La interiorista María Villalón Puras nos invita en su último proyecto a un recorrido neoyorquino lleno de vida y referencias culturales en el nuevo restaurante madrileño que ha decorado, Pointer, marcando así el punto de partida hacia un viaje de diseño, sabores y experiencias.
María ha colaborado con algunos de los restaurantes más conocidos de Madrid, y aunque repite en esta ocasión con el mismo grupo hostelero creador de Teckel, nos confiesa que además de la gastronomía le entusiasman otros sectores en los que ha participado recientemente, como el residencial u hotelero. Sin olvidar que ha desfilado para Jorge Vázquez o Aristocrazy y realizado campañas para Loewe, la moda es otro sector que le interesa y compagina con la arquitectura de espacios, aunque prefiere dar prioridad a su carrera profesional como interiorista.
Mientras tomamos unos deliciosos buñuelos de morcilla con miel de caña, charlamos con María sobre moda, arquitectura y cómo su espíritu viajero la ha inspirado en esta ocasión para recrear escenas y estilos de vida, en una fusión de culturas donde se respira calidez, naturalidad y buen rollo.
Mientras tomamos unos deliciosos buñuelos de morcilla con miel de caña, charlamos con María sobre moda, arquitectura y cómo su espíritu viajero la ha inspirado en esta ocasión para recrear escenas y estilos de vida, en una fusión de culturas donde se respira calidez, naturalidad y buen rollo.
María, ¿qué te llevó a dar el salto de la moda al interiorismo?
No fue un salto realmente, yo estaba interesada en la arquitectura antes que en mi carrera como modelo. Trabajar como modelo salió de imprevisto una vez me vine a vivir a Madrid a estudiar.
Vemos en Pointer una especie de East Village lleno de vida y referencias culturales, ¿sobre qué idea has construido este espacio?
La inspiración la encontré en ciertos barrios de la ciudad de Nueva York. Quise crear dos espacios con conceptos distintos pero unidos por el encanto de una misma ciudad. Para la planta baja se ha utilizado un concepto neoindustrial que nos traslada a los locales más trend del barrio de Williamsburg, en el distrito de Brooklyn, mientras que la planta primera nos recuerda al típico meeting point del East Village, donde se reúnen personas de todas las edades para ver y ser vistos mientras brunchean.
Además de la gastronomía, ¿qué otros sectores te interesan?
Residencial, hoteles… pero en general cualquier sector me interesa sobre todo si surge un proyecto atractivo.
¿Cómo te enfrentas al proceso creativo en cada nuevo proyecto?
Cada proyecto es un mundo, depende mucho del público al que vaya dirigido, la idea que tenga el cliente y el concepto en el que te bases para hacer al diseño.
¿Te ajustas mucho a los briefings de cada cliente o tienes cierta libertad para proponer y rebatir ideas? ¿Los conceptos de cada espacio suelen estar bien definidos desde el principio?
Siempre es importante la figura del cliente y sus necesidades; y a la vez fundamental saber guiarle para sacar el mayor partido a su proyecto. El concepto que se le quiere dar a un espacio se define desde el principio, pero a lo largo del proyecto siempre existen cambios a medida que va tomando forma.
¿Dónde encuentras la inspiración?
El día a día es mi fuente de inspiración. Soy una chica a la que le gusta viajar, conocer nuevos países y empaparme de su cultura. La inspiración está en todos los sitios.
¿Qué destacarías como imprescindible para realizar un buen trabajo?
Todos los elementos son fundamentales, lo importante es la buena combinación entre ellos. El mínimo detalle te hace marcar la diferencia. Aquí en Pointer, por ejemplo, verás que he recurrido a materiales industriales como paredes de ladrillo visto, chapas metalizadas, techos con instalaciones vistas y maderas envejecidas.
¿Con qué otros clientes has trabajado? ¿Cuál ha sido hasta ahora tu mayor reto?
He trabajado tanto con particulares como para empresas. El proyecto que vives en cada momento es el mayor reto.