El amor que siente hacia el cine, especialmente el género documental, no es para nada nuevo. Hace más de veinte años, Sergi Doladé se embarcó en la misión de organizar un mercado de cine documental que diera un empujón hacia el éxito a proyectos del mediterráneo. Gracias a él y muchos otros profesionales, cientos de cintas independientes han podido salir a la luz del día.
Después tanto tiempo en el corazón de la industria, pocas personas pueden hablar mejor y más sinceramente del género que él. Ahora, para el vigésimo quinto aniversario del Medimed, que se celebrará en Sitges del 17 al 20 de octubre, Doladé nos habla sobre el proyecto al que ha dedicado tantos años y cómo funciona el mundo de los documentales, desde la financiación hasta la distribución.
Hola, Sergi, un placer hablar contigo. ¿De dónde nace tu interés por la cinematografía y el mundo documental?
El cine es el sitio donde encuentras todo aquello que has imaginado y no existe, mundos lejanos o cercanos, culturas desconocidas y realidades silenciadas. El documental es el género que nos acerca a cualquier lugar del mundo y que nos ayuda a formarnos una opinión propia sobre hechos reales de los que no tenemos más información. Supongo que mi interés tiene que ver con mi curiosidad por lo que a priori me parece incomprensible.
Te integraste en la dirección del Medimed desde su concepción. ¿Cómo era el mercado el primer año?
Fue a principios del año 2000. Tuve seis meses para crear de cero un mercado pensado para favorecer las relaciones profesionales entre productores y, sobre todo, para dar a conocer el talento de cineastas del Magreb y Oriente Medio a Europa y el resto del mundo. Por aquel entonces, las instituciones hicieron una apuesta muy fuerte por un nuevo proyecto que favorecía la idea de la Mediterraneidad.
Tuvimos la posibilidad de tener como sede el palacio Maricel de Sitges. Ese lugar histórico delante del mar y la personalidad de Sitges fueron claves del éxito desde el principio. Fueron años en los todo era posible y además crecimos al mismo tiempo en que el documental ganaba ventanas de emisión y ampliaba su público.
Desde que te uniste al Medimed, hace veinticinco años, ¿cómo ha evolucionado el mercado hasta su edición actual? ¿Qué cambios han sido los más significativos?
Todos estos años nos hemos adaptado a cada nueva circunstancia, pero la estructura y los objetivos siguen siendo los mismos. No hubiéramos podido ni imaginar que, después de celebrar la vigésima edición, tendríamos que repensar el formato para adaptarlo a un modelo digital en los dos años de pandemia. Un espacio de negocio en el que lo que más se valora es el intercambio entre personas de los siete continentes supuso todo un reto reproducirlo en formato online. Volver a la presencialidad fue un revulsivo, pero actualmente proponemos un programa híbrido. Hemos incorporado todas las ventajas de las tecnologías digitales para poder facilitar un mayor número de reuniones entre miembros de la industria antes, durante y después de los días oficiales del mercado.
¿Cómo se ha adaptado el Medimed al impacto de las plataformas digitales de streaming y el potencial alcance global que eso supone?
Las invitamos desde su creación, no solamente a las sesiones del Pitching Forum, sino a la Videoteca del mercado. Allí encuentran una selección de cuatrocientos nuevos títulos producidos en los países Euro-mediterráneos para posibles adquisiciones. Representan una porción muy importante del mercado actualmente y cada una ha ido definiendo su línea editorial y su público. Su aparición significó una gran noticia para los productores independientes y para los espectadores.
“El cine es el sitio donde encuentras todo aquello que has imaginado y no existe, mundos lejanos o cercanos, culturas desconocidas y realidades silenciadas.”
Llevas personalmente el Pitching Forum. Exactamente, ¿puedes explicarnos cuál es el objetivo de esta sección?
Es el centro neurálgico de Medimed. Un espacio más parecido a la bolsa, un mercado de abastos o una sala de subastas. Reúne todos los aspectos que más valoro de la profesión. Cada proyecto cuenta con catorce minutos donde se presenta frente a un panel compuesto por ejecutivos de televisión, representantes de plataformas digitales y fondos privados. El moderador dirige las intervenciones y crea el ambiente propicio para despertar interés por la propuesta. Siempre es muy emocionante comprobar las reacciones que genera un proyecto que has visto sobre papel. Se ha profesionalizado muchísimo con los años.
¿Cómo hacéis la selección de documentales para las diferentes secciones?
Cada año invitamos a destacados profesionales de la industria a formar parte del comité de selección de proyectos. Su decisión es completamente independiente, pero se rige por unos criterios comunes. Siempre es muy interesante analizar las evaluaciones de cada uno de ellos sobre un mismo proyecto. Para nosotros es fundamental que se valore no solamente la viabilidad comercial del proyecto sino el aspecto creativo y narrativo.
¿Qué peso tiene el mercado dentro de la industria del cine documental?
