En esta edición de 080 Barcelona Fashion estamos encontrando combinaciones muy interesantes de estéticas, mundos y realidades que, en lugar de ser opuestos que se atraen, resultan siendo partes complementarias de una misma historia. Outsiders Division son expertos en unir lo impensable y desafiar cualquier paradigma con el confort y la libertad creativa que da tener una propuesta en la que todo está permitido y la única regla es la ausencia de las mismas. Borrando los ya subjetivos límites temporales entre la niñez, la juventud y la adultez, David Méndez Alonso nos invita a traer nuestro niño interior al exterior, a frenar el paso del tiempo y a madurar tan lento como nos apetezca.
Ser adulto es darse cuenta de que lo que nos gustaba en la niñez o en la adolescencia es lo que nos gustará siempre. Estas edades no son solamente en las que mayor libertad mental gozamos, dejando volar nuestra imaginación con una facilidad que es cada vez más difícil de replicar, sino que son una etapa increíblemente formativa en donde configuramos nuestras mentes con los filtros y gustos que permanecerán casi intactos durante toda nuestra vida. Es por eso que esta concepción social del tiempo, esta idea de que a cierta edad de repente tenemos que dejar de ser lo que éramos y adquirir un carácter de "persona adulta" que francamente resulta impostado para unas mentes en las que poco cambia al cumplir los 18, es una fachada cada vez más y más difícil de mantener.
Outsiders Division llega cada temporada como ese flautista de Hamelín al que seguimos ciegamente, no guiándonos a nuestro secuestro como en el cuento, sino conduciéndonos a un mundo donde está bien seguir siendo el niño que nunca hemos dejado de ser y donde se celebra vestir a la par de nuestros sueños más coloridos, tiernos e inocentes. Este encuentro de la edad mental con la edad física, de la niñez con la adultez, se da a través de la inclusión de elementos divertidos en piezas y prendas, no aburridas, pero sí formales y serias, como lo son los trajes sastreros, las gabardinas, los jerseys de punto o los vestidos de gala.
A través de tejidos coloridos, fornituras de fantasía, estampados divertidos y complementos atrevidos, las siluetas más preppy se vuelven punky, y la rebeldía se abre paso entre tanta tradición. No solo se trata de romper con lo establecido, se trata de expresar lo que realmente nos atrae y nos emociona; pocas cosas nos pueden hacer más felices que un dibujo de un gatito jugando billar o un perrito con tutú, y Outsiders nos da la oportunidad de llevar y usar esta felicidad, con orgullo y con estilo.
Si aún resulta un poco intimidante llevar un top con una dálmata o unos shorts de los siete enanitos, la firma propone unos complementos, entre bolsos, calzado, gorros y joyería, que hacen que infiltrar poco a poco la diversión en nuestros armarios sea cada vez más fácil. Desde los bolsos con charms que se han convertido en los estandartes de esta lucha contra el sombrío mundo corporativo hasta zapatos que intentan ser lo suficientemente formales imitando siluetas adultas, pero que al ser hechos en crochet nos hacen querer ir con ellos a lugares más divertidos que la oficina.
Lo que hace Outsiders Division no es construir tendencias para un desfile, es plantear códigos atractivos y maneras de pensar con las que identificarse fácilmente, y convencernos temporada tras temporada de que no hay edad para la diversión.
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