Han pasado tres años desde nuestra última entrevista, y en este tiempo María Medem ha logrado publicar su obra Por culpa de una flor. Ha cautivado al mundo con su singular enfoque artístico y su capacidad para transportarnos a universos llenos de magia y fantasía. Su obra, caracterizada por una fusión única de colores vibrantes, composiciones evocadoras y un estilo distintivo, ha dejado una huella imborrable en la escena artística contemporánea. La capacidad para desafiar los límites de la imaginación es evidente en cada detalle de sus ilustraciones. Sus personajes cobran vida con expresiones cautivadoras y gestos sutiles, mientras que los fondos y paisajes que crea nos sumergen en mundos paralelos llenos de maravillas y enigmas por descubrir. Hablamos con ella para conocer en más detalle su trayectoria y universo.
Hola María, ¡felicidades por la publicación de Por culpa de una flor! Han pasado ya 3 años desde que te entrevistamos. ¿Cómo te sientes al ver el trabajo de 3 años publicado?
¡Muy contenta! Al principio, algo que no me había pasado con nada que hubiera publicado antes, me daba mucha vergüenza que se leyera, y creo que tiene que ver por haber pasado tanto tiempo junto a este libro. Pero después de esa vergüenza y cierto miedo siento satisfacción, sobre todo porque durante el proceso parecía imposible ver el fin. Siempre que parecía que iba a acabarlo, quedaba un proceso que a primera vista yo pensaba que iba a ser rápido y luego se alargaba durante meses, como poner los bocadillos de texto, por ejemplo.
Estudiaste Bellas Artes en la universidad, ¿qué experiencias o acontecimientos en tu vida te llevaron a convertirte en artista? ¿Hubo alguna influencia en particular que te inspiró a seguir este camino?
A veces intento recordar que se me pasó por la cabeza cuando decidí que quería hacer Bellas Artes, porque no sé a cuento de qué me vi tan segura con eso, cuando no había nadie cercano a mí que se dedicara al arte ni había conocido yo a ningún artista en persona. Sí que dibujaba más o menos bien dentro de lo que cabe, no es que fuera una virtuosa, ni la que mejor dibujaba de la clase, pero me entretenía y disfrutaba mucho dibujando. Así que no sé, en algún momento tuve la certeza de querer estudiar Bellas Artes, fue haciendo el bachillerato de Sociales cuando me decidí y en Bellas Artes que me metí, dibujando bastante peor que el resto cuando entré por no haber hecho el bachillerato artístico.
¿Cómo ha evolucionado tu trabajo desde tus primeras obras hasta ahora? ¿Ha habido algún momento o proyecto que te haya llevado a un punto de inflexión en tu carrera? Estoy pensando, por ejemplo, en el premio a Artista Revelación del Salón del Cómic en 2019.
Sí, lo del Salón del Cómic me animó muchísimo a hacer este cómic nuevo, porque tras trabajar en un proyecto largo como fue Cenit, que sea valorado es lo mejor que puede pasar, dan ganas de hacer lo siguiente. Veo que todo ha ido poquito a poco pero de manera constante, y eso algo a lo que estoy muy agradecida. Mi punto de inflexión creo que sucedió muy pronto y es que Cenit se publicara con Apa-Apa Cómics, que Toni y Sergi, los editores, confiaran en mi trabajo y me hayan apoyado sin prisas, con confianza y también con buen criterio para guiarme. Y ahora, que haya sido posible la coedición con Blackie Books, está siendo otro momento muy importante para mí.
Tu trabajo ha sido publicado en varias revistas y libros, como The New York Times. ¿Te interesa especialmente trabajar en proyectos editoriales? ¿Te sientes cómoda con los trabajos por encargo?
Sí, suelo aprender bastante, a pensar rápido y a buscar soluciones a problemas que a primera vista, si el texto es denso o da un tema que no conozco, pueden parecer imposibles. Así que es algo que me gusta bastante, además me hace dibujar mucho y dibujar cosas y elementos nuevos que quizás no dibujaría, y eso es siempre bueno.
