Si hablamos de Paula, hablamos de ilusión, valentía y ambición. Si hablamos de Palo Alto Market, hablamos de creación, diseño y cultura. Con un bagaje en humanidades y dirección de teatro, Paula ha conseguido hacer de su trabajo una diversión y, en consecuencia, un éxito. No ha sido casualidad. El trabajo constante ha sido un esencial en la familia de artistas de la cual proviene, y no podía ser de otra manera que ella formara parte de la creación de un proyecto tan exitoso como es Palo Alto Market. Os presentamos a Paula Errando.
¿Quién es Paula Errando? Cuéntanos tu historia.
¡Ostras! La verdad es que nos estamos conociendo… (risas). Nací en Valencia, crecí entre muestrarios de ropa, patrones de cartón y metros de tela con los que mi familia hacía una ropa preciosa (Tráfico de Modas), y hace diez años que vivo en Barcelona.
Formada como actriz y humanista, y habiendo trabajado como mano derecha de Carles Alfaro, ¿cómo han influido estos conocimientos y esta experiencia en tu trayectoria personal y profesional?
Mi dentista decía que hay dos tipos de personas: los Ferrari y los 4x4. Con un Ferrari vas muy rápido pero solo puedes ir por autopista. En cambio, con un 4x4 vas más lento pero puedes amoldarte a cualquier tipo de terreno. ¡Me encantó! Yo tumbada en la camilla, con la boca abierta de par en par, y él brindándome una metáfora de lo más sofisticada. Pero en ese momento comprendí que yo era de los de 4x4. Cada paso que he dado en mi carrera me ha reclamado más formación, y la formación me ha revelado cuál era el siguiente paso que quería dar en mi carrera. Me formé como actriz y en cuanto terminé busqué a Alfaro: era el mejor y quería aprender de él. Llegué a él para ser actriz y descubrí la ayudantía de dirección. Carles es una de las personas más sólidas que he conocido. Tiene una curiosidad, una ambición y una ilusión por el teatro que son inusuales. Con él he aprendido que si las cosas salen bien es porque hay trabajo y valentía; ahí es donde se juntan las humanidades y la dirección de teatro.
Viniendo de una familia de artistas, ¡no nos extraña que tú también seas una de ellas! ¿Qué ha significado para ti Estudio Mariscal? ¿Lo más importante que has aprendido?
Mi familia es un clan. La familia Errando Mariscal perdió a sus padres cuando eran muy jóvenes, hicieron piña y ha seguido hasta hoy. Primero Mariscal se vino a Barcelona a dibujar; luego mi padre (Pedrín) junto con mi madre, Jorge y Santi (los gemelos) y Ada (la pequeña) montaron Tráfico de Modas, donde Pedrín diseñaba, y Chavi (J. Mariscal) hacía los estampados. En 1990 Tráfico había quebrado y Pedrín y Santi se vinieron a trabajar a Barcelona al Estudio Mariscal. Era la época del Cobi, y Chavi tenía mucho trabajo; y hoy, en Palo Alto Market, trabajamos Jana (mi prima), Lola (mi hermana) y yo misma de la mano de Pedrín (el director, o ‘el sheriff’, como le gusta decir a él con cara de pillo). Más que artistas son unos currantes; somos unos currantes. Eso es lo que me ha enseñado mi familia: que hay que conseguir que nos paguen por divertirnos, porque hay que trabajar mucho.
En relación con la pregunta anterior, ¿cómo es trabajar con parte de tu familia? ¿Pros y contras?
¡Precioso! Obviamente hay momentos difíciles. Mi padre es una persona con las ideas muy claras y no siempre quiere escuchar las mías, y eso es frustrante a veces (risas). ¡Pero es un genio! Su cabeza no para en todo el día. Nos reímos mucho con él y sobre todo es un placer trabajar al lado de alguien del que puedes aprender todo el rato. Me siento muy orgullosa de él y enormemente agradecida de que pensara en mí para acompañarle en este proyecto.
