Robot Festival significa electrónica experimental internacional, y me atrevería a decir que toda Italia lo sabe. Los únicos que faltan por enterarse somos el resto del mundo, aunque por suerte para nosotros, eso está cambiando. Robot destina esta edición tan especial al concepto de la Transición y plasma ahí su compromiso deontológico. “What is life if not a transition? Day and night. Inhale and exhale”, escribía Lyra Pramuk, artista insignia de la edición, en el manifiesto que dedica a esta edición. Te contamos los mejores highlights de la experiencia.
Robot es el ejemplo perfecto de lo que debería ser un festival electrónico europeo: un proyecto que integra su filosofía y principios con los shows, que se sirve de espacios urbanos, ecosostenibles y comprometidos. Un lineup consistente, que alterna grandes nombres con propuestas emergentes de igual altura y calidad. Ejemplo son los berlineses Modeselektor o Richie Hawtin, por primera vez en Bolonia desde hacía dieciséis años. Es la oportunidad de ver a figuras tan consolidadas y a la vez tan de nicho, las que atraen desde hace más de una década a los fans de todas las edades de la electrónica.
Pero Robot se centra en particular en dar espacios a nuevos nombres como a Evissimax o a la inclasificable Toccororo y su mezcla de guaracha y diáspora latina con vanguardia electrónica. A estas dos últimas pudimos disfrutarlas desde el escenario de Temporanea, nuestra mayor recomendación para los asistentes. Fue allí también donde asistimos al set de Upsammy, directa desde Países Bajos, que a través de los platos demuestra cómo la música puede convertirse en arquitectura y en una yuxtaposición de elementos sonoros.
Otro de los puntos más interesantes del proyecto es su relación con el espacio urbano. DumBO Binario Centrale es el sitio oficial del evento, un grandísimo pabellón postindustrial recubierto de murales de street art y graffitis que nada tiene que envidiarle a los clubes del norte de Europa. También en entornos excepcionales como el Oratorio di San Filippo Neri, un antiguo espacio religioso ahora reconvertido en centro cultural, donde pórticos y esculturas barrocas se integran con el espectáculo de luces y el sonido de Lyra Pramuk o Drew McDowall. También es destacable el venue de TPO (Teatro Polivalente Occupato), fundado en 1995 y vinculado desde sus orígenes a la causa activista y política. En TPO pudimos atender a los shows del último día y ravear entre pogos con LCY o Deli Girls.
Pero si crees que Robot únicamente abarca conciertos y sets, estás muy equivocado. Su programación adopta también una intención didáctica con Robot Learn, iniciativa desde la que se impartían workshops y conferencias. Siguiendo la línea dibujada sobre la transición, el foco de discusión se centraba en explorar nuevas propuestas más verdes, sostenibles, o preocupadas por la diversidad de género. No obstante, nuestra parte favorita es la que exploraba la intermediación entre el arte y la música, destacando en particular la instalación Transition de Stefania Kalogeropoulos y el artista sonoro Heith. Un proyecto multimedia diseñado específicamente para esta decimoquinta edición del evento que utilizaba la luz como mecanismo de exploración de la naturaleza, la fluidez, y la experiencia inmersiva.