¿Qué sucede cuando el espejo no refleja, sino que multiplica? Después de trece años reencarnando a Claudia Schiffer, el artista Pachi Santiago lanza un nuevo capítulo de su proyecto más largo y reconocido: Copying Claudia. Esta vez, el número maldito se convierte en conjuro: una muestra fotográfica cargada de símbolos, supersticiones y esa misteriosa estética novelera. Un hechizo visual donde la copia es celebración, resistencia y gesto íntimo de transformación.
Pachi Santiago lleva más de dos décadas explorando el autorretrato como ritual de transformación. Su trabajo, a medio camino entre la performance, la moda y el collage escénico, se apropia de referentes para desmontar las narrativas del deseo, la belleza y la celebridad. En esta nueva entrega de Copying Claudia, el artista encarna a una Claudia Schiffer en clave esotérica, envuelta en un halo de misterio donde la realidad y la fantasía se funden en cada imagen. Esta vez, con la colaboración de diseñadores españoles, cada fotografía funciona como un pequeño altar contemporáneo, íntimo, ceremonial y revelador.

¿Tenías previsto lanzar este nuevo capítulo de Copying Claudia en el décimo tercer aniversario? Va muy ligado a la temática que le has dado. ¿Fue coincidencia, destino, o decisión?
Fue algo premeditado. Este work in progress cumple un número muy particular. El trece es mágico para unos y denostado para otros. A pesar de que el número trece está rodeado de supersticiones, también está asociado a la valentía, a enfrentarse a lo desconocido y a los cambios que requieren coraje.
Creo que a la diversidad también le pasa esto, el bicho raro, como a las supuestas brujas en el pasado. Quizás a veces en la vida somos un poco el trece. De la misma manera también debo admitir que nunca me ha gustado el número en sí, por eso decidí darle la vuelta y hacer un conjuro con el número de marras, hechizarlo y llevarlo a mi favor de un modo resiliente y travieso. Un hechizo para darle la vuelta al cliché de la superstición.
Hay algo contemporáneo, pero a la vez arraigado y ancestral en el hechizo. Por eso en este proyecto quise inspirarme en una Claudia oscura, con una estética de finales de los noventa, con gatos, simbologías y donde todo está conectado entre sí.
Creo que a la diversidad también le pasa esto, el bicho raro, como a las supuestas brujas en el pasado. Quizás a veces en la vida somos un poco el trece. De la misma manera también debo admitir que nunca me ha gustado el número en sí, por eso decidí darle la vuelta y hacer un conjuro con el número de marras, hechizarlo y llevarlo a mi favor de un modo resiliente y travieso. Un hechizo para darle la vuelta al cliché de la superstición.
Hay algo contemporáneo, pero a la vez arraigado y ancestral en el hechizo. Por eso en este proyecto quise inspirarme en una Claudia oscura, con una estética de finales de los noventa, con gatos, simbologías y donde todo está conectado entre sí.
Por lo que dices, la magia y lo esotérico han jugado un papel esencial.
Siempre me he sentido un poco brujo: creo en las sincronicidades, tengo corazonadas que pueden ser premoniciones, una sensibilidad especial para reconocer estados de ánimo, y también una conexión innata con la naturaleza y los animales. Soy libra y también he encontrado magia en conceptos del horóscopo de niño, aunque ahora lo veo de una manera mucho más libre e individual. Lo mismo con los números que se repiten en mi vida de un modo muy especial. Y que me hayáis planteado trece preguntas le da más magia a toda esta brujería blanca.
Por todo esto, hacer este art shooting me hace explorar este hechizo, una sabiduría o sensibilidad que quizás venga de observar y resistir. Para mí, cumplir trece años copiando a Claudia es celebrar la constancia. En este proyecto el destino está siempre llamando la puerta y parece que los astros se alineen a veces. Como cuando hago un gesto en una foto y después al verlo me viene una foto de Claudia a la cabeza y piensas, todo tiene sentido.
Por todo esto, hacer este art shooting me hace explorar este hechizo, una sabiduría o sensibilidad que quizás venga de observar y resistir. Para mí, cumplir trece años copiando a Claudia es celebrar la constancia. En este proyecto el destino está siempre llamando la puerta y parece que los astros se alineen a veces. Como cuando hago un gesto en una foto y después al verlo me viene una foto de Claudia a la cabeza y piensas, todo tiene sentido.
