¿Cómo es la industria de la moda en Perú? ¿Qué cánones de belleza rigen las campañas publicitarias y las editoriales de moda? ¿Qué rasgos, valores y actitudes se buscan en aquellas personas que se dedican al modelaje? En esta historia a medio camino entre la editorial y el documental, el fotógrafo Diego Bendezu y la estilista Lisseli Santos nos transportan a las calles de Lima, la capital del país, y nos descubren a ocho talentos que están cambiando la cara, el cuerpo y la voz de una industria con mucho trabajo por delante.
Lola, Alvaro, Francesco, Nicoleza, Diana, Chris, Chio y Leonela, lxs protagonistas de esta historia, llegaron al modelaje por varios caminos: algunxs lo hicieron por probar cosas nuevas, otrxs por recomendaciones de amigos, a algunxs les contactaron marcas y fotógrafos, y otrxs, incluso se pusieron delante de la cámara por casualidad. Y hasta día hoy, aquí siguen. Sus historias son tan ricas y diversas como ellxs mismxs, pero lo que aportan a la industria de la moda peruana es frescura, originalidad, orgullo y, por supuesto, belleza.
Todxs coinciden en que hay mucha gente talentosa trabajando en Perú pero que, por falta de herramientas y recursos, es difícil trabajar y retener el talento. También tienen que enfrentarse a prejuicios y estereotipos muy arraigados en el colonialismo y el colorismo. “Considero que la sociedad no está preparada para admirar lo que realmente somos como latinoamericanos, ya que está acostumbrada a ver los típicas personas blancas” denuncia Chio. “Hay muchas personas talentosas que trabajan muy duro en la industria pero siempre suelen elegir a personas hegemónicas y blancas” coincide Chris. “Son algo que nos limita mucho para crecer y nos encierra en una burbuja de negatividad” concluye Francesco sobre esos ideales tan alejados de la realidad diaria de Perú.
Sin embargo, también admiten que, muy lentamente, estos paradigmas están cambiando. “Creo que aún nos queda mucho por avanzar y deconstruir respecto a los ideales de modelos aquí en Perú y en Latinoamérica, pero veo cada vez más gente intentando romper con eso y mostrando más perfiles diversos” nos dice Lola. “Es cierto que esta situación está cambiando. Sin embargo, aun se mantienen ciertos estereotipos tanto en contextura como en rasgos faciales” dice Leonela, quien nos confiesa que dejó de modelar debido a que “al recuperarme de problemas alimenticios mi cuerpo ya no era parte del estereotipo”. Y como bien reflexiona Diana, “Perú y Latinoamérica en general tienen mucha diversidad y talento, pero no veo que lo aprovechen al máximo”.
Los cambios, ya lo sabemos, no llegan de un día para otro. Se van cocinando a fuego lento hasta que se infiltran por todas las capas de la sociedad. Es una tarea ardua pero muy necesaria, en la que todas las personas y agentes implicados deben aportar su granito de arena. El refrán dice que la esperanza es lo último que se pierde, y este grupo de modelos lo tiene claro: el futuro es prometedor.