Además de tus ilustraciones, también has trabajado en proyectos de animación y diseño de personajes, como en el grupo Rival Consoles. ¿Qué tal ha sido esa experiencia? ¿Hay alguna diferencia en el proceso creativo entre estas áreas?
Diseños de personajes no he hecho realmente, pero sí animaciones. El proceso creativo en mi caso es bastante similar al cómic, solo que en cierto aspecto las animaciones son más laboriosas. Empecé haciendo animaciones un poco por gusto, por probar, porque tenía ciertas nociones, y poco a poco fueron llegándome algunos encargos de animación para música, videoclips animados. El de Rival Consoles es el último que he hecho, Visions of Self se llama, y es con el que estoy más contenta. Fue un gusto trabajar con su música, y ahora esta animación me ha dado una gran alegría porque se proyectó en Cannes dentro de Revelaciones.
¿Cómo manejas los momentos en que experimentas bloqueo creativo? ¿Tienes algún consejo para otros artistas que puedan estar lidiando con esto?
Ya sé que parece fácil decirlo, pero intento no agobiarme. Entiendo que todos son procesos, que no somos máquinas, y que no hay que obsesionarse con no tener ideas, porque claramente no es un pensamiento que ayude. Estoy convencida de que son necesarios tiempos de pausa y de reflexión para que aparezcan buenas ideas. Para calmarme recuerdo que más o menos con 15 años hice un dibujo que me gustó muchísimo y después de la satisfacción inicial, pasaron los días y empecé a ponerme tristísima –me duró el asunto bastante– porque pensé que ya estaba, que nunca más se me ocurriría una idea mejor que esa, ¿fue quizás mi primer bloqueo creativo? Desde luego fue intenso. Ese drama que a día de hoy me parece ridículo me ayuda a poner todo en perspectiva.
Y sobre el tema de los cómics, no los hago con presión, sino cuando encuentro una historia que me llena. Pero en las ilustraciones, cuando es un encargo y no se me ocurre nada, la experiencia me ha enseñado que, aunque tarde más, si sigo pensando, si doy una vuelta y me despejo, o si me pego una ducha, me vendrán soluciones tarde o temprano, sobre todo si insisto en hacer bocetos, aunque sea de ideas a primera vista malas, porque de ahí pueden salir cosas interesantes.
Y sobre el tema de los cómics, no los hago con presión, sino cuando encuentro una historia que me llena. Pero en las ilustraciones, cuando es un encargo y no se me ocurre nada, la experiencia me ha enseñado que, aunque tarde más, si sigo pensando, si doy una vuelta y me despejo, o si me pego una ducha, me vendrán soluciones tarde o temprano, sobre todo si insisto en hacer bocetos, aunque sea de ideas a primera vista malas, porque de ahí pueden salir cosas interesantes.
Tus obras son muy coloridas y vibrantes, parte de tu estilo tan característico que te ayuda a transmitir sensaciones. ¿Hay algún color en particular que te guste utilizar o que tenga un significado especial para ti? En particular, en tu última obra Por culpa de una flor hay una paleta de colores que se repite durante todo la historia, lila, azul y rosa. Tanto por el uso de esta paleta de colores como por la composición de página me recuerda a artistas japoneses y en concreto a Tadanori Yokoo, ¿la estética japonesa te interesa? ¿El uso del azul de Prusia está relacionado con esto?
Voy variando un poco de paletas, hay veces que unos colores me llegan mucho, pero después me dejan de transmitir tanto y voy cambiando a otros. En el libro he intentado no cerrarme a ningún color, por ejemplo, los verdes eran tonos que no usaba apenas y aquí sí que he decidido usarlos y quizás utilizar menos el naranja y el rojo, que eran los más predominantes en Cenit, por ejemplo. Otro color que no usaba nunca en grandes áreas era el negro y me estoy animando a usarlo últimamente, eso ha sido gracias a este cómic, porque hay una escena que transcurre de noche y me di cuenta de que solo usando negro en grandes cantidades funcionaba.