¿Sientes que una fuente de inspiración tan concreta puede llegar a tener un límite? O que, como en este proyecto, siempre va a tener nuevas capas y lecturas por descubrir?
Para mí no tiene límite; muta y se reescribe. Al principio, el proyecto de algún modo se basaba en mi posible parecido con la musa de mi infancia. Después comencé a indagar sobre mi propia identidad reviviendo las imágenes de Claudia de una manera más personal y recreándolas en mi casa o en lugares familiares (de este modo se convirtió todavía más en un autorretrato) para más tarde llevarlo a un formato público a través de la performance donde, mediante la pose, la teatralidad y la emoción, intento generar una catarsis que va más allá de un simple juego de parecidos.
Claudia es el vehículo para hablar del ser humano, de la soledad, del destino, de lo aspiracional y de su propia magia, épica e imperfección. Creo que de algún modo, y muchas veces sin pretenderlo, toca temas que son universales, no solamente el del género.
Sobre el límite, utilizo mi propio cuerpo como un lienzo y esto nunca tendrá límite porque siempre surgen nuevas imágenes o maneras de darle la vuelta a lo contado. Cuando ya no esté, estaremos Claudia y yo para siempre en ese mundo inventado. Es cazar a la musa y cazarme a mí con ella. El límite está en el espectador.
Claudia es el vehículo para hablar del ser humano, de la soledad, del destino, de lo aspiracional y de su propia magia, épica e imperfección. Creo que de algún modo, y muchas veces sin pretenderlo, toca temas que son universales, no solamente el del género.
Sobre el límite, utilizo mi propio cuerpo como un lienzo y esto nunca tendrá límite porque siempre surgen nuevas imágenes o maneras de darle la vuelta a lo contado. Cuando ya no esté, estaremos Claudia y yo para siempre en ese mundo inventado. Es cazar a la musa y cazarme a mí con ella. El límite está en el espectador.
“Utilizo mi propio cuerpo como un lienzo y esto nunca tendrá límite porque siempre surgen nuevas imágenes o maneras de darle la vuelta a lo contado.”
Ahora has sido tú quién ha creado una imagen propia y posteriormente has transformado y editado a Claudia. ¿Cómo te has sentido al invertir tu proceso de creación?
El modo habitual de trabajar en el proyecto es el de buscar una foto de referencia y después preparar el vestuario, la luz, etc. Desde hace un tiempo, en algunas de las imágenes estoy tratando de posar de manera libre, inspirándome en lo que podría hacer Claudia, pero sin tener una imagen de referencia. Es algo mágico, como de brujería, al igual que las fotos de este shooting. Yo lo llamo ‘schifferizarme’: entrar en un estado de trance irónico donde mi memoria recrea algún pequeño gesto universal de Claudia y pienso que nace mi alter ego, una suma de lo que me inspira Claudia y de mí mismo. Después busco en mi archivo de imágenes de Claudia y veo cuál conecta mejor conmigo y, a través de pintura y collage, hago que se acerque más a mi fotografía.
Cuando veo estas imágenes me doy cuenta de que en muchas de ellas, por primera vez, no juego a copiar del todo a Claudia. Pienso que estamos los dos posando en ese momento con la misma vibración. A veces me sorprende y me divierte el diálogo que generan las imágenes entre sí. El espectador puede ver imágenes que he recreado tratando de buscar exactitud y otras donde ocurre esta otra idea.
Cuando veo estas imágenes me doy cuenta de que en muchas de ellas, por primera vez, no juego a copiar del todo a Claudia. Pienso que estamos los dos posando en ese momento con la misma vibración. A veces me sorprende y me divierte el diálogo que generan las imágenes entre sí. El espectador puede ver imágenes que he recreado tratando de buscar exactitud y otras donde ocurre esta otra idea.
¿Crees que Claudia cambia contigo, que os transformáis según la perspectiva y situación en la que decides crear?
La transformación, el disfraz, el tiempo y el no paso del mismo son pilares en esta dimensión imaginaria en la que transito con Claudia. Aquí el tiempo está congelado y a veces recreo fotos de ella con veinticuatro años, otras en las que tiene cincuenta, pero sin un hilo temporal. De hecho, mi edad es una de las preguntas que suelen sobrevolar la curiosidad del espectador. Solo puedo decir que es una edad que me permite jugar con la luz, el maquillaje y desplazarme por el tiempo pícaramente. Cuando yo envejezca y decida recrear sus fotos de juventud, el significado cambiará y la ironía y la reflexión también.
