Retratos llenos de animales salvajes, vegetación abundante, cerillas, calaveras, paisajes oníricos. Surrealistas a veces, conmovedores siempre. Este es el universo de Mercedes Bellido, artista de Zaragoza afincada en Madrid, que combina su trabajo como pintora con colaboraciones con marcas como Reebok. Su obra, como uno de sus cuadros, es una inquietante y misteriosa puerta en medio del rostro que nos invita a entrar a un mundo maravilloso, de exploración, donde no hay sitio para la indiferencia y del que siempre se sale transformado. Vale la pena no perderse la carrera de esta artista, que durante el mes de mayo expone en solitario por primera vez en Madrid en el Espacio Ananas, y a la que auguramos un futuro no solo prometedor, sino brillante.
Tú eres natural de Zaragoza, ¿cuándo decidiste ir a Madrid? ¿Ha supuesto un paso decisivo para tu trabajo? Me imagino que en una ciudad como esta se produce una retroalimentación artística muy gratificante.
Decidí venir a Madrid después de estudiar la carrera en Cuenca, supongo que tras cinco años en una ciudad tan pequeña necesitaba un poco de contraste. Lo cierto es que sí, Madrid ha sido una especie de detonador. He conocido a gente muy creativa, con buenas ideas y ganas de hacer cosas.
¿Quién es la artista Mercedes Bellido? ¿Cómo te definirías? ¿Con qué soportes y técnicas te sientes más cómoda?
Pues soy alguien bastante normal. Me gusta el café por las mañanas, trabajar durante el día y acariciar a mis gatos por la noche (risas). Ahora en serio, soy muy trabajadora, a veces demasiado porque me obsesiono para que las cosas salgan como yo quiero. Soy bastante tozuda cuando algo se me pone entre ceja y ceja, ¡será el carácter maño!
Suelo trabajar el acrílico sobre papel o lienzo, y las tintas chinas sobre papel. Aunque la estampación siempre me ha llamado mucho la atención, y también he trasteado con la serigrafía, el fotograbado y alguna técnica como aguafuerte o punta seca.
Suelo trabajar el acrílico sobre papel o lienzo, y las tintas chinas sobre papel. Aunque la estampación siempre me ha llamado mucho la atención, y también he trasteado con la serigrafía, el fotograbado y alguna técnica como aguafuerte o punta seca.
¿Cómo definirías tu proceso de creación? ¿Sigues alguna rutina o simplemente te pones a ello?
Como trabajo también fuera de casa, no puedo dedicarme a tiempo completo, pero siempre llevo bolígrafos encima por si se me ocurre alguna genialidad... o locura (risas). Lo anoto y al llegar a casa me pongo a dar vueltas a la idea. No soy de las que opina que la inspiración te llega sentada mirando la pared, en mi caso tengo que ir a buscarla, y hay días que no la encuentro. Intento ser lo más metódica que puedo simplemente para economizar mi tiempo.
Tu arte tiene algo del imaginario visual y onírico de los artistas surrealistas como Magritte. ¿En qué te inspiras o cuáles son tus referencias artísticas?
Sí, mucha gente me lo dice y algo de razón tienen. Una de mis mayores referencias es Giorgio De Chirico, también David Hockney, Henri Matisse, Yves Tanguy o Paul Delvaux. Pero en los últimos años he descubierto un gran número de jóvenes artistas como Aleksandra Waliszewska, Danny Fox, Kottie Paloma, Ian Stevenson, Rhys Lee, David Shirgley… y un largo etcétera. También me nutro mucho del mundo del tatuaje, la imaginería alquímica y el misticismo.
La naturaleza es un elemento muy importante en tus pinturas, tanto que a veces parece que se esfuerza por salir de cualquier rincón, como por ejemplo de una caja de cerillas.
Sí, desde pequeña he tenido mucho contacto con la naturaleza. Desde que tengo memoria, mi padre me lleva al monte a subir montañas, y supongo que eso se acaba reflejando en lo que hago. Al final, si repaso mis imágenes, me doy cuenta que todas tienen relación con mi infancia. Las cerillas, por ejemplo: siempre recordaré la caja de cerillas Golondrina que teníamos en la cocina de la playa, y cómo intentaba robarlas a escondidas para encenderlas.
Tu obra es una perfecta conjugación entre la realidad y la potencia de un mundo imaginario. ¿Qué papel juegan los límites, las fronteras entre antagónicos en tu obra? ¿Es quizás la fórmula del magnetismo que provocan tus cuadros?
Siempre me han interesado las fronteras, lo contradictorio, la línea que separa el bien y el mal, lo que hay en medio. Me parece más interesante algo con matices que algo simplemente bueno o simplemente malo. Es como los personajes de una película: siempre me atraen los buenos capaces de lo peor, y los malos capaces de lo mejor.
Quien siga la pista sabrá que, además de realizar tu propia obra, trabajas también en colaboraciones, creando ilustraciones para marcas o grupos de música como Love of Lesbian. ¿Es muy diferente esta tarea de ilustradora de la que realizas como artista? Háblanos un poco de esta segunda salida.
Bueno, al principio es más duro porque te piden cosas que se alejan de lo que realmente quieres hacer, pero poco a poco vas consiguiendo que la gente pida lo que tú haces. Últimamente, lo único que varia en mis colaboraciones es la temática: ya sean unas zapatillas, una botella o una portada, los clientes me piden lo que quieren pero me dan libertad total. En ese aspecto estoy súper agradecida, porque se pasa mal cuando te tienen tan acotado al principio.
En mayo realizarás tu primera exposición en Madrid, ¿verdad? ¿Qué podremos ver?
Pues inauguro en el Espacio Ananas de Madrid el próximo 6 de mayo, y la verdad que estoy nerviosa al ser mi primera exposición individual en la capital, pero también ilusionada de que Ana y Adriana hayan confiado en mí. He recolectado las pinturas que he hecho a lo largo de este año y parte del pasado, también habrá dibujos, posiblemente algún grabado y, por supuesto, cajas de cerillas.
¿Cuáles son tus próximos proyectos, ambiciones y planes de futuro?
Este año se presenta muy bien, no podía haber empezado mejor. Tengo pendientes colaboraciones con Urban Outfitters, Lost&Found Market, el Festival de Les Arts, y la portada de un grupo de Zaragoza llamado Calavera (que os recomiendo). Por el momento estas son las que puedo confirmar... pero hay alguna cosa más en el tintero.