El sonido de Pedro Vian, plagado de experimentación y elegancia, conquistó al público en 2016 cuando publicaba el LP Beautiful Things You Left Us For Memories. Desde ese primer trabajo en solitario, son muchas los cambios que ha vivido el artista. Sin ir más lejos, ha dejado atrás Barcelona para sumergirse de lleno en la escena musical de Ámsterdam, donde reside ahora. Un cambio que, además del aprendizaje y las oportunidades a nivel profesional, ha hecho que le invada la nostalgia
La luz, el olor del Mediterráneo, la comida, las amistades y la familia; estas son solo algunas de las cosas que más echa de menos. Y ha decidido materializar este sentimiento de la mejor forma posible: a través de la música. Ibillorca, su tercer trabajo, y que publica el próximo 15 de mayo a través de Modern Obscure Music, su propio sello, es un homenaje al Mediterráneo y a la vez un disco que, sin dejar la electrónica experimental de lado, “es algo más maduro” y “tiene un sonido más serio y contundente”.
Te conocimos hace unos años, cuando empezabas tu carrera en solitario lanzando el LP Beautiful Things You Left Us For Memories. Ahora presentas Ibillorca, tu tercer álbum de estudio. ¿Qué es lo que ha cambiado en este tiempo?
Prácticamente todo. Mi primer álbum lo grabé en el piso del Born de Barcelona en el que vivía por entonces. Tan solo son cuatro años de diferencia entre un álbum y otro, pero es sorprendente cómo ha cambiado todo en tan poco tiempo. Este nuevo álbum lo he grabado en Ámsterdam, llegué aquí hace poco más de un año y, desde entonces, empecé a trabajar en este nuevo proyecto día y noche.
A mediados de 2019 me aceptaron como artista en residencia en un nuevo museo de arte contemporáneo llamado Het HEM, donde instalé mi estudio. Era un sitio muy inspirador para acabar el disco y perfecto para colaborar con otros artistas de la ciudad, ya que era un sito amplio en el que trabajar y en el que conectar con otros artistas.
A mediados de 2019 me aceptaron como artista en residencia en un nuevo museo de arte contemporáneo llamado Het HEM, donde instalé mi estudio. Era un sitio muy inspirador para acabar el disco y perfecto para colaborar con otros artistas de la ciudad, ya que era un sito amplio en el que trabajar y en el que conectar con otros artistas.
En lo que a la música se refiere, ¿de qué manera ha evolucionado tu propuesta? ¿Qué elementos de ese primer trabajo en solitario has conservado?
Creo que, simplemente, he conservado la alta carga de experimentación. El sonido en sí se ha modificado, primero, por el uso de los instrumentos durante el proceso de grabación; segundo, por las nuevas técnicas que he aprendido durante estos últimos años, y por último, creo que ya no tengo ese sonido tan ‘naive’ del primer disco. BTYLFM respira un aire más pop aunque sea un disco de electrónica experimental, mientras que este nuevo álbum es algo más maduro, diría que tiene un sonido más serio y contundente.
Formabas parte del corazón de la escena electrónica de Barcelona hasta que en 2018 te trasladaste a Ámsterdam. ¿Qué es lo que ha aportado esta ciudad a tu propuesta musical? ¿En qué se diferencia la escena electrónica de Ámsterdam de la de Barcelona?
Esta pregunta daría para escribir un libro. Las escenas son muy distintas pero esto tiene que ver con el apoyo que recibe la cultura en general en las dos ciudades. En los Países Bajos se invierte mucho en cultura y en exportarla –no digo que no se haga en España, ni mucho menos, yo he tenido mucho apoyo de instituciones para dar a conocer mi trabajo al exterior. Pero la diferencia es la cantidad de instituciones gubernamentales o privadas que trabajan en ello. Pagamos una cuota cero de autónomos, esto favorece mucho el crecimiento de nuevas empresas, el apoyo al emprendedor es primordial.
Por lo que hace a los festivales y salas, aquí no hay un trato diferente a los artistas locales o internacionales, de hecho, a los artistas locales se les da prioridad en las partes altas de los carteles. Creo que en España se sigue pensando que todo lo que viene de fuera es mejor y esto es una trampa que nos ponemos a nosotros mismos. He disfrutado mucho tocando en festivales como Sónar, Primavera Sound, FiB y en salas como Moog, Macarena, Nitsa, Razzmatazz, Laut, etc. Echo de menos Barcelona, y estoy deseando tocar el directo del disco en mi ciudad una vez se acabe el confinamiento.
Por lo que hace a los festivales y salas, aquí no hay un trato diferente a los artistas locales o internacionales, de hecho, a los artistas locales se les da prioridad en las partes altas de los carteles. Creo que en España se sigue pensando que todo lo que viene de fuera es mejor y esto es una trampa que nos ponemos a nosotros mismos. He disfrutado mucho tocando en festivales como Sónar, Primavera Sound, FiB y en salas como Moog, Macarena, Nitsa, Razzmatazz, Laut, etc. Echo de menos Barcelona, y estoy deseando tocar el directo del disco en mi ciudad una vez se acabe el confinamiento.
Una de las consecuencias de dejar atrás el mediterráneo ha sido la nostalgia. Y la has expresado de la mejor forma que conoces: a través de la música. ¿Cuáles son los sentimientos que te ha invadido estando lejos? De todas las cosas que has echado de menos, ¿cuáles son las que están más presentes en Ibillorca?