Desde el punto de vista identitario, siento que me ha cambiado no solo en mi manera de expresarme estéticamente en mi vida, sino en liberarme y ser más yo mismo que nunca. Transito estéticamente, pero no dejo de ser yo mismo a pesar de todo, nunca soy del todo ella, ni tendría sentido porque nunca podré serlo. Pero esto no es una decepción, todo lo contrario: afianza en mí la idea de sentirme especial en mi propia individualidad. Sé que suena contradictorio, pero sentirte libre a través del disfraz es la versión más auténtica y despreocupada de uno mismo.
Desde el punto de vista identitario, siento que me ha cambiado no solo en mi manera de expresarme estéticamente en mi vida, sino en liberarme y ser más yo mismo que nunca. Transito estéticamente, pero no dejo de ser yo mismo a pesar de todo, nunca soy del todo ella, ni tendría sentido porque nunca podré serlo. Pero esto no es una decepción, todo lo contrario: afianza en mí la idea de sentirme especial en mi propia individualidad. Sé que suena contradictorio, pero sentirte libre a través del disfraz es la versión más auténtica y despreocupada de uno mismo.
A través de las piezas hablas del estigma y la superstición. ¿Qué valor le encuentras a estos conceptos? ¿Cómo dialogan con tu obra?
Siento y he vivido que el estigma se asocia a las personas disidentes, diferentes, gente que contiene mucho poder y espíritu crítico. Cuando alguien tiene algo mágico y original que genera interés a su alrededor, también se puede convertir en un don peligroso. Genera envidias transformadas en un acoso que corta el camino a muchas personas con ese factor X y que les podría haber convertido en referencia. Resurgir y volver a creer en ese factor X es dignificar tu propio carisma.
Me divierte jugar con la idea de tener objetos mágicos que te ayudan a protegerte y otorgarle a cada elemento su propio poder, algo que también hago con la naturaleza, que para mí es como una diosa. Y quizás una mezcla de todo esto es la emoción que sentía durante el shooting. Por eso aparecen mis gatos, flores negras o joyería con forma de insectos.
Me divierte jugar con la idea de tener objetos mágicos que te ayudan a protegerte y otorgarle a cada elemento su propio poder, algo que también hago con la naturaleza, que para mí es como una diosa. Y quizás una mezcla de todo esto es la emoción que sentía durante el shooting. Por eso aparecen mis gatos, flores negras o joyería con forma de insectos.
También haces referencia a la figura de la bruja. ¿Cómo crees que este símbolo sigue representando un miedo social hacia lo no normativo?
El término ‘bruja’ se asoció durante siglos a algo negativo. La cultura pop le dio un toque sensual, enigmático, cautivador e incluso divertido, y he querido jugar con esto en primera persona. Su imaginario personal en torno a este concepto asocia a la bruja con algo misterioso, bello y nacido en el bosque. Y con esta idea ha tomado referencias de Claudia Schiffer en un desfile de Versace con el pelo enmarañado y sesiones de fotos en las que el maquillaje y la actitud potencian esta idea de hechicera.
A Claudia se la asocia con la Barbie de los 90, pero también me gusta reivindicar una Claudia más oscura. Desde niño me ha fascinado la moda que de algún modo refleja el concepto onírico y misterioso. Ser un hombre y jugar a ser una de esas brujas es reivindicar los sueños, como un actor que recrea un personaje fuera de lo políticamente correcto.
Irónicamente, y a pesar de ser perseguidas, en muchas ocasiones las brujas no tienen que ver con algo malvado, sino con mujeres que han buscado ser diferentes, anhelando su propia libertad y encontrándola en su contacto con el bosque y la naturaleza. Para mí no hay nada más seductor que la diferencia, el enigma, lo que no conoces del todo. Y eso es lo más poderoso de lo no normativo, porque navega en la libertad y la no etiqueta. Esto es poderoso, es como el misterio de la vida, y en este caso el misterio del propio género.
A Claudia se la asocia con la Barbie de los 90, pero también me gusta reivindicar una Claudia más oscura. Desde niño me ha fascinado la moda que de algún modo refleja el concepto onírico y misterioso. Ser un hombre y jugar a ser una de esas brujas es reivindicar los sueños, como un actor que recrea un personaje fuera de lo políticamente correcto.