Formamos parte del circuito de mercados y foros de pitching internacionales que se organizan durante el año. Tenemos acuerdos de colaboración con otros festivales, entre los que se encuentran el festival Fipadoc en Biarritz, el Qumra en Qatar y Hotdocs en Toronto. Cada uno tiene su personalidad, su especificidad y responde a distintas necesidades del sector.
Medimed es reconocido por apoyar a directores y productores que desarrollen documentales en cualquier fase de desarrollo, producción o post-producción. Además, también por promover alianzas creativas entre profesionales de ambas orillas del Mediterráneo.
¿Puedes comentar algunos ejemplos de éxitos gracias al mercado? Quiero decir, documentales que hayan encontrado financiación o acuerdos con distribuidoras.
Seguramente has oído hablar de Baghdad on Fire del director iraquí residente en Noruega, Karrar Al-Azzawi, que ha ganado premios en festivales tan prestigiosos como el CPH DOX; o de Kubrick vs Kubrick, de Gregory Monro, ganador del Emmy al mejor documental en 2021 y que puedes ver en Filmin.
Otro exitazo internacional fue Land of Milk and Honey, que se hizo con el premio al Mejor Documental en la Seminci. Los primeros documentales de Neus Ballús, La plaga, y de Alba Sotorra, Game Over, también pasaron por el Pitching Forum, así como Wake Up on Mars, de Dea Gjinovci, que ha hecho un recorrido impresionante en los grandes festivales. La lista es muy larga porque, entre tú y yo, el 85% de los proyectos que seleccionamos se producen con éxito.
¿Qué es lo que puede llamar más la atención a los cineastas, productores e inversores?
En general suelen valorar las facilidades que les ofrecemos para que se encuentren a gusto y puedan interrelacionarse entre ellos sin demasiadas cortapisas. Partimos de la base de que no hay jerarquías entre ellos y todas las actividades se programan para que todos los delegados participen en igualdad de condiciones. Aunque todo pasa muy deprisa, intentamos que cada participante tenga la sensación de que está pasando algo interesante que le vaya a aportar conocimientos, información, opiniones útiles. Medimed es una experiencia profesional pero también cuidamos el aspecto humano.
“Actualmente, la mentira tiene mayores réditos, no solamente en los medios de comunicación sino en la sociedad. El documental tiende a buscar la verdad. No se me ocurre ninguna razón para ignorarla.”
¿Qué herramientas proporcionáis a quienes intentan entrar en el mundo documental?
Todas las que tenemos al alcance. Desde precios especiales para acreditarse, acceso a las Industry Talks para que conozcan de primera mano a los protagonistas de la industria y al Pitching Forum. Me interesa mucho que productores senior descubran nuevos talentos no solamente en el ámbito de la dirección, también de la producción. Proponemos un programa de mentoring entre seniors con carreras muy reconocidas en toda Europa y productores emergentes. El objetivo es que compartan experiencias profesionales y se inspiren para tener nuevas ideas, y pongan en práctica proyectos comunes.
Como profesional del medio, ¿cómo ves la situación actual del cine documental?
Desde un punto de vista de consumo, el público tiene muchas posibilidades de estar al día y tener acceso a los títulos más premiados y con mayor recorrido en festivales internacionales. Esto pasa en muchas partes del mundo, gracias a la labor de los festivales especializados, el intercambio y la co-producción de programas entre las televisiones públicas, que siguen teniendo un papel muy destacado. También ayuda el creciente interés por parte de nuevos públicos.
En cuanto al acceso a la financiación, es innegable que la dificultad es mayor que hace veinticinco años, pero también han aparecido formas alternativas de financiar cualquier obra artística, y el documental no se ha quedado atrás. Siguen siendo insuficientes los recursos públicos y sería de justicia que, sobre todo en España, tuviera mayor repercusión en los medios.
¿Crees que, en general, el cine documental cuenta con suficiente apoyo, tanto dentro como fuera de la industria, para seguir creciendo?
Suficiente es una palabra que detesto. Nada nunca es suficiente. Conformarse con lo que se tiene o con lo que se ha hecho no ayuda a avanzar. El apoyo nunca será suficiente porque las necesidades son cambiantes y la cuestión fundamental es tener capacidad de adaptarse. Si dejamos que todo sea valorado en términos cuantitativos o de retorno económico, vamos a cometer el error de perder la posibilidad de conocer voces diversas, realidades incómodas o incluso la verdad.
Actualmente, la mentira tiene mayores réditos, no solamente en los medios de comunicación sino en la sociedad. El documental tiende a buscar la verdad. No se me ocurre ninguna razón para ignorarla.
¿Cuáles son los principales desafíos, hoy en día, dentro de este sector?
El sector audiovisual en general sufre cambios cíclicos que tienen que ver con las nuevas tecnologías, los hábitos de consumo, las alternancias políticas, y por encima de todo, con la capacidad creativa no solamente de los directores y directoras, también de las productoras y productores. Los desafíos forman parte del negocio y, a la vez, de la condición humana.
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