Conocemos el mundo de Pràctica, la propuesta de diseño gráfico y dirección artística de Javier Arizu, Anna Berbiela, Carlos Bermudez, Guillem Casasús y Albert Porta. Y es que a veces cinco son multitud, pero también pueden formar un gran equipo y así lo demuestran sus proyectos llenos de color, concepto y creatividad. Hablamos con las cabezas pensantes de Pràctica sobre el nacimiento del proyecto, su día a día en el estudio, sus logros y, cómo no, de algunos de sus últimos trabajos.
Antes de nada, habladnos un poco de vosotros y cómo os conocisteis.
Pràctica esta formado por Javier Arizu, Anna Berbiela, Carlos Bermudez, Guillem Casasús y Albert Porta. Anna, Javi y Guillem estudiaron juntos en EINA y coincidieron con Carlos y Albert en Mucho. Durante unos cuatro años trabajamos todos allí hasta que poco a poco fuimos probando nuevos destinos. Albert fue el primero en irse, con Màrius Zorrilla, después Javier se marchó a Nueva York a trabajar en el estudio de Stefan Sagmeister y luego en Pentagram, Anna a Londres en el Studio Blackburn, y Guillem a SCPF. Carlos siguió en Mucho hasta dar el salto directamente a crear Pràctica.
Pero venimos a hablar de Pràctica, ¿qué es exactamente? ¿Cómo surge la idea de crear un estudio colectivo?
Todo ha fluido de un modo bastante natural y espontáneo. Desde que coincidimos en Mucho hemos estado trabajando entre los cinco en proyectos paralelamente a los del estudio. Simplemente ha llegado el momento de ponerle nombre a algo que ya existía.
¿Por qué Pràctica? ¿Alguna anécdota curiosa detrás del nombre?
La verdad es que no fue un parto fácil. Normalmente vivimos este momento desde el otro lado, trabajando en proyectos de identidad donde entra en juego el naming. Vivirlo en primera persona fue una experiencia interesante. Trabajamos de forma conjunta con Xavi Grau, de Nom Nam, y Pilar Gorriz para encontrar nuestro nombre; de los muchos que salieron, Pràctica es con el que nos sentíamos más representados. Pràctica es aprender y experimentar. Es el proceso para alcanzar la perfección, el proceso a través del cual llegamos al resultado final, y en el que hacemos especial énfasis a la hora de crear.
Decidís montar una sede en Barcelona y otra en Nueva York. ¿Por qué? ¿Cómo funcionáis con un océano de por medio?
Somos cuatro socios en Barcelona y uno en Nueva York, ya que Javier, de momento, vive allí. Nos aprovechamos de esto porque nos abre puertas y así abrirnos paso a otro tipo de encargos y clientes. Normalmente tenemos videoconferencias con Javier un par de veces por semana, pero lo que es realmente fijo es un flujo constante de propuestas e ideas a todas horas, ¡y deshoras! Whatsapp, Instagram, Skype, Slack, Hangouts, etc.
El trabajo en grupo suele ser enriquecedor, pero también plantea una serie de retos como el de quién hace qué. ¿Qué roles suele adoptar cada uno? ¿Soléis organizaros siempre de una manera igual o más bien os gusta experimentar en cada proyecto?
A decir verdad, estamos aún adaptándonos. Estamos buscando la mejor fórmula para conseguir los mejores resultados. Hoy en día seguimos más o menos estas pautas: cuando uno recibe el briefing lo comparte con todo el equipo. Esta primera fase de conceptualización, que creemos que es la más importante, la hacemos todos juntos y así salen ideas que no conseguiríamos si trabajáramos de manera individual. Una vez presentada la propuesta repartimos tareas. Todos tenemos puntos fuertes y puntos débiles, conociéndolos y siendo honestos con nosotros mismos conseguimos adjudicar cada parte para que salga el proyecto lo mejor posible.
Y, por otro lado, ¿seguís algún tipo de proceso creativo a la hora de llevar a cabo un proyecto desde cero? ¿Tenéis alguna manía o rutina al poneros en marcha?
Básicamente nos lo cuestionamos todo, el cliente, el brief y hasta a nosotros mismos. Solemos llegar a la idea a partir de la discusión. Nos pasamos gran parte del tiempo preguntándonos y debatiendo hasta que encontramos la idea que funciona en cada proyecto.
En 2017 os galardonaron con un Laus de Oro por vuestro trabajo en la portada de Don Alonso de Suquía. ¿Resultó una inflexión para vosotros o no es más que el inicio? ¿En qué consistía el proyecto?