La reinvención como forma de vida, ¿por vocación o experiencia? ¿Qué les dirías a todos aquellos que necesitan reinventarse?
¿Reinventarse por vocación? ¡No! Yo creo que la vocación no desaparece nunca; el que la tiene, la tiene pegada a la piel para siempre. Nos reinventamos porque la vida cambia y, o te amoldas a la nueva realidad, o te quedas atrás mirándote el ombligo. Y los ombligos son muy aburridos, ¿no? En esta ocasión toca reinventarse por culpa de los políticos que no están haciendo bien las cosas. Se han mirado demasiado el ombligo; sin embargo, un salto al vacío e inventarse algo de cero siempre mola. Les diría que se atrevan, ¡que mola!
¿Cómo nace el proyecto Palo Alto Market? ¿Cuáles son tus funciones?
Al principio éramos solo tres personas trabajando y todos hacíamos de todo. Fueron definiéndose las tareas, fue llegando gente y cada vez éramos una familia mayor y más especializada. Cuando empezó yo no tenía un cargo en específico; era algo un poco caótico y difícil de sobrellevar, pues todo era nuevo para mí. Pero hoy veo que justamente eso me ha permitido conocer todas las patas que hacen posible el proyecto y poder liderar la parte que finalmente recae en mis manos (estrategia y sponsorship) con seguridad, ilusión y ambición (en el mejor sentido).
Palo Alto Market es mucho más que un mercado al aire libre. ¿Qué es lo que lo diferencia de otros mercados?
El concepto, su objetivo y la ejecución. Se concibió para promover la iniciativa emergente y el talento local con el objetivo de generar una plataforma estable para toda la comunidad de creadores, donde pudieran interactuar con el público de la ciudad en un entorno lúdico, tal como sucedía en los mercados; y todo esto, comisariado. Empezó centrado en los expositores (diseñadores, artesanos contemporáneos, cocineros, etc.) pero pronto integramos músicos, fotógrafos, compañías de teatro, artistas plásticos y demás. En la última edición, por ejemplo, inauguramos una exposición de cinco piezas originales de Btoy que estarán expuestas en el Aperol Spritz Club durante los próximos meses.
¿Qué estilo de parada es la que más público recibe en Palo Alto Market?
El público se recorre el mercado entero. Se comportan como si fuese un parque temático: no quieren perderse nada.
¿Qué influencias se han tenido a la hora de la creación de Palo Alto Market?
Teníamos muy en mente a Londres y a Berlín, Camden Town y Portobello, donde, junto a la ropa de segunda mano, podías encontrar anticuarios carísimos o la tienda de Paul Smith. Y también prestamos atención a lo que ya había en Barcelona y a lo qué faltaba. Era importante poder ofrecer algo distinto a la ciudad.
¿Qué cambios crees que ha experimentado la ciudad de Barcelona para que este tipo de street market haya sido posible?
No soy de aquí así que mi percepción está sesgada, pero yo creo que Barcelona era carne de cañón para que algo sucediera y tuviera éxito. Lo curioso es que no existiera antes. Barcelona ha sido cuna del diseño, capital europea no oficial, punto de mira para creadores de todo el mundo y, sin embargo, no contaba con un espacio estable donde todas las disciplinas creativas pudieran exhibirse y comercializarse.
Hemos oído un poquito sobre Palo Market Fest. ¿En que consistirá?
¡Mogollón de todo! Mogollón de música, mogollón de teatro, mogollón de diseño, mogollón de fotos, mogollón de comida. Es un Festival artístico que reunirá a cuatrocientos creadores en un fin de semana ‘senseparar’.
Y para terminar, ¿hacía dónde se dirige Paula Mariscal? ¿Qué sorpresas nos darás próximamente?
Por el momento sigo con Palo Alto Market y en enero de 2018 estrenaré mi primera obra de teatro en la Sala Beckett con el proyecto de Malnascuts.