Irónicamente, y a pesar de ser perseguidas, en muchas ocasiones las brujas no tienen que ver con algo malvado, sino con mujeres que han buscado ser diferentes, anhelando su propia libertad y encontrándola en su contacto con el bosque y la naturaleza. Para mí no hay nada más seductor que la diferencia, el enigma, lo que no conoces del todo. Y eso es lo más poderoso de lo no normativo, porque navega en la libertad y la no etiqueta. Esto es poderoso, es como el misterio de la vida, y en este caso el misterio del propio género.

Haces mención a cómo en este caso has entonado la energía de las fotografías más que imitarlas ¿Qué elementos percibes en la imagen original que te permiten crear el lenguaje narrativo que acompaña tu interpretación?
Claudia tiene mil gestos, es fantástica. Y esto es un reto, así que he interiorizado mucho su modo de posar. A veces se trata no solo de copiar o imitar, sino más bien respirar del mismo modo, que la emoción sea la misma. Conseguir que haya verdad en una pose que repites hasta la extenuación es muy difícil, por eso el número de copying en los que busco la exactitud es más limitado.
Cuando me inspiro más que imitar soy mucho más libre y disfruto como un niño pequeño al imaginar qué gesto puedo improvisar que me pueda recordar a Claudia. Es entonces cuando digo que me convierto en ‘Claudio’ porque no siento que sea un ejercicio de transformismo, para mí es como un autorretrato donde hago lo que me gusta. La energía que transmite Claudia en las fotos es muy especial y me inspira muchísimo. Como dijo Karl Lagerfeld, ella es “más que una modelo, como una actriz”. Y así me siento yo, a veces como un actor de cine mudo, y esto hace que en Copying Claudia el lenguaje narrativo sobre el que me baso a través de una foto de moda trascienda, hibride y transforme en un lenguaje de autor y que de una manera consciente e inconsciente genere preguntas al espectador.
Cuando me inspiro más que imitar soy mucho más libre y disfruto como un niño pequeño al imaginar qué gesto puedo improvisar que me pueda recordar a Claudia. Es entonces cuando digo que me convierto en ‘Claudio’ porque no siento que sea un ejercicio de transformismo, para mí es como un autorretrato donde hago lo que me gusta. La energía que transmite Claudia en las fotos es muy especial y me inspira muchísimo. Como dijo Karl Lagerfeld, ella es “más que una modelo, como una actriz”. Y así me siento yo, a veces como un actor de cine mudo, y esto hace que en Copying Claudia el lenguaje narrativo sobre el que me baso a través de una foto de moda trascienda, hibride y transforme en un lenguaje de autor y que de una manera consciente e inconsciente genere preguntas al espectador.
En esta era que impulsa cualquier avance digital, ¿te has planteado que se convierta en una técnica más presente que las analógicas? ¿Crees que es una herramienta que da más posibilidades de creación o hace perder singularidad?
Creo que está devaluando el trabajo del creador. Y democratiza que todo el mundo pueda crear sin tener aptitudes artísticas. Si hace tiempo con las aplicaciones móviles todo el mundo podía hacer una foto, ahora la creatividad de todo tipo está al alcance de todos. Creo que convivirán pasado y futuro, pero quizás se valore más que nunca la singularidad, y lo disruptivo será algo realmente valorado. Y sí, si esas ideas nos siguen haciendo ver el mundo desde nuevos ojos y con talento, bienvenidas sean.
Con las posibilidades técnicas actuales en fotografía y vídeo podría hacer Copying Claudia sin tener que usar un estudio, posar, etc., pero no tendría el mismo sentido para mí. Me gusta la idea de lo manual, del proceso, la magia de las pequeñas cosas. Si alguna vez la usase, sería de un modo que el espectador viese la trampa, o el efecto, para ironizar y generar un debate sobre el uso de esta.
Respecto a las nuevas formas de vida digital, pienso que yo de algún modo he vivido mi propio metaverso desde niño, tanto con Claudia como con mi universo artístico, y entiendo que todo vaya hacia esa idea de crear tu propia realidad irreal.
