Nickolas Muray (Hungría 1892 - Nueva York 1965) llegó a Estados Unidos movido por sus dos grandes pasiones: la aviación y las mujeres. Con solo veinticinco dólares en el bolsillo empezó su carrera como fotógrafo que le llevaría a publicar en revistas como New York Tribune o Harper’s Bazaar y trabajar como fotógrafo publicitario para Coca Cola o Lucky Strikes. Ahora el Pera Museum de Estambul exhibe una muestra suya sobre el glamour y la época dorada de Hollywood.
Retrato de un fotógrafo se puede ver en el Pera Museum hasta finales de abril, una cita obligada que disfrutará todo amante de la fotografía y el glamour. La exposición muestra la trayectoria de Muray, pasando por sus inicios como fotógrafo de bellas trapecistas y bailarinas de circos ambulantes hasta llegar a los retratos de conocidas estrellas del Hollywood como Elizabeth Taylor, Joan Crawford o Marilyn Monroe.
A finales de su carrera se convirtió en fotógrafo comercial centrándose en el color. "Se ha llegado a un grado de técnica suficiente para revolucionar la página en color", de este modo fue como justificó su inicio en el mundo del color ya que hasta el momento solo había usado blanco y negro y las revistas contenían una "ocasional" página en color. "Para un fotógrafo el color es un medio fascinante y desafiante", añadía a principios de los años cuarenta.
En la exposición, el amarillo protege los delicados y pequeños retratos de una generación de artistas de Hollywood que quedan a la sombra de una gran figura: Frida Kahlo. Ella causa furor en la sala. Los espectadores examinan atentamente su famoso entrecejo mientras se preguntan si Nickolas Muray y ella tuvieron un romance.
Murray conoció a Kahlo antes de que ella adquiriera su fama y reconocimiento como artista. En un viaje fortuito a México coincidió con ella y le sacó las primeras instantáneas. Frida le regaló el famoso cuadro "Autoretrato con un collar de espinas y besa-flor" que, una vez de vuelta en Nueva York, colocó en su salón para admirarla día tras día. Nunca se separó de este cuadro. Aunque Frida estuviera casada con el muralista Diego Rivera, intuía que su historia no acabaría así. Diez años mas tarde, después del divorcio de la pareja mexicana, fue cuando Nickolas Muray y ella empezaron a vivir un intenso romance y Frida pasó a ser su musa.
"La fotografía, afortunadamente para mí, no ha sido una profesión, si no una manera de relacionarme con distinta gente, para entender la naturaleza humana y recordar, si es posible, lo mejor de cada individuo", Nickolas Murray.
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