Olga de la Iglesia viajó a la India. El espiritualismo del país la cautivó, y ella supo cómo captarlo para cautivar a los demás. Ahora busca la manera de publicar el fotolibro de este viaje a través de una página web de crowdfunding donde ofrece sus fotografías a cambio de una donación.
¿Cuándo decidiste que querías ser fotógrafa?
En cuanto empecé a hacer viajes y a fotografiar todo lo que me llamaba la atención: personas, bodegones en la calle, escenas, luces… Más o menos cuando empecé la universidad y viajé a Irán.
Parece difícil financiar y vivir de la fotografía. ¿Crees que es un arte que no se valora lo suficiente?
Creo que es un arte que se está masificando. Está llegando a todos a través de los móviles y redes sociales. El problema no es cómo está valorado, sino por quién es valorado y de qué forma en la actualidad.
¿Por qué decidiste viajar a la India? ¿A qué te refieres cuando dices que este viaje ha cambiado tu perspectiva de vida?
Decidí viajar a la India para pasar tiempo con mi padre; fui con él y mi familia. Este viaje ha cambiado mi vida como cualquier otro en el que haya tenido una inmersión cultural fuerte. He estado viviendo tres años entre República Dominicana y Barcelona, y República Dominicana también ha sido un país que ha cambiado mi vida por completo. Encontré muchas similitudes con India y su modus vivendi.
Siento que viajar a países así de espontáneos y con este estilo de vida me inspira más que cualquier otra cosa, y que son la mejor escuela para entender el mundo en el que vivo. Son países con menos reglas y límites, más humildes. Me devuelven a la esencia de la vida. En Barcelona me siento poco conectada a esa raíz. En lo caótico encuentro mucha belleza y sabiduría. Además, la India tiene una gran fuerza espiritual que llegó a todo mi ser.
Siento que viajar a países así de espontáneos y con este estilo de vida me inspira más que cualquier otra cosa, y que son la mejor escuela para entender el mundo en el que vivo. Son países con menos reglas y límites, más humildes. Me devuelven a la esencia de la vida. En Barcelona me siento poco conectada a esa raíz. En lo caótico encuentro mucha belleza y sabiduría. Además, la India tiene una gran fuerza espiritual que llegó a todo mi ser.
En algunas fotografías sobre la India podemos observar diferentes personas sujetando unas camisetas. ¿Qué simboliza?
Mi amiga Paloma Lanna tiene una marca de ropa, Paloma Wool. Un día, cuando ya tenía planeado mi viaje a la India, le dije que había tenido una idea y le expliqué que sería interesante descontextualizar su ropa, llevarla a manos de diferentes personajes, perfiles y lugares en la India. De momento no simboliza algo en concreto, son retratos de personas que llamaron mi atención y que me gustaba cómo combinaban con esas prendas y el escenario en el que se situaban. Es solo el principio de un proyecto colaborativo entre nosotras y que va a continuar.
¿Cuál es tu próximo proyecto?
Próximamente viajo por una residencia de artista a Senegal durante mes y medio. Quiero desarrollar un estudio del color a nivel psicológico y cultural. Es un proyecto que va a empezar allí pero que tengo planeado desarrollar en más países.