La luz, el olor del Mediterráneo, la comida, las amistades y la familia. Este sentimiento es el que me ha inspirado para crear este nuevo álbum. El disco se llama Ibillorca, que es la mezcla de Ibiza y Mallorca, el disco fue conceptualizado paralelamente a la portada. De hecho, el primero de los temas fue grabado en Ibiza, donde pasamos el verano, en la casa familiar de mi pareja, concretamente en Es Pujolet de Can Mortera, de ahí el nombre de la canción que abre el álbum. En la portada del disco se puede identificar la arquitectura y vegetación de las dos islas desde un mismo espacio. El álbum es un viaje a una isla inventada, desde donde mi mente se situaba para componer el disco.
En tus propuestas anteriores, ha habido elegancia y experimentación a partes iguales. Sin embargo, ¿cómo es este nuevo álbum? Más allá de lo conceptual, ¿cómo describirías el disco a nivel sonoro?
Pues creo que sigue la misma línea, experimentación y elegancia, pero el disco tiene momentos de euforia y de serenidad absoluta; refleja distintos estados de ánimo, el día y la noche, en un mismo trabajo. Las influencias van desde el jazz más psicodélico al drum & bass, pasando por momentos de secuencias fílmicas o house abstracto.
En el disco, además, hay canciones con otros artistas –en Medusa, colaboras con Rosalie Wammes, por ejemplo. Teniendo en cuenta que Ibillorca refleja un sentimiento de anhelo y nostalgia muy propio, ¿cómo ha sido el proceso? ¿Ha resultado difícil sumar la visión de otra artista a un tema que parte de un sentimiento tan personal?
Las colaboraciones han sido bastante fortuitas. Rosalie también tenía un estudio en el museo de arte donde estuve trabajando durante los últimos meses, ella toca el arpa eléctrica y se sumó a aportar su grano de arena a uno de los temas que ya tenia prácticamente acabado (Medusa). Por lo que hace a la colaboración con Alex Peterson, el proceso fue similar, se sumó –casi a última hora– a añadirle unos acordes de guitarra eléctrica al tema A Romance Between Two Planets.
Por último, colaboré con Claudia Urbano, con ella el proceso fue muy distinto. Ella reinterpretó en piano un tema de mi anterior disco, después cogí una parte del tema, lo edité con varios efectos y le añadí algunos sonidos para adaptarlo al disco. De todos modos, ha quedado fuera del formato físico y aparece como bonus tack en la versión digital.
Por último, colaboré con Claudia Urbano, con ella el proceso fue muy distinto. Ella reinterpretó en piano un tema de mi anterior disco, después cogí una parte del tema, lo edité con varios efectos y le añadí algunos sonidos para adaptarlo al disco. De todos modos, ha quedado fuera del formato físico y aparece como bonus tack en la versión digital.
Otro de los elementos significativos de Ibillorca es la portada, de la que hablabas antes. Se trata de una ilustración de la artista Blanca Miró. Una portada enigmática que representa a la perfección las islas del mediterráneo. Sin embargo, lejos de tratarse de un trabajo a todo color, opta por el blanco y negro. Más allá de una cuestión estética, ¿qué hay detrás de esta elección? ¿Cómo fue el proceso hasta llegar a una propuesta visual que fuese un buen reflejo de lo que hay en el disco?
Como he comentado anteriormente, la portada representa Ibiza y Mallorca, de ahí el nombre del disco. La composición del disco, curiosamente, se acabó de conceptualizar en paralelo a la portada, Blanca me hizo exprimirme la cabeza para que le describiera el disco en palabras, para que le transmitiera exactamente qué significaba para mí, qué imágenes tenía como referencia, etc. Ella escuchó el disco varias veces y de ahí nació la portada. Como se puede apreciar, desde un mismo comedor donde se encuentra un músico (en este caso yo) se pueden divisar dos islas, a través de las ventanas, que se distinguen por la arquitectura tradicional de cada isla y su vegetación.
Este nuevo álbum lo publicas con Modern Obscure Music, tu propio sello discográfico. Más allá de Ibillorca, ¿hay algún otro proyecto reciente que hayas lanzazo con MOM que creas que los fanáticos de tu música no deberían perderse?
Estoy muy contento con los nuevos artistas que han firmado con el sello últimamente. Paralelamente a mi álbum, estamos trabajando en el lanzamiento de el primer EP del japonés Albino Sound, y el segundo trabajo del asturiano Kresy como Bep Kororoti, con la colaboración del cantante africano Akin, ambos discos disponibles en pre-order en el Bandcamp de MOM.
Aparte, estoy plenamente sumergido trabajando en el proyecto más grande en el que estado involucrado nunca. El proyecto es, de algún modo, una crítica a cómo consumimos hoy en día la música. Yo estoy haciendo de curator de la parte musical, y los directores Christian López y Daniel Kaufman llevan la parte visual. Supongo que los primeros detalles verán la luz después de este verano, de cara a septiembre. Por ahora, no puedo avanzar mucho más.
Aparte, estoy plenamente sumergido trabajando en el proyecto más grande en el que estado involucrado nunca. El proyecto es, de algún modo, una crítica a cómo consumimos hoy en día la música. Yo estoy haciendo de curator de la parte musical, y los directores Christian López y Daniel Kaufman llevan la parte visual. Supongo que los primeros detalles verán la luz después de este verano, de cara a septiembre. Por ahora, no puedo avanzar mucho más.
Teniendo en cuenta que Ibillorca aún no ha salido a la luz, ¿cómo estas viviendo estos momentos previos? ¿Te planetas cuál será la reacción del público cuando lo escuche?
Sinceramente, se me está haciendo eterno el lanzamiento, ya que ha habido retrasos en la fabricación del disco y la nueva fecha prevista es el 15 de mayo; tengo ganas de compartirlo ya. No tengo ninguna expectativa de cómo va reaccionar el público, solo espero que lo puedan disfrutar.