El pasado martes asistimos a Voices of Sónar+D for ME by Meliá, una serie de conversaciones entre José Luis de Vicente, comisario de Sónar+D, y un tecnólogo y artista invitado. En esta ocasión, la charla que tuvo lugar en el ME Madrid de la plaza Santa Ana contó con Xavi Tribó, director de tecnología del estudio Glassworks, que nos habló sobre cómo las ideas, los lenguajes y las herramientas de las nuevas comunidades creativas están teniendo un impacto que trasciende a la propia industria.
Después de cinco ediciones de Sónar+D –el congreso sobre tecnología, creatividad y negocio–, José Luis de Vicente, que además de comisario del evento es escritor e investigador especializado en el análisis de espacios culturales, compartió con nosotros algo más de este universo creativo y tecnológico con el fin de profundizar en el origen de un proyecto nacido del corazón de Sónar (que este año celebrará su 25º Aniversario en Barcelona), que ahora empieza un día antes del festival y se ha convertido un gran espacio de encuentro entre múltiples comunidades.
Para entender qué hay detrás de este evento, José Luis se remontó a los hitos que han marcado los últimos cincuenta años de historia tecnológica para responder a un conjunto de planteamientos entre la innovación y las comunidades creativas: “Si los artistas son una parte fundamental en este proceso, ¿qué papel están jugando? ¿Qué pasa cuando introduces a artistas en entornos de alta innovación como centros de investigación, instituciones científicas o grandes corporaciones tecnológicas? ¿Cuáles son las diferencias hoy en día entre el papel de los tecnólogos, desarrolladores, creadores, y emprendedores? ¿Hasta qué punto estos papeles representan a distintas o a las mismas personas?”
En su exhaustivo repaso no faltaron las referencias a Silicon Valley o Burning Man, incidiendo en la importancia de plataformas y festivales como soportes de procesos creativos de investigación y cooperación que alimentan los procesos de trabajo, de investigación y de desarrollo y que, de alguna manera, corrobora la idea que un espacio lúdico también puede ser un laboratorio.
Se habló de la democratización de la tecnología, de las nuevas inteligencias para generar conocimiento, de la revolución antidisciplinar –muy distinta a lo multidisciplinar–, la desaparición de las categorías arte, ciencia y tecnología tal y como las conocemos, y por supuesto, de la celebración del cuarto de siglo del festival de Barcelona con el proyecto Sónar Calling GJ237b, que tiene como objetivo enviar transmisiones sonoras a un exoplaneta potencialmente habitable, del cual se espera recibir respuesta dentro de veinticinco años, coincidiendo así con los cincuenta años del festival.
Durante el acto, que terminó con un cóctel en la terraza del hotel ME by Meliá con maravillosas vistas a la madrileña Plaza de Santa Ana, también pudimos disfrutar de un pequeño avance de la programación de esta nueva edición con la presencia de Ryuichi Sakamoto y Alva Noto, (colaboradores habituales), Zach Liebermnan, Paul Raphaël, Mat Dryhurst y Garaje Stories (y sus nuevas narrativas de realidad virtual), o la participación –algo chocante– de Niño de Elche (voz) e Israel Galván (baile). ¿Qué hacen dos vanguardistas flamencos en el Sónar? Tenemos ganas de verlo. Otra presencia muy esperada es la de la ingeniera de sonido Susan Rogers, quien trabajó mano a mano con Prince en sus discos más icónicos, y es directora del laboratorio de cognición musical de Berkley, en el que estudia cómo el cerebro procesa la música; así como los programas que presentarán Tactical Tech y Mozilla Foundation para hablar sobre el futuro de internet.
La próxima conversación tendrá lugar en Londres, también en colaboración con ME by Meliá, con el artista Memo Atken y Marie McPartin, directora de Somerset House Studios, expandiendo así los distintos horizontes creativos de una iniciativa basada en el diálogo y la reflexión sobre las infraestructuras de la música digital y el futuro de las experiencias audiovisuales.
Para entender qué hay detrás de este evento, José Luis se remontó a los hitos que han marcado los últimos cincuenta años de historia tecnológica para responder a un conjunto de planteamientos entre la innovación y las comunidades creativas: “Si los artistas son una parte fundamental en este proceso, ¿qué papel están jugando? ¿Qué pasa cuando introduces a artistas en entornos de alta innovación como centros de investigación, instituciones científicas o grandes corporaciones tecnológicas? ¿Cuáles son las diferencias hoy en día entre el papel de los tecnólogos, desarrolladores, creadores, y emprendedores? ¿Hasta qué punto estos papeles representan a distintas o a las mismas personas?”
En su exhaustivo repaso no faltaron las referencias a Silicon Valley o Burning Man, incidiendo en la importancia de plataformas y festivales como soportes de procesos creativos de investigación y cooperación que alimentan los procesos de trabajo, de investigación y de desarrollo y que, de alguna manera, corrobora la idea que un espacio lúdico también puede ser un laboratorio.
Se habló de la democratización de la tecnología, de las nuevas inteligencias para generar conocimiento, de la revolución antidisciplinar –muy distinta a lo multidisciplinar–, la desaparición de las categorías arte, ciencia y tecnología tal y como las conocemos, y por supuesto, de la celebración del cuarto de siglo del festival de Barcelona con el proyecto Sónar Calling GJ237b, que tiene como objetivo enviar transmisiones sonoras a un exoplaneta potencialmente habitable, del cual se espera recibir respuesta dentro de veinticinco años, coincidiendo así con los cincuenta años del festival.
Durante el acto, que terminó con un cóctel en la terraza del hotel ME by Meliá con maravillosas vistas a la madrileña Plaza de Santa Ana, también pudimos disfrutar de un pequeño avance de la programación de esta nueva edición con la presencia de Ryuichi Sakamoto y Alva Noto, (colaboradores habituales), Zach Liebermnan, Paul Raphaël, Mat Dryhurst y Garaje Stories (y sus nuevas narrativas de realidad virtual), o la participación –algo chocante– de Niño de Elche (voz) e Israel Galván (baile). ¿Qué hacen dos vanguardistas flamencos en el Sónar? Tenemos ganas de verlo. Otra presencia muy esperada es la de la ingeniera de sonido Susan Rogers, quien trabajó mano a mano con Prince en sus discos más icónicos, y es directora del laboratorio de cognición musical de Berkley, en el que estudia cómo el cerebro procesa la música; así como los programas que presentarán Tactical Tech y Mozilla Foundation para hablar sobre el futuro de internet.
La próxima conversación tendrá lugar en Londres, también en colaboración con ME by Meliá, con el artista Memo Atken y Marie McPartin, directora de Somerset House Studios, expandiendo así los distintos horizontes creativos de una iniciativa basada en el diálogo y la reflexión sobre las infraestructuras de la música digital y el futuro de las experiencias audiovisuales.