Esa paleta que mencionas, de lilas y rosas, apareció mientras veía cómo ponerle color a un atardecer de verano y me gustó mucho, me parecía que tenía bastante que ver con el tono de la historia, y decidí usarla a través de todo el cómic, como una manera de construir la atmósfera del cómic. Sí que me interesa mucho el grabado japonés, y también el trabajo de Yokoo y de Ikko Tanaka. Más o menos empecé a darme cuenta de cómo me gustaba dibujar –línea fina y colores planos– en la asignatura de grabado, cuando estudiaba Bellas Artes, haciendo xilografía y descubriendo las estampas de Ukiyo-e. Pero bueno, lo del color ha sido un camino largo, porque al principio por mucho que yo viera grabados coloridos, me daba bastante miedo el uso del color. Mis primeros fanzines son en duo tono, sin arriesgarme nada, y poquito a poco fui añadiendo otro color, y luego otro hasta ahora.
Esa paleta que mencionas, de lilas y rosas, apareció mientras veía cómo ponerle color a un atardecer de verano y me gustó mucho, me parecía que tenía bastante que ver con el tono de la historia, y decidí usarla a través de todo el cómic, como una manera de construir la atmósfera del cómic. Sí que me interesa mucho el grabado japonés, y también el trabajo de Yokoo y de Ikko Tanaka. Más o menos empecé a darme cuenta de cómo me gustaba dibujar –línea fina y colores planos– en la asignatura de grabado, cuando estudiaba Bellas Artes, haciendo xilografía y descubriendo las estampas de Ukiyo-e. Pero bueno, lo del color ha sido un camino largo, porque al principio por mucho que yo viera grabados coloridos, me daba bastante miedo el uso del color. Mis primeros fanzines son en duo tono, sin arriesgarme nada, y poquito a poco fui añadiendo otro color, y luego otro hasta ahora.
Has comentado que al realizar estas historias quieres “transmitir la sensación de extrañeza y ensoñación, de no distinguir lo que es real y lo que no”. Estas palabras creo que definen exactamente la sensación que tienes al leer y observar Por culpa de una flor, hay muchas escenas que cuestionas a la protagonista si está en la realidad o en el mundo de los sueños. ¿De dónde procede estás admiración por el mundo de los sueños o de la imaginación?
No estoy segura. Creo que porque los primeros libros y pelis que leí que me sorprendieron y cambiaron un poco la concepción que tenía de cómo debía ser una historia jugaban con estos elementos, también porque me interesa mucho la poesía, las imágenes que te dejan con cierta intriga. Pero también me interesa mucho la realidad, representarla lo más fielmente que puedo, pero desde la subjetiva, lo más parecido a lo que yo percibo. En Por culpa de una flor, por ejemplo, he intentado cuidar que la extrañeza sea de menor intensidad que en Cenit, y que la atmósfera, en todo caso, tienda más a la ensoñación.
Personalmente, he visto que muchas de tus obras también tienen una mirada surrealista y fantástica. ¿Qué artistas te han influenciado y cómo se han reflejado en tu trabajo más allá de la obra metafísica de Giorgio de Chirico? ¿Hay algún movimiento artístico que te haya inspirado especialmente?
Por ejemplo, el realismo mágico, Juan Rulfo, Gabriel García Márquez… cuando los descubrí fue para mí otro cambio importante. En la poesía, Federico García Lorca también fue un antes y un después, y por supuesto el flamenco, que aunque no lo parezca a primera vista, tiene ese poso de misterio en la combinación de letras y en lo que no se dice que a mí me resulta muy sugerente, muy similar al realismo mágico.