Con las posibilidades técnicas actuales en fotografía y vídeo podría hacer Copying Claudia sin tener que usar un estudio, posar, etc., pero no tendría el mismo sentido para mí. Me gusta la idea de lo manual, del proceso, la magia de las pequeñas cosas. Si alguna vez la usase, sería de un modo que el espectador viese la trampa, o el efecto, para ironizar y generar un debate sobre el uso de esta.
Respecto a las nuevas formas de vida digital, pienso que yo de algún modo he vivido mi propio metaverso desde niño, tanto con Claudia como con mi universo artístico, y entiendo que todo vaya hacia esa idea de crear tu propia realidad irreal.
Otra parte muy importante de esta muestra ha sido la incorporación de prendas de diseñadores españoles. ¿Qué te llevó a querer hacer este tipo de colaboración?
Recuerdo la supuesta crítica sobre Lola Flores: “ni canta ni baila, pero no se la pierdan”. Sin querer compararme, yo comencé este proyecto sin considerarme ni modelo ni actor ni performer, pero con el tiempo me di cuenta de que sí lo era a mi manera, desde la ironía, o desde la seriedad más absoluta. Por eso la idea de añadirle prendas reales de jóvenes creadores y apostar por ellos es una manera de jugar a ser modelo de verdad luciendo una prenda.
Me he implicado en realizar en primera persona el estilismo y ha sido un trabajo muy especial coordinarlo y transformar fotos y vestuario de Claudia a través del collage para acercarlo al trabajo de nuestros diseñadores. Crear desde la subcultura con diseñadores emergentes tomando como referencia imágenes de grandes superproducciones y una supermodelo llevándolas a este prisma tiene todo el sentido para reflexionar sobre el éxito. Es jugar desde lo pequeño a hacer lo que hacen los más grandes.
Me he implicado en realizar en primera persona el estilismo y ha sido un trabajo muy especial coordinarlo y transformar fotos y vestuario de Claudia a través del collage para acercarlo al trabajo de nuestros diseñadores. Crear desde la subcultura con diseñadores emergentes tomando como referencia imágenes de grandes superproducciones y una supermodelo llevándolas a este prisma tiene todo el sentido para reflexionar sobre el éxito. Es jugar desde lo pequeño a hacer lo que hacen los más grandes.
“Cuando alguien tiene algo mágico y original que genera interés a su alrededor, también se puede convertir en un don peligroso.”
Encuentro fascinante cómo interpretas el fanatismo en tu obra ¿Qué te gustaría que la gente admirara de ti y tu obra?
Gracias. La parte del fan que colecciona, recorta, se obsesiona… es divertida y juego premeditadamente con el espectador. ¿Hasta qué punto llega esta obsesión con la musa? Como amante de los thrillers es un papel que disfruto interpretar.
Me da pudor pensar qué puede admirar el espectador. Pienso que la obra debe superar al autor, pertenecer a los demás. Sé que la técnica fotográfica e interpretativa que hay detrás de esta manera de expresarme conlleva mucho trabajo, y el espectador lo valora, pero lo realmente importante es la posible reflexión o preguntas que dejes en la emoción del espectador que conecta con tu obra. Que piensen más allá de lo que se ve y que se liberen de sus prejuicios. Si quisiera que admirasen algo, sería sobre sí mismos, sintiéndose libres para ser si quieren su propia versión de Claudio, escondidos y poderosos en su mundo curativo.
Me da pudor pensar qué puede admirar el espectador. Pienso que la obra debe superar al autor, pertenecer a los demás. Sé que la técnica fotográfica e interpretativa que hay detrás de esta manera de expresarme conlleva mucho trabajo, y el espectador lo valora, pero lo realmente importante es la posible reflexión o preguntas que dejes en la emoción del espectador que conecta con tu obra. Que piensen más allá de lo que se ve y que se liberen de sus prejuicios. Si quisiera que admirasen algo, sería sobre sí mismos, sintiéndose libres para ser si quieren su propia versión de Claudio, escondidos y poderosos en su mundo curativo.
En una cultura que nos exige de sentido inmediato, nos sigue fascinando lo velado, el misterio. Tu obra invita más a sentir que a entender ¿Cuánto de ti decides mostrar en las imágenes y cuánto prefieres dejar envuelto en ese halo de misterio?
Creo que el arte que conecta de verdad y de manera universal con el espectador tiene algo de esotérico, simbolista y ligado a una percepción subjetiva. Lo misterioso no es negativo, es sensual y no se decanta porque tiene mucho respeto sobre lo que ocurre. Me gusta dejar al espectador navegar en ese limbo de realidad y ficción. ¿Hasta qué punto me inspira Claudia? Para mí la mejor manera de ser claro con algo es ser gris.
