Un proyecto con el que, además de constatar que tienen puntos de vista e intereses comunes, JD Valiente y Sole Satana se han dado cuenta de que forman un buen equipo. Fiambre, publicado por No-Plata, se convierte en su primer trabajo en conjunto pero promete no ser el último. Cuando volvieron a Lorca, el pueblo que los vio crecer, el paso del tiempo había dado sus frutos: lo que antes pasaban por alto ahora les despertaba curiosidad e inquietud. Eso fue lo que ocurrió con la Pork Week, el tradicional evento ganadero que decidieron documentar a través de una mirada muy contemporánea. Personas y animales, una mezcla que les llamó la atención y que ha dado lugar a una obra plagada de tradición, humor y contrastes.
Lleváis a cabo el proyecto Fiambre en Lorca, localidad donde habéis crecido y estudiado. ¿Sois más partidarios de los temas con los que guardáis cierta cercanía?
Hasta ahora, los temas en los que hemos trabajado se han desarrollado en el entorno que nos rodea o la ciudad donde hemos vivido no porque seamos más partidarios de trabajar cosas cercanas sino porque siempre nos hemos ido adaptando a los medios de los que disponemos, ya sea económicos, de accesibilidad, movilidad… y así han surgido. Al margen de esto, sí que es verdad que nuestra forma de fotografiar es muy personal y cercana. A nosotros nos cuesta mucho tratar un tema desde una visión externa, objetiva, documental. En nuestro trabajo nos mostrarnos a nosotros mismos, nuestra personalidad y lo que pensamos acerca de lo que nos rodea, y eso se nota en el modo de fotografiar y editar.
Con Fiambre documentáis la Pork Week, un evento ganadero que se celebra en Lorca. ¿Por qué decidís convertirlo en el tema de esta serie fotográfica, que luego se ha convertido en un fotolibro? ¿Habíais pasado por alto este evento antes de llevar a cabo vuestro proyecto?
Este evento es algo que se lleva haciendo en Lorca desde que tenemos uso de razón. Ambos tenemos recuerdos de ir a ver a los animales cuando éramos pequeños y, quizás si teníamos suerte y nuestras familias nos lo permitían, volver a casa con un pollito o un pez de mascota. Lo cierto es que, en Lorca, no ocurren muchas cosas, así que la gente suele responder muy positivamente a cualquier evento que tiene lugar en la ciudad.
Nosotros nos marchamos muy jóvenes a otra ciudad, en la que estuvimos muchos años y donde nos convertimos en fotógrafos. Por motivos personales, nos vimos obligados a volver a Lorca y todo aquello que antes teníamos normalizado y no nos atraía en absoluto comenzó a despertar cierta inquietud y curiosidad visuales. Un ejemplo de esto fue la semana porcina; nos resultó algo muy curioso. Una mezcla de gente y animales que nos llamaba mucho la atención y que estéticamente nos gustó mucho. Hicimos una serie de fotos sin ningún tipo de finalidad y varios medios internacionales se interesaron en publicar nuestro trabajo. Más tarde, No-Plata nos propuso editar un fotolibro, así que nos lanzamos a ello.
Nosotros nos marchamos muy jóvenes a otra ciudad, en la que estuvimos muchos años y donde nos convertimos en fotógrafos. Por motivos personales, nos vimos obligados a volver a Lorca y todo aquello que antes teníamos normalizado y no nos atraía en absoluto comenzó a despertar cierta inquietud y curiosidad visuales. Un ejemplo de esto fue la semana porcina; nos resultó algo muy curioso. Una mezcla de gente y animales que nos llamaba mucho la atención y que estéticamente nos gustó mucho. Hicimos una serie de fotos sin ningún tipo de finalidad y varios medios internacionales se interesaron en publicar nuestro trabajo. Más tarde, No-Plata nos propuso editar un fotolibro, así que nos lanzamos a ello.
Habéis documentado algo tradicional de una manera muy contemporánea. ¿Cuales creéis que son los puntos fuertes de este contraste?
Nosotros somos jóvenes, tenemos una mirada actual y nuestro estilo es contemporáneo. Decidir documentar algo que consideramos más antiguo fue en cierto modo una declaración de intenciones. Somos de los que se quedan flipados cuando en una escena de acción en una película ponen música lenta o que no pega nada y queda maravillosamente bien. Pensamos que este tipo de contrastes, de alguna manera, ayudan a hacer que algo sea distinto, aportan fuerza a la narrativa permiten mostrar nuestra personalidad y, a su vez, que el espectador saque sus propias conclusiones.
Ambos trabajáis por separado, sin embargo, os habéis aventurado a hacer este proyecto juntos. ¿Cómo descubristeis que os complementabais bien? ¿Ha sido difícil el paso de trabajar en solitario a tener que contar también con el criterio del otro?
