo? – los del envoltorio metalizado verde, sí. ¿O has vuelto a encontrar el vaso plegable amarillo que llevaba siempre al parque? Charlar con Xavi Ceerre sobre su obra es algo así como desencriptar situaciones de un pasado lleno de primeras veces. Y tal y como él mismo afirma, con el tiempo las palabras se desvanecen y todo lo que permanece son las imágenes. Ceerre ha estado de expedición en los Estados Unidos y vuelve a Barcelona más cargado que nunca. El pintor presentará en las próximas semanas dos exposiciones en colaboración con otros artistas, cuyo contenido descubriremos más adelante.
¿Quién eres, de dónde vienes, qué haces?
Soy Xavi Ceerre, artista multidisciplinar, principalmente enfocado en la pintura. Ahora mismo vivo en Nueva York, aunque pronto volveré a Barcelona, donde tengo mi estudio y residencia habitual.
¿Qué impulso te invita a crear?
Sigo a mi instinto. Cuando me enfrento a un lienzo en blanco busco cosas sobre las que pueda reaccionar. Para ello suelo dejar que fluyan varios movimientos contra la superficie. Es un juego entre consciente y subconsciente. Uno reparte las fichas y el otro se encarga de moverlas.
¿Cómo sabes que has conseguido resolverlo?
Realmente no puedo estar seguro de ello hasta pasados unos meses. Normalmente hay un estado de la pintura en el que se alcanza una calma relativa, ese es un buen punto para dejarlo. De lo contrario no pasa nada, pero seguramente derivará en una nueva pintura – aunque mejor que esto pase en un lienzo nuevo, ¿no?
Trabajas con materiales y formatos muy diversos. ¿Qué simboliza el formato?
Cada material tiene unas cualidades intrínsecas, además de una carga emocional personal. Por ejemplo, en mi caso el metacrilato está estrechamente relacionado con mi infancia – el tangram, una serie de formas geométricas talladas en este material con las que solía jugar, y también mi abuelo enseñándome a leer los rótulos de la calle. Al mismo tiempo es un elemento urbano, de una época concreta y extremadamente resistente y bello. Algo similar ocurre con el resto de materiales, como el cemento, el plástico, el metal o la madera. Haciendo un símil musical, el material es al timbre lo que el color es al tono.
¿Trabajas por proyectos, conceptos, exposiciones? ¿Cuándo sabes que aquello que tienes entre manos acabará siendo una exposición?
Suelo trabajar por series, es una buena forma de organización. Algunas de estas series acaban en exposiciones, pero depende de la cantidad y la calidad.
¿Qué es arte?
Todavía no puedo responder con claridad a esa pregunta. Solo sé que es algo que muta y que está en la mente del espectador. También es un lugar.
“Cuando me enfrento a un lienzo en blanco busco cosas sobre las que pueda reaccionar. Es un juego entre consciente y subconsciente.”
Si arte es crear un lenguaje, ¿cómo vuelves a tu instinto más primario y autómata?
Imagino que esto ha sido un proceso de depuración. En mi opinión, las palabras se desvanecen, y quedan las imágenes. La tendencia estas últimas décadas ha sido a la conceptualización. Me he topado con gente que ya no es capaz de enfrentarse a una obra de arte sin un papel al lado que la explique. Bien, ¿qué tiene esto de universal? En cambio, volviendo al principio, a cuando nos guiamos más por impulsos y sensaciones, se abre un universo a la libre interpretación que me parece mucho más sincero.
Tal y como dices, el significado y la representación de aquello que se entendía como arte ha ido mutando de forma generacional. ¿Qué crees que será lo próximo?
El ‘haz lo que quieras’.
¿Qué crees que fascina y detesta al espectador de tu obra?
Creo que puede ser lo mismo. Mientras que para unos la ausencia de referencias reales o figurativas –o un significado claro– es algo que les incomoda, para otros precisamente resulta placentero que haya espacio para dejar volar la imaginación. De todos modos, esto es algo que te responderá mejor cualquier persona parada ante de una de mis obras.
Has trabajado con músicos del panorama hip-hop nacional. Teniendo en cuenta tu origen en la escena del graffiti, ¿qué papel tiene la música en tu actividad creativa y personal?
Tiene un papel protagonista. No es solo una de mis fuentes de inspiración, sino la forma en la que me enfrento a muchas de mis creaciones. Llevo desde los catorce años componiendo, y esto ha enriquecido mi forma de entender la pintura. Me gusta experimentar sentidos cruzados.
¿Ajustarse a lo imprescindible?
Sí, a veces no te queda otra. Es el precio a pagar por sacrificar una vida más cómoda en pro de ser coherente con uno mismo. Por hacer lo que uno quiere.
¿De qué forma afectan tales sacrificios a tu obra?
Imagino que afectan más a mi salud y bienestar que a la obra en sí. Hemingway decía que “con el estómago vacío los colores se vuelven más brillantes”.
“El material es al timbre lo que el color es al tono.”
¿Qué buscas en Nueva York?
A Nueva York me vine a ver qué es lo que está pasando ahora. Di con una serie de pintores que me parecen top y la mayoría de ellos trabajan aquí. También hay mucho dinero. Surgió como una de esas ideas locas hablando un día con Clara Rojas, y sin darnos cuenta ya habíamos comprado los billetes.
Tres palabras que sí en Nueva York y no en Barcelona.
La respuesta corta sería algo así como ‘Nieve, Brooklyn y Judíos Ortodoxos’. Otra más larga: una comunidad real de artistas, la posibilidad de ver en la obra de artistas importantes del panorama internacional casi a diario y la sensación de estar en el centro del universo.
Traes a la ciudad dos exposiciones: La caída de Europa, junto a la fotógrafa Clara Rojas (que se celebró el sábado 9 de diciembre), y Bad Gait, con el artista Joan Zuriguel. ¿Qué nos explicas sobre ellas?
La primera es una compilación de la producción artística que hemos producido aquí en Nueva York, y unas esculturas que van a recrear algunas de las sensaciones que hemos tenido. La segunda es una exposición interactiva que va a dejar a la gente con la boca abierta. Quienes quieran experimentarlo pueden venir el día 6 de enero a la 33/45 Gallery. ¡Sorpresa!