El pasado 13 septiembre asistimos a la presentación de Mies on Scene: Barcelona en dos actos, proyectado en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Un documental  producido por Nihao Films y la Fundació Mies van der Rohe que narra la historia del Pabellón Alemán de Barcelona, edificio histórico y efímero en la arquitectura miesana, que supuso el punto de partida de una serie de ideas radicales ligadas al concepto moderno: racionalista, minimalista y abstracto.
¿Cómo es posible que uno de los edificios que más ha influenciado la arquitectura contemporánea nunca existiese? Diseñado por Mies van der Rohe y Lilly Reich como Pabellón Nacional de Alemania para la Exposición Internacional de Barcelona de 1929, solo tuvo ocho meses de vida. Tras la clausura de la Exposición, el Pabellón fue desmontado, pero con el tiempo se convirtió en un referente tanto de la trayectoria de Mies van der Rohe como de la arquitectura del siglo XX, teniendo lugar la reconstrucción del nuevo edificio en 1986 en su emplazamiento original. Dos Barcelonas diferentes, dos tiempos y dos escenarios –1929 y 1986– que los directores Xavi Campreciós y Pep Martin abordan de forma reflexiva y emocional dejando aún en el aire ciertos mitos e interrogantes sobre la obra.

Edificado con vidrio, acero y distintos tipos de mármol –en línea con la corriente estética de la Bauhaus–, el pabellón original reflejaba el orden, equilibrio, y organización que la nueva Alemania de Weimar quería proyectar: hay que retrotraerse a un año de crisis económica mundial cuando el partido nacionalsocialista, en pleno apogeo, quería ofrecer una imagen de sí misma que fuera atractiva y pudiera vender al mundo. Todo un manifiesto con tintes propagandísticos.

En un momento del filme, uno de los protagonistas, Eduardo Mendoza, también hace una matización histórica que ayuda a ponernos en contexto: “España estaba muy de moda. Era una época de vanguardias, de renovación cultural en todos los sentidos con Buñuel, Lorca, Miró o Picasso. Un momento de gran riqueza, aunque este edificio poco tuviera que ver con criterios artísticos, ya que tuvo más que ver con un concepto vinculado a la arquitectura moderna, no tradicional”.

En el debate posterior al la proyección del documental, los directores y guionistas nos hablaron sobre su experiencia de rodaje en el pabellón durante los últimos nueve años:  “Lo hemos tratado como un ser vivo, como un elemento cambiante y transformador para el entorno. Hemos mirado la historia a través del objetivo de la cámara, de nuestra documentación, pero también de nuestras emociones, de nuestras sensibilidades, con todo lo subjetivo que esto tiene”.

Campreciós también señalaba su visión como documentalista, desde el lugar del ‘no arquitecto’, del que no tiene conocimientos, dando voz y valor no solo a los expertos que participan sino también a la opinión de los visitantes y los niños. “En este contexto se da un diálogo emocionante pero también otros temas que como directores nos interesaban para universalizar lo máximo posible el documental. Es decir, que pudiéramos hablar un poco más allá y de temas como la capacidad transformadora del arte, la percepción emocional del espacio y el concepto de una obra maestra”.

Daniel Canogar y Atxu Amann, por su parte, se sumaron al debate desde su experiencia como arquitectos, señalando el choque del discurso de la arquitectura con la ciudadanía, y recordando también la figura de Lilly Reich –que tal vez pasa algo desapercibida–, una de las diseñadoras más importantes de la primera mitad del siglo XX, con una amplia labor en interiorismo, mobiliario, arquitectura y diseño textil que colaboró con van der Rohe durante más de diez años.

Mies on Scene ha sido seleccionado en los festivales de Los Angeles, Winnipeg, Santa Cruz (Argentina), Barcelona, Sydney, Beirut, Nueva York, Vancouver, Washington, Rotterdam y Lund. 
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