Hay quien tiene múltiples talentos. De hecho, seguro que todos nosotros somos buenos en más de una cosa. Sin embargo, no todo el mundo es capaz de descubrirlo y explotarlo. Roberto Ruiz sí, y le va bien con todo: además de tener una cara bonita que le ha llevado a ser modelo y viajar por las principales ciudades del mundo, tiene un amor por la ficción, la literatura, y escribir que lo convierten en privilegiado. Y con tanto talento, decidimos que llevarlo al Custom Studio de Pepe Jeans era un plan ideal para que diera rienda suelta a su imaginación. Y no nos equivocamos.
Modelo, escritor, poeta, periodista, futbolista… ¿Qué no le gusta a Roberto Ruiz?
Las lentejas.
Intentado luchar contra los prejuicios, ¿por qué crees que se asocia una cara bonita con no tener ninguna cualidad intelectual? ¿No se valoran lo suficiente las habilidades de los modelos?
Los modelos comienzan a viajar por todo el mundo a una temprana edad; absorben las culturas de grandes capitales históricas, aprenden diferentes idiomas y conocen a personalidades interesantes. Viven de un modo que les obliga a enriquecerse de forma activa. La gente debería tener esto en cuenta. Además, las esperas en los castings son largas y a veces albergan más libros abiertos que en la cafetería de una facultad. Una vez encontré a una chica leyendo a Arthur Rimbaud. Era polaca. Tenía diecisiete años.
Como periodista, dejas el mundo deportivo para centrarte en el ámbito de la moda y de los eventos culturales. ¿Se trató de una apuesta personal? ¿Perdiste el interés en lo otro? ¿Tus circunstancias laborales y vitales condujeron a ello?
Yo diría que lo último, dado que el deporte sigue pareciéndome interesantísimo. Por eso me gustaría volver a escribir sobre fútbol, pero como si fuera literatura. Bueno, yo estoy convencido de que es literatura, solo hay que saber leerlo. Si lo miras de ese modo, verás que el fútbol se compone de relatos con gangsters, dioses, vaqueros, soldados, amantes y asesinos.
Has viajado por muchas ciudades pero vives en Madrid, ¿qué es lo que te gusta para establecerte aquí? Recomiéndanos tus sitios indispensables de la ciudad que, a poder ser, aún no hayan sucumbido a los flashes de los turistas.
Algo que me resulta emocionante de Madrid es que se trata de un reto para quienes venimos de fuera. Aquí te la juegas. Como una prórroga. Si ganas, te quedas. Si no, en el pueblo estarán esperándote. Eso hace que la ciudad tenga un motor rugiendo y contagiándote su fuerza. Para cuando puedes permitirte descansar, hay un secreto escondido en Calle de las Tres Cruces, número 12. Parece un edificio cualquiera, pero cuando llamas al timbre y Juan te abre, una alfombra roja cae escaleras abajo hasta llegar a una puerta de madera. Al cruzarla entras a un billar que te envuelve como una fiesta de Gatsby en los años 20.
Una rosa en el desierto es el título de uno de tus relatos relato cortos que trata sobre la agonía y el alivio de la muerte. Creo que este registro basado en encontrar la felicidad en la amargura es el que más se desprende de tus textos. ¿Opinas lo mismo? ¿Cuáles son tus referentes?
Me gusta proponer escenas desoladas para probar que en ellas también hay belleza. Como un ejercicio para aprender a disfrutar las estéticas oscuras cuando lleguen. De hecho, creo que a ello me ha educado la literatura norteamericana de Nic Pizzolatto, Truman Capote, Raymond Carver o Cormac McCarthy.
No obstante, cuando escribes sobre moda, el tono es más desenfadado. Menos nostálgico y puede que más optimista. ¿A qué responde este cambio de estilo?
Cuando viajas como modelo aprendes que la moda es demasiado abstracta como para tomártela en serio.
También has escrito un par de films cortos promocionales para Dior y Oliver Abott. ¿Qué diferencias encuentras con escribir relatos? ¿Con qué te sientes más cómodo?
El fashion film me parece el formato total. Aparea la moda, el cine, la fotografía, la música y la literatura. Y todo ello en pocos minutos. Además, la gente lo consume. Aunque sigue un proceso creativo distinto a la intimidad de la escritura, me gusta ver relaciones. Por ejemplo, ya que el máximo poder del fashion film es el contenido visual, la literatura también genera imágenes, con la ventaja de que no son impuestas y el lector ha de construirlas a través de su imaginación y experiencias. Kafka se peleaba con todos los editores para que no dibujaran la cucaracha en la portada. Quería que fuese un monstruo personalizado.
¿En el futuro te ves más trabajando como periodista o desarrollando una carrera literaria?
En clase, con la objetividad me aburría mucho y con la ficción me lo pasaba bomba.
De momento, podemos ver que la customización que has hecho en esta colaboración con Pepe Jeans, la dedicas a tu relato, Una rosa en el desierto, ¿cómo ha ido la experiencia? ¿Habías customizado antes otras prendas?
Me ha sorprendido que puedas hacer lo que quieras. La customización de Pepe Jeans ofrece cantidad de posibilidades, por lo que cuentas con total libertad creativa. De hecho, pude elegir la silueta de la rosa que simboliza el relato de una foto que yo mismo tomé sobre un suelo desértico. Además de que la experiencia en el taller es muy guay.
¿Qué crees que aporta la customización a una prenda?
La haces tuya y en ella puedes plasmar algo especial, importante o simbólico. Al fin y al cabo la moda es una extensión de uno mismo y no se me ocurre mejor forma de hacerlo.
¿Nos cuentas cuáles son tus proyectos para los próximos meses?
Tengo algunas campañas, films y encargos literarios. Por ejemplo, como veo que es la última pregunta, ahora me pondré con uno de ellos que me resulta especialmente sugerente por su atmósfera: el misticismo de los coyotes en el desierto.