Se llama Sila y no es sólo una marca de bolsos y complementos. Sila es sinónimo de calidad, funcionalidad y diseño. Mediante la sobriedad en el patrón y el Mediterráneo en su carta de colores, sus productos contienen la originalidad y el estilo necesarios para marcar la diferencia. Detrás de la dirección creativa se esconde Irene Sierra, una diseñadora gráfica que ha trabajado para marcas como Camper y que ha conseguido fusionar tradición artesanal con materiales industriales náuticos, los mismos materiales que definen a la marca. Para Irene, si tienes una idea, la técnica es solo una herramienta para poder plasmarla. En este caso, ella tuvo la idea, la técnica y mucho talento.
¿Qué es Sila? ¿Qué es lo que la caracteriza y define?
Es una marca de bolsos y complementos que parte de una idea clara: mezclar tradición artesanal con materiales industriales náuticos. El hecho de que detrás de la dirección creativa se esconda una diseñadora gráfica ha influenciado notablemente en el diseño de la colección, que se caracteriza por la sobriedad en el patrón y una carta de colores muy mediterránea.
¿En qué momento decides crear tu propia marca? ¿Qué fue lo que te llevó a dar este gran paso en un momento tan difícil para los jóvenes?
Aproveché un curso de calzado artesanal para hacerme un bolso con un material inusual que había encontrado y me gustaba mucho. Pronto me di cuenta que, con todas las imperfecciones que podía tener ese primer prototipo, lo llevaba cada día y había arrinconado al resto de bolsos en el fondo del armario. ¿Por qué? Era ligero, práctico, lo podía llevar de día y de noche, me lo podía poner cruzado a la espalda y tener las manos libres, si llovía no se mojaba y mucha gente empezó a interesarse por él. Volviendo a la pregunta, no decidí crear mi propia marca, ¡fue un accidente! (Risas).
Creación artesanal mediante materiales industriales. ¿Cuál es el proceso de producción?
Los proveedores de los materiales de Sila pertenecen al mundo de la náutica. Cuando empecé, buscaba un material con las propiedades de una lona plástica pero que fuera un tejido más interesante, amable y ligero. El tejido náutico con el que trabajo no está pensado para la confección de bolsos y complementos, así que suelo hacer muchas pruebas con el taller para ver qué tejidos sí se adaptan a lo que quiero. La colección se trabaja en dos partes: todo lo que es piel se manipula por un lado y, el resto del bolso, se confecciona en un pequeño taller a las afueras de Barcelona.
Teniendo en cuenta esta relación tan estrecha con el mundo náutico, ¿en qué medida tus diseños reflejan tu personalidad?
El Mediterráneo es un claro referente en la marca pero, una vez más, no ha sido algo premeditado. Cuando tienes un cliente, primero tienes que entender la filosofía de su marca para empezar a trabajar con él, pero cuando se trata de tu propia marca, lo primero es la intuición y, una vez está hecho, te ves reflejada sin ni siquiera haberlo buscado. Es una sensación muy especial.
¿Qué es aquello con lo que más disfrutas en el proceso creativo?
Vengo del diseño gráfico y la ilustración, este background tiene mucho peso en la marca. La imagen juega un papel muy importante y, en este sentido, la parte que más disfruto es el momento de crear el mundo que gira alrededor de cada pieza. Este imaginario es lo que fusiona la fotografía, el patronaje, el trabajo con el color, etc.
Algunos diseñadores tienden a ser más estéticos que funcionales. En tu caso, la estética de tus productos es sencilla pero muy bien cuidada y a la vez, los materiales que utilizas son muy funcionales, ¿qué es lo más importante para ti a la hora de diseñar un producto?
Un buen diseño lleva implícita la funcionalidad y la estética acaba de definir lo que queremos comunicar con él. Cuando diseño (ya sea trabajando el patrón, escogiendo fornituras o planteando el moodboard para la sesión de fotos) nunca me dejo llevar por caprichos y me quedo con lo esencial. No hace falta darle muchas vueltas, hay un momento en el que ves que eso funciona, que es lo que estabas buscando. En el caso de Sila, la selección de materiales está muy cuidada y en gran parte definen la marca. Las asas son de piel de vacuno cosidas, de esta forma el tacto es suave y la sensación es la de llevar algo blandito que se adapta al cuerpo. Detalles como el golpe seco del asa con el logotipo, el sello del bolsillo interior con las características técnicas del producto o el vivo del lateral, son elementos sutiles que hacen que algo aparentemente sencillo se perciba como un producto de calidad.
