Audaz, visionario e inquieto. Ramón Esteve se acerca al diseño con la genuina ambición de crear un diálogo entre un espacio y las personas. Su carácter mediterráneo, su rigor y su pasión por la arquitectura contemporánea y el diseño son los motores con los que crea lugares y objetos singulares: espacios con alma que hacen de lo cotidiano una experiencia. Huyendo de un código de estilo y empezando cada obra de una manera diferente, ha conseguido que cada proyecto tenga su propio carácter. Desde Valencia, Ramón Esteve comparte con nosotros su inclinación y vocación por su trabajo.
En 1991 comenzaron tus primeros proyectos. ¿Cómo nació Ramón Esteve Estudio? ¿Qué es lo que recuerdas con más cariño?
Cuando decides ser arquitecto no sabes exactamente a lo que te enfrentas. Lo vas descubriendo poco a poco pero cada día es más fascinante. Fundé Ramón Esteve Estudio hace 25 años. Tenía muchas ganas de hacer cosas y a referentes como Wright, Le Corbusier o Mies como modelo. Pensé que mi vida tenía que ser tan emocionante como las suyas y me lancé a la aventura. Empecé haciendo proyectos de pequeña envergadura pero siempre abordándolos con la misma pasión, involucrándome en los procesos de fabricación y resolviendo hasta el último detalle para que los espacios transmitiesen algo. Recuerdo aquellos años con mucho cariño. El máximo retorno fue y siempre será, la felicidad de las personas que habitan los espacios que construimos.
A través de Lugares donde apetece vivir centras tu trabajo en barrios residenciales dándoles mayor trascendencia. ¿Por qué esa especial inclinación a este tipo de espacios?
Me siento muy cómodo con la arquitectura residencial. Me resulta muy interesante poder expresar a través de ella mi forma de ver la vida. Además, se establece una relación personal con el cliente y surge la posibilidad de generar universos únicos y personalizados. De alguna forma creamos escenarios que emocionan y que conectan con la vida de aquellas personas que los habitan. Como arquitecto siempre he buscado crear lugares con alma. En las viviendas el reto es conseguir que cada proyecto tenga su propio carácter. Me enfrento a los proyectos buscando unas constantes que le den continuidad, huyendo de un código de estilo.
“Hoy el estudio es un lugar donde arquitectos, diseñadores y creativos trabajamos juntos en el desarrollo de proyectos con carácter”. ¿Cómo definirías ese carácter?
En nuestro día a día nos aseguramos de hacer de nuestra idea clave, Lugares donde apetece vivir, una realidad. Hablamos mucho y compartimos ideas entre nosotros con el fin de alcanzar una visión global de los proyectos. Por otro lado, siempre se ha dicho que mi arquitectura tiene un fuerte carácter mediterráneo, cosa que me encanta. Es una fuente de inspiración. Para mí el Mediterráneo es la referencia constante de una cultura milenaria.
¿Podrías definir en una sola palabra el estilo Ramón Esteve Estudio?
No sigo un patrón establecido o una especie de código de estilo. Intento que cada proyecto sea una obra única que dependa de la combinación de factores propios, relativos a mis inquietudes, a la línea de investigación que lleve en ese momento y a factores externos como pueden ser el lugar, la cultura o los clientes. Por supuesto mi arquitectura es contemporánea, pero más que de estilo o etiquetas yo hablaría de conceptos y sistemas. Tiene que ver más con una actitud que una formulación repetitiva y reconocible a simple vista. Cada proyecto es un nuevo reto creativo.
¿Cómo acostumbráis empezar y seguir adelante con el desarrollo de un proyecto?
Los futuros clientes suelen acudir al estudio por relación directa con gente con la que ya hemos trabajado o bien porque han visto nuestros proyectos en la web, en publicaciones de prensa, etc. En el estudio cuidamos tanto el proceso como el resultado, volcándonos en los detalles y el desarrollo completo de una idea, desde el minuto uno hasta su materialización. Además, en la mayoría de los casos, se establece una relación muy próxima con el cliente. Siempre comienzo mis proyectos rayando todo lo que tengo a mi alrededor, normalmente en los lugares y momentos menos apropiados. El proceso suele ser, tanto en arquitectura como en diseño, mediante esos croquis a mano alzada, utilizando lápices de color o acuarelas. Posteriormente, cuando tengo una idea potente, comienzo a dimensionarla y sigo imprimiendo y corrigiendo a mano sobre los planos. Así han nacido la mayor parte de nuestros proyectos, tanto las obras de gran envergadura, como las viviendas unifamiliares, como Casa Sardinera.
