No toma café, odia el concepto barista y presume de tener fama internacional. Marcos es el dueño de Satan’s Coffee Corner, la nueva cafetería de calidad de Barcelona situada en pleno barrio Gótico, a L’ Arc de Sant Ramon del Call, 11. Un veinteañero con gran seguridad en sí mismo que tiene muy claro lo que quiere, lo que tiene y lo que quiere conseguir. 
¿Por qué Satan? Por la intolerancia a la cafeína de Marcos. “Fue como hacer un trato con el diablo. Voy a estar tratando con un café buenísimo que sólo puedo probar. No es pasión pero lo encuentro fascinante”. La célebre frase, ¿cuánto cuesta un café? adquiere un nuevo significado. “Un café solo cuesta 1,70€ y, con leche, 2,20€. Creo que es el café más caro de Barcelona y estoy muy orgulloso de ello”, afirma contundente. Pero su elevado precio no es fruto de la coincidencia, sostiene que su carga de café molido es casi tres veces mayor que la de cualquier café normal, de esta forma, “construyes más cuerpo, que sepa más a café. Añadirle más información y sabor, es el buen café”. En resumen, ¿cuál es la diferencia? “Agua filtrada, limpieza, formación –el tío que te está sirviendo sabe lo que hace, si sale malo, sabrá que hay que tirarlo–, y café. Por eso cuesta más.”
“Digo no, muchas veces al día”. No sirve descafeinado, ni leche semidesnatada o desnatada, tampoco leche de soja y no tiene tazas de espresso. Sólo sirve leche fresca de vaca o vegetal. “No hay una gran diferencia en que te tomes una leche con un 8% de materia grasa o una leche UHT semidesnatada sin fecha de caducidad… Es mejor que te la tomes fresca”. El café no es ecológico pero tienen toda la información sobre el proceso, es un café de gran calidad y “no es una mierda”. “Aquí todo gira entorno al café. Sí, tengo cerveza, pero la servimos con café. La marca que utilizamos de birra es para crear una mezcla que vaya bien”. La comida también gira alrededor del café, dependiendo de los patrones de sabor de lo que sirven. “En este momento estamos trabajando un montón de cítricos, sobre todo con los cafés fríos. Tomarte una ensalada con café y que los sabores se complementen, ésa es la clave”. La cocina consta de ensaladas, tostadas y sopas, comida “para mantenerte vivo. Para desayunar es increíble: cereales con yogur, mueslis, pudding de chía…”. Una alternativa para huir del clásico menú del día, con precios que oscilan los 5 euros.
La cafetería lleva apenas un mes abierta, pero el proyecto ya lleva dos años de trayectoria aunque coexistiendo con otros locales. La primera etapa fue junto a Amy, de la tienda de regalos Grey Street, “los dos salíamos beneficiados, teníamos clientes diferentes que a la vez eran clientes potenciales del otro. No fue difícil hacerse con la fama del café”. Más tarde se trasladó al interior de una tienda de bicis hasta acabar teniendo su propio espacio. Asegura que desde un principio se había planteado la proyección de Satan aunque no tenía certeza de que el concepto fuese a funcionar. “No sabíamos cómo iba a reaccionar la gente a lo que estaba haciendo. En España no había ninguna cafetería que cumpliese estos estándares de calidad. En cambio, en otras ciudades europeas, en Australia o Japón sí que había empezado este movimiento”. Lo que comenzó con una pequeña inversión –sólo tenía maquinaria y alquilaba el espacio– ha evolucionado en una cafetería de amplios ventanales diseñada íntegramente por Marcos en la que el café es el gran protagonista. “Casi todo el espacio está pensado para que la gente no esté más de 10-15 minutos, quiero que haya rotación, además, no hay wifi”.
Gracias a sus dos años de trayectoria con Satan’s Coffee Corner ha conseguido “un nombre mundialmente”, la mayor parte de la clientela son expatriados aunque también gente local. A su vez cuenta con la visita de turistas del café. “Después de dos años trabajando me he convertido en muy famoso. Este es el sitio para venir a tomar café.” Cuenta con tarjetas de ciudadano como él las llama: cinco cafés, el sexto es gratis. “Entiendo que 2,20€ por un café con leche es caro pero me da mucha rabia que cobren 1,80€ por un café de mierda pudiendo pagar un poco más por uno bueno. Todo lo pongo en comparación con un cubata del Apolo, ¿qué cuesta, 8 o 9 euros?”. Considera el contacto directo y cercano con el cliente primordial, siente la necesidad de informarle. Es un valor añadido, “quiero que el precio que estás pagando esté en todo, tengo que justificar el precio. Mi café siempre tiene que ser bueno”.
¿Y de cara al futuro? “Me gustaría abrir más cafeterías en Barcelona. Quiero hacer buen café. Hay gente que viene exclusivamente aquí a tomarse un café, hemos conseguido un peregrinaje importante. Tostadores de Europa y Estado Unidos quieren trabajar conmigo pero yo trabajo con Joaquin –es el mejor– y con Right Side, que son mis tostadores y son de puta madre.”
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