¿A qué tipo de mujer te diriges y cómo te gustaría que se percibiera Sila?
La primera colección se dirigía a un público femenino, pero dejando entrever la intención de continuar con piezas unisex. Aunque no ha hecho falta dar este segundo paso porque han habido muchos hombres que se han interesado por la marca, ¡y me alegra que así sea! Estamos en un momento en el que el público hace cada vez menos caso a las supuestas imposiciones. No quieren libros de instrucciones.
Siempre se ha dicho que los accesorios pueden convertir un look desacertado en uno acertado y viceversa. ¿Qué importancia tiene para ti un buen accesorio?
Seguramente esa afirmación sea cierta. Creo que es importante que los complementos no compitan con la vestimenta. En general tiendo a colores neutros y lisos, me gusta cuando llevo el bolso de la colección de Sila que es amarillo y azul marino porque se convierte en el protagonista. Sin embargo, si voy con estampados o colores más saturados, escojo el de color plata que acompaña discretamente el resto del outfit.
Si tuvieras que nombrar tres referentes en el mundo de la moda y el diseño que te hayan influenciado o sigan haciéndolo, ¿cuáles serían?
Es difícil quedarme solo con tres referentes, en general me suelo interesar por diseñadores o artistas que son capaces de sorprenderme con un trabajo aparentemente sencillo, sin mucha parafernalia. En este sentido, destacaría a Raf Simons por su capacidad visionaria, la elegancia al mezclar materiales y la coherencia en cada colección. Por otro lado, el trabajo de dirección de fotografía de Sven Nykvist, donde subrayaría el gusto exquisito y la simplicidad con que utiliza la luz y el color. Por último, Jacob Aue Sobol, por una fotografía directa, sin tapujos y su capacidad de crear escenas intrigantes con personajes sobrecogedores.
Después de haber trabajado para marcas como Camper y haber aprendido de uno de los grandes de la Ilustración como es Philip Stanton, ¿cuál ha sido el mayor aprendizaje que te has llevado durante estos años?
Con Philip Stanton se acentuó mi interés por la ilustración. Después de trabajar en su estudio decidí ir a Inglaterra a estudiar ilustración en London College of Communication. Camper me acercó al mundo de la moda y me dio libertad para experimentar, desarrollar mis habilidades y descubrir nuevas capacidades. Aprendí que si tienes una idea, la técnica es sólo una herramienta que te ayuda a plasmarla.
¿Cuál es la mayor dificultad con la que te has encontrado desde que empezaste con Sila?
Muchos talleres no se atrevían a trabajar con tejido náutico ya que puede resultar difícil de manipular. Después de probar varios de ellos, encontré un pequeño taller a las afueras de Barcelona y todavía hoy seguimos trabajando juntos. La buena relación con el taller juega un papel muy importante.
¿En qué estás trabajando ahora mismo? ¿Planes futuros inmediatos?
Hay varias cosas sobre la mesa. Por un lado, pronto habrán nuevas piezas con estampados que romperán la sobriedad de los primeros modelos. Por otro lado, estamos trabajando en nuevos accesorios, de momento tenemos ya a la venta unos tarjeteros que mezclan piel ovina con tejido náutico, ¡pero habrán más novedades! Una de las ventajas de ser una marca pequeña es que tienes mucho margen de improvisación y adaptación a las necesidades del consumidor. Esta libertad también te permite acercarte a otras disciplinas como la fotografía (la labor de la fotógrafa Bárbara Vidal es crucial para la imagen de la marca), la ilustración, el interiorismo o colaborar con escuelas de diseño.
Para finalizar. Dentro de un par de años te ves…
La magnitud de una marca te obliga aprender muchas cosas de distintos ámbitos a un ritmo muy acelerado, la única certeza que tengo es que en un par de años habré digerido todo este aprendizaje y eso se reflejará en la marca.
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