Nos hizo mucha ilusión, la verdad. Se trataba de un encargo muy pequeño, una edición limitada de una novela caballeresca donde el cliente nos dejó plena libertad. El hecho que se tratara de un tiraje muy pequeño nos daba la oportunidad de intervenir cada pieza. Al final acabamos vinculando el concepto que queríamos comunicar con la técnica de producción. Intervenimos cada cubierta con un corte distinto, sugiriendo de un modo muy plástico las hazañas del protagonista además de conseguir que cada libro fuese único. Más que un punto de inflexión lo vimos como una oportunidad para ganar visibilidad y reconocimiento.
Sois un estudio de diseño y dirección de arte, por lo que habéis realizado todo tipo de proyectos: desde la creación de la identidad de restaurantes y eventos al diseño de portadas de discos. Y todo esto lo combináis con proyectos personales. ¿Qué aporta este concepto, esta manera de ser, al colectivo? ¿De qué tipo de proyectos estamos hablando?
En el día a día nos encontramos con clientes que, al fin y al cabo, tienen ciertas necesidades y, de algún modo u otro, nos tenemos que regir por ellas. Con los proyectos personales no tenemos estos límites y podemos dar rienda suelta a la experimentación. Experimentando encontramos nuevos caminos, nuevas maneras de formalizar ideas y, además, estos resultados pueden llegar a aplicarse a futuros proyectos comerciales.
Como equipo creativo sois uno, pero en el fondo estamos hablando de cinco cabezas pensantes. ¿Con qué tipo de trabajos o encargos disfrutáis más personalmente? ¿Y cómo equipo?
A título personal está claro que hay preferencias y eso hace que nos repartamos un poco tareas a conciencia para conseguir el mejor resultado. Como equipo nos satisfacen todo tipo de proyectos, pero con los que realmente disfrutamos son aquellos que a parte de resolver el problema del cliente aportan gráficamente algo nuevo tanto en su sector como en el nuestro.
Trabajáis por ordenador, pero también tenéis proyectos más artesanales, como el que realizasteis para la portada del libro antes mencionado, así como para crear la identidad de Canela Fina, un espacio gastronómico, por ejemplo. Para ellos usasteis tinta y moldes que iban desde letras a un pulpo pasando por una lata. ¿Nos podéis hablar un poco más de este proyecto? ¿Cómo surgió la idea?
Canela Fina es un espacio gastronómico ubicado en una antigua fábrica en el centro de Barcelona. Es un espacio donde puedes aprender, cocinar, probar y, sobre todo, experimentar con la gastronomía. Bajo el concepto de ‘experiencia’ desde un punto de vista temporal y sensorial, nos adueñamos del uso de manchas como representación del rastro de una experiencia gastronómica. Con esta idea logramos resolver todos los elementos de comunicación mediante un solo procedimiento: el Gyotaku, una antigua técnica de impresión japonesa que utiliza elementos físicos como patrón de impresión. En el Gyotaku se suelen usar alimentos, pero nosotros usamos esta técnica para solucionar todas las necesidades del proyecto, desde tipografía, utensilios de cocina, instrumentos musicales, etc.
Eso me lleva a pensar no solo en la elección de si hacerlo a mano o por ordenador sino en los materiales y las técnicas en sí. ¿Cómo se toma esta decisión? ¿Hay algún material o técnica por la que sintáis predilección? ¿Y alguno que os haya sorprendido especialmente?
Para nosotros la técnica que usamos en cada proyecto viene dada por la idea. Un buen ejemplo de ello es el último proyecto que hemos realizado: Gravient. Se trata de una empresa de realidad virtual y aumentada que nos pidió desarrollar su identidad. Su principal objetivo es hacer un uso creativo de la realidad virtual con fines comerciales. Creamos una identidad tipográfica e interactiva con la que solucionamos todas las necesidades que tiene el cliente. La forma de la tipografía varía según el punto de vista desde el que lo estás mirando.
Para ir cerrando, ¿algún proyecto del que nos podáis hablar? ¿Qué le depara el futuro próximo a Pràctica?
Estamos trabajando con Josper, una empresa de hornos de brasa; para Hidraulik creando una serie de alfombras para su nueva línea; el diseño de un libro de Tanit Plana con Pablo Marfà; hemos diseñado un lettering para el último videoclip de Bad Gyal, etc. Ahora mismo la verdad es que tenemos bastantes proyectos en curso y todos ellos muy dispares y eso es lo que más nos motiva.