Desde que se proclamara vencedora del premio EGO en 2013, su trabajo se ha centrado en la experimentación con colores y texturas, pero sobre todo, ha habido aprendizaje y superación, no en vano hace unos días la primera edición de los Premios Moda-Fad le otorgaba el Premio al Talento del Año. Para FW18 la diseñadora presenta una colección corta pero intensa que gira al rededor de lo absurdo, lo ficticio y lo utópico. El universo utópico de Pepa Salazar sería una verdadera escena cultural creativa, plural y de calidad: ella sí que cree en la posibilidad de alcanzar ese horizonte idílico.
La última vez que te entrevistamos acababas de ganar el premio EGO en la Mercedes Benz Fashion Week Madrid. ¿Qué queda de la Pepa de entonces y cómo has evolucionado artísticamente?
Creo que el lenguaje sigue siendo el mismo pero de una forma evolucionada. He ido experimentando con los colores y las texturas lentamente. En mis primeras colecciones me resultaba más arriesgado. Supongo que tiene que ver con el aprendizaje que ha habido con cada colección, en cada una de ellas hay un verdadero intento de superación.
Siempre has intentado romper un poco con los cánones establecidos en el mundo de la moda: un desfile en un mercado, prendas con retales de otras, etc. Y esta vez, nos hemos quedado sin desfile en Madrid. ¿Por qué has tomado esta decisión?
Esta temporada, el objetivo era conseguir nuevos puntos de venta. Por eso he querido centrarme en hacer una colección más pequeña para presentar durante la semana de la moda de París, en nuestro showroom de ventas Boon.
En algunas ocasiones has dicho que vendes más fuera que en España. ¿Ves eso como algo positivo o crees que en España hay una falta de cultura de moda que lo propicia?
En cierto sentido, creo que no tenemos mucha cultura de moda en nuestro país, pero también creo que todo eso está cambiando con la nueva escena que hay actualmente. De todos modos, lo más importante para ello es que haya industria.
La reutilización y el aprovechamiento de las telas y prendas es una constante en tus colecciones. ¿Eso está vinculado a la estética o también hay parte de compromiso ecológico/medioambiental?
Los conceptos casi siempre te llevan a la estética: no me gusta pensar en hacer colecciones vacuas, siempre intento crear un mensaje que desarrolle una imagen, y no a la inversa.
La campaña de tu última colección Otoño/Invierno 2018, fotografiada por Javier Castán, se desarrolla en un ambiente rural. ¿Qué relación guarda con la colección? ¿Hay algo que te involucre personalmente con el lugar?
En este caso, la reflexión parte de cómo creamos las imágenes ilusorias a partir de lo cotidiano. A partir de elementos rurales como la paja, la lana o la piel, creamos seres inventados que reflejan de forma onírica el día a día y la cultura propia de lugar. Los pequeños pendientes botijo o los sombreros de yute, cáñamo y cuerda ejemplifican el aprovechamiento de los recursos del lugar para crear estos seres a partir de lo cotidiano. La verdad es que fue un placer poder trabajar con Javier Castán y Alicia Padrón, formamos muy buen equipo.
Tu colección recrea un universo basado en lo absurdo, lo ficticio y lo utópico. ¿Cuál sería el universo de moda utópico para Pepa Salazar?
Mi universo utópico sería aquel en el que cada uno de los diseñadores pudiéramos expresar nuestra propia identidad, en el que las marcas menos establecidas pudiéramos trasladar nuestro lenguaje con todas aquellas cosas que nos hacen diferentes aunque compartamos valores similares. En definitiva, una escena cultural creativa de calidad a todos los niveles en nuestro país.
La colección contiene pocas piezas, al menos por lo que vemos en el lookbook. ¿Aún quedan prendas por descubrir, o preferías centrarte en hacer menos pero prestarles más atención y dedicarles más tiempo?
Hemos preferido centrarnos en elaborar menos piezas para conseguir un equilibrio entre las prendas más representativas a nivel imagen y las más enfocadas al consumidor.
En una de tus colecciones colaboraste con Nike. ¿En qué sentido trabajas con otras marcas y cómo consigues crear colaboraciones exitosas, teniendo en cuenta que tú ya eres una marca en sí y buscas vender tu producto?
Nike es una marca que considero muy afín a la nuestra y con la que me encanta trabajar. Por ejemplo, hace poco hemos desarrollado un workshop con ellos en Barcelona. Las colaboraciones en general son muy positivas para poder desarrollar tu creatividad en otros ámbitos, además de que para mí suponen un gran aprendizaje.
Ya para acabar, ¿qué le depara a Pepa Salazar en los próximos meses?
El principal objetivo ahora mismo es internacionalizarnos cada vez más: ahora que contamos con showroom de prensa y ventas en París, todo es más propicio a ello. A corto plazo, estamos preparando la nueva temporada y el objetivo es seguir esforzándonos en crear conceptos apetecibles y colecciones reflexivas.