De entre vuestros proyectos, destacan Hospital La Fe de Valencia, Casa Sardinera, Jaume I, Príncipe Felipe... ¿cuál sería tu predilecto?
Estoy muy satisfecho de todos mis proyectos y en todos pongo la misma ilusión. Los edificios públicos de gran escala como los hospitales, bibliotecas o centros de investigación han sido retos muy motivadores. Pero es cierto que los proyectos con los que más conecto son con los de pequeña escala, como las viviendas residenciales o el diseño de producto.
Nos llama la especial atención Salsas Lolita, producto artesanal de extrema calidad. ¿Cómo nace este proyecto?
Podríamos decir que fue uno de nuestros primeros proyectos de diseño gráfico y de presentación de producto. Un trabajo muy interesante que llegó de la mano de uno de nuestros clientes y que de algún modo nos sirvió de inmersión en el mundo del packaging y de tanteo para futuros trabajos. Desde el principio se buscó una imagen moderna y depurada pero que conectara con la idea de un producto tradicional. Toda la imagen gráfica crece alrededor de esa idea.
¿Cómo combinas tu máxima claridad, sencillez, orden y armonía mostrada en cada uno de tus proyectos con tu día a día en el estudio?
No tengo ninguna metodología, nunca empiezo una obra de la misma manera. Voy trabajando en las cuestiones dimensionales y prácticas hasta que encuentro un elemento que pueda generar una idea, una ley o un orden que le de carácter y enlace todos los elementos que conforman el proyecto. Mi objetivo es buscar su alma. Cuando eso sucede, cobra vida propia, me marca sus leyes y yo me dedico a seguirlas. Entonces ya tengo una obra.
Hablemos de 3D en el diseño y realidad virtual, ¿hasta qué punto crees que podría ser beneficioso para la arquitectura en términos de efectividad, calidad y resultado?
El futuro de la arquitectura es, sin duda, apasionante. La búsqueda de la innovación y la aplicación de las nuevas tecnologías favorecen la proliferación de nuevos proyectos interesantísimos. Hasta las propuestas más continuistas van evolucionando gracias a las nuevas tecnologías. Estoy seguro de que dispositivos como la impresora 3D van a revolucionar los estudios y su forma de trabajar.
Abarcáis ya una proyección internacional extensa: Italia, Krasnapolsky, China (Hangzhou). ¿Qué camino os gustaría seguir en el Estudio?
Afortunadamente, el Estudio sigue creciendo tanto a nivel profesional como personal. Podemos presumir de un equipo humano cada vez más grande y retos más ambiciosos. La intención es seguir ese mismo camino, en continua búsqueda de la excelencia y con la vista puesta más allá de nuestras fronteras. En mi opinión, la sociedad demanda cada vez más el diseño y la arquitectura moderna, el entorno natural ha madurado y nos encontramos una mayor acogida del lenguaje contemporáneo.
Sin duda, estáis en continuo desarrollo y crecimiento ¿tenéis ahora algún proyecto entre manos que queráis compartir con nosotros?
Sólo cojo proyectos que me resulten realmente estimulantes. En el campo del diseño hemos desarrollado nuestra primera colección para la marca italiana Talenti y estamos desarrollando varias piezas de mobiliario para Vondom, además de llevar la dirección artística de la firma. Sin ir muy lejos, en diciembre presentaremos el nuevo showroom de la marca en Miami. En lo referente a la arquitectura, tenemos entre manos un edificio de oficinas, un hospital, un restaurante y varios proyectos más que nos hacen especial ilusión y que pronto podremos anunciar. Y por supuesto, seguimos trabajando en las viviendas unifamiliares, ampliando horizontes tanto geográficos como creativos.