La vida no es blanca ni negra, es un cúmulo de sincronicidades con múltiples lecturas y tienes que mirar más de una vez para darte cuenta de que lo que buscabas ya estaba allí. El misterio para mí es honesto porque no creo en la etiqueta. La ambigüedad que supone te hace vivir siempre en la idea de que todo es transformable, y creo que esto es para bien. Soy como un actor, pero a la vez hay una gran parte de mí en lo que hago. De hecho, mi versión más auténtica es la más ajena a mi día a día, porque es cuando estoy más libre. Siento que estoy tratando de conocer la vida, saber quién soy, y eso me hace sentir como un niño. Quizás en el fondo tratar de conocerte a ti y al otro fuera de estereotipos es el verdadero reto y ahí reside el misterio.
La vida no es blanca ni negra, es un cúmulo de sincronicidades con múltiples lecturas y tienes que mirar más de una vez para darte cuenta de que lo que buscabas ya estaba allí. El misterio para mí es honesto porque no creo en la etiqueta. La ambigüedad que supone te hace vivir siempre en la idea de que todo es transformable, y creo que esto es para bien. Soy como un actor, pero a la vez hay una gran parte de mí en lo que hago. De hecho, mi versión más auténtica es la más ajena a mi día a día, porque es cuando estoy más libre. Siento que estoy tratando de conocer la vida, saber quién soy, y eso me hace sentir como un niño. Quizás en el fondo tratar de conocerte a ti y al otro fuera de estereotipos es el verdadero reto y ahí reside el misterio.
En tus autorretratos hay este espíritu de ritual que mencionas en la obra. ¿Es para ti una obra performativa más personal, donde disfrutas de esta transformación en todo el proceso previo más que viendo el resultado final?
Lo que más disfruto es homenajear en imágenes al niño que se fascinaba con ellas. Por ejemplo, cuando estuve en Suiza invitado por un festival de arte recreando La dolce vita que recreó en su momento Claudia para Valentino. En las sesiones de fotos en exterior o en estudio, el proceso de preparación de una foto de Claudia lleva tiempo. Después, diseñar el esquema de luz, el vestuario. No es un shooting habitual.
Hay un momento especial cuando en el camerino o con un espejo me miro y a la vez me comparo con la imagen impresa de Claudia de referencia. Siento que es algo pillo, pero a la vez serio y trascendental. Aunque en Copying Claudia juego con el sentido del humor, hay que tomárselo muy en serio para que realmente funcione. El momento de la copia conlleva a veces horas, e incluso sufrimiento porque es muy muy difícil no solo hacer el gesto, la atmósfera, el movimiento… sino que veas en mí verdad. Cuando ocurre es mágico y emocionante y quizás esa imagen que tiene ese ángel da sentido a todo.
Hay un momento especial cuando en el camerino o con un espejo me miro y a la vez me comparo con la imagen impresa de Claudia de referencia. Siento que es algo pillo, pero a la vez serio y trascendental. Aunque en Copying Claudia juego con el sentido del humor, hay que tomárselo muy en serio para que realmente funcione. El momento de la copia conlleva a veces horas, e incluso sufrimiento porque es muy muy difícil no solo hacer el gesto, la atmósfera, el movimiento… sino que veas en mí verdad. Cuando ocurre es mágico y emocionante y quizás esa imagen que tiene ese ángel da sentido a todo.
¿Crees que el futuro de Copying Claudia va a tener más propuestas con temáticas concretas?
Sin duda. Tengo muchas imágenes tomadas los últimos tres años sobre Copying Claudia todavía inéditas para el público, con intención de mostrarlas en futuras exposiciones, y que exploran conceptos de manera más contundente. También futuros proyectos con Claudio como protagonista para hablar de otras realidades universales y ajenas a mí, que estarán en total contexto con el argumento de mi obra. Pero que a la vez me apetece explorar introduciendo otras realidades en este mundo inventado, o saliendo de él para explorar un ratito y aventurarme. Claudia y Claudio me han dado mucho valor y creo como autor y performer que la evolución de mi obra está conectada a algo más universal que mi propia persona y que mis propias musas.