Estudiamos fotografía juntos, tenemos un estilo muy parecido, tenemos las mismas inquietudes y nos atraen temas muy similares, vivimos juntos y nos pasan las mismas cosas. Este proyecto fue lo que nos hizo darnos cuenta que deberíamos haber trabajado juntos desde hace mucho tiempo y que realmente somos un equipo. Ambos nos complementamos muy bien y todo fluye a la perfección.
Fiambre configura una crítica directa a la industria cárnica y pone en cuestión la vigencia de algunas tradiciones. Y, además, con imágenes muy crudas no aptas para vegetarianos convencidos ni gente aprensiva. Teniendo eso en cuenta, ¿fue difícil encontrar una editorial que lo publicara?
Fiambre es una sátira sobre el ambiente festivo y de celebración que se desarrolla en torno a esta feria. Realmente no pensamos que sea un libro no apto para vegetarianos, de hecho, ha tenido una acogida muy positiva entre público vegano. Fiambre, en general, no contiene imágenes duras, sino que en sus fotos se ve tradición, humor, una comparación humano-animal, mucha comida y un ambiente festivo. Los contrastes surgen al mezclar animales vivos y embutidos, animales, humanos, cerdos tristes y gente feliz y una foto final que te invita a volver a verlo con otros ojos. Evidentemente, hay una intencionalidad por nuestra parte, pero una cosa que nos caracteriza es que nos gusta que el espectador tenga la última palabra a la hora de interpretarlo.
¿Cómo disteis con No-Plata?
En ningún momento buscamos una editorial porque no pensábamos producir un fotolibro sobre este proyecto. No-Plata se interesó y nos gustaron su forma de trabajar, su mentalidad y su compromiso.
En la publicación, mediante la distribución de las imágenes, proponéis una comparativa entre humanos y animales. Más allá del componente crítico o caricaturesco que puede tener el símil,¿consideráis que somos tan diferentes?
No somos tan diferentes y, de hecho, posiblemente el peor animal sea el ser humano.
Más allá de los animales, hacéis hincapié en el comportamiento humano. ¿Qué aspecto de la conducta de quienes participaban en la escena os parecieron más sorprendentes, asquerosos, o loables?
Nos sorprendieron, sobre todo, los niños. Los niños tenían una mentalidad completamente distinta a sus padres. Miraban a los animales con mucha ternura, con admiración y respeto y, mientras tanto, sus padres les hablaban de ellos como si ya estuvieran muertos, con total falta de empatía, tanto hacia sus hijos como al animal vivo que tenían delante. Con expresiones tales como ‘Este cerdo está ya para hincarle el cuchillo!’ o ‘este tiene que estar buenísimo’, ver la cara de sus hijos mientras ellos decían aquello fue algo bastante chocante para nosotros.
Hay multitud de formas de hacer activismo, no obstante, os habéis decantado por la fotografía. ¿La crudeza de las imágenes hace que sea una fórmula más efectiva? ¿O simplemente os sentís más cómodos con lo visual porque es vuestro medio habitual?
Creemos que sería un poco atrevido por nuestra parte considerar que mediante la fotografía hemos hecho algún tipo de activismo. No obstante, entendemos que haya personas que así lo puedan considerar. Nuestras imágenes, como hemos expresado anteriormente, no creemos que sean crudas, más bien directas y cercanas, y pueden tener esa fuerza debido a la serie de contrastes que aparecen en el proyecto.
Vuestro fotolibro denuncia la realidad de la industria cárnica, sin embargo, más allá de esta publicación, ¿hay otras formas de activismo, relacionadas con esta cuestión, que pongáis en práctica?
Nuestro interés es sobre todo estético; tenemos una manera personal de abordar ciertas temáticas y una narrativa abierta que apuesta porque el espectador saque sus propias conclusiones, en ocasiones, guiadas y en otras, completamente abiertas. Pero no queremos dar un discurso cerrado o llevarlo al plano del activismo, sino que creemos que la narrativa tiene más fuerza cuando es el receptor el que piensa por sí mismo.
A pesar de la particularidad de vuestro proyecto, tradiciones y escenas costumbristas como la que documentáis han sido, muy a menudo, el centro de proyectos fotográficos. ¿Hay algún fotógrafo/a que haya documentado sucesos costumbristas a quien admiréis o hayas tenido como referente?
Pues a los dos nos encanta Ricardo Cases, por ejemplo, por nombrar a uno que nos pilla cerca. Pero ambos admiramos a muchísima gente y tenemos muchos referentes.
¿El éxito de este proyecto se ha convertido esta serie en el punto de partida para nuevas colaboraciones entre ambos?
Por supuesto, ya estamos trabajando en nuevos proyectos en conjunto.