También me gusta mucho Leonora Carrington, René Magritte e Hilma af Klint, aunque su obra la he conocido más recientemente. Pero realmente lo que más me inspira es la fotografía, y en concreto la obra de fotógrafos documentales y realistas, por ejemplo la de Cristina García Rodero, que es una genia, las fotografías de Atín Aya y de Ramón Masats.
También me gusta mucho Leonora Carrington, René Magritte e Hilma af Klint, aunque su obra la he conocido más recientemente. Pero realmente lo que más me inspira es la fotografía, y en concreto la obra de fotógrafos documentales y realistas, por ejemplo la de Cristina García Rodero, que es una genia, las fotografías de Atín Aya y de Ramón Masats.
¿Cómo te inspiras para crear estos paisajes imaginarios?
Muchas veces parto de recuerdos, de paisajes en los que he estado y que recreo, sobre todo intento dibujar lugares en los que, por una razón u otra, me gustaría estar o que existieran.
Otra parte clave en tu obra es la admiración por la naturaleza, ya que el libro expone un mundo donde no hay mucha vida y el objetivo es proteger a la flor y mantenerla con vida. Se trata de un tema constante en la obra, tanto en las ilustraciones como en la narrativa. ¿Querías que la naturaleza fuera parte central de la historia? ¿Desde qué ángulo?
Muchas veces concebimos la naturaleza como un lugar al que vamos, y no en el que estamos y del que somos parte. A mí esa separación me parece un error, porque da la sensación de que podemos elegir no tener nada que ver con la naturaleza y que incluso nos podemos aislar de ella, o usar de ella lo que queramos para nuestro beneficio y luego desentendernos. En el cómic la naturaleza es un personaje más, porque tal y como sucede en nuestra realidad, todo lo que pasa en la tierra nos afecta directamente, modela y configura muy decisivamente nuestras vidas. En esta historia sucede claramente, no solamente porque un elemento natural produce un cambio en la protagonista, sino que todos los sonidos y olores forman, alteran sus estados de ánimo y crean otro personaje, que es el paisaje.
Aunque eres ilustradora, el sonido también forma parte de tu obra, la voluntad de transmitir desde las imágenes el sonido que tienen las cosas. Otro sentido que desarrollas mucho es el sentido del tacto. ¿Quieres que el lector pueda adentrarse dentro de la historia, desde más de un sentido?
Sí, me interesa mucho crear atmósferas, y el sonido es muy importante, si escuchas una cosa u otra, la percepción que se te queda de un lugar cambia completamente. Así que una de las cosas más entretenidas y que más he disfrutado del proceso ha sido trabajar esa parte más relacionada con lo sensorial.
En la parte final del libro, los agradecimientos, explicas que muchas letras de canciones populares del flamenco son parte de los textos de la historia. ¿Por qué quisiste hacer esta relación entre el flamenco y el libro? ¿Forma parte de ti al ser de Sevilla? ¿Es un género musical que te ha influenciado?
Siempre he metido cosas un poco flamencas en los libros que he hecho, aunque nunca de una manera tan explícita como en este, pero siempre me han servido muchas letras como punto de partida para imaginar algo. Así que no es una relación que yo haya forzado, sino que forma un poco parte de mi vida, porque escucho mucho flamenco, me ayuda a entender el mundo de otra manera y provoca en mí ciertas sensaciones que no provoca ninguna otra música. Meto tres letrillas porque creo que tienen una fuerza poética muy grande y que ayudan a sintetizar los pensamientos y las preocupaciones que en ese momento tienen los que las cantan.
La editorial Drawn & Quaterly publicará en Estados Unidos y Canadá Por culpa de una flor. ¿Qué sensación te produce publicar tu libro junto a Seth, Chris Ware, Daniel Clowes y la extensa nómina de gente con talento que tiene esta editorial? ¿Fan de alguno de estos autores en particular?
¡Imagínate! Que se tradujera al inglés ya fue para mí una alegría enorme, pero cuando supe que iba a ser con Drawn & Quarterly es algo increíble. Son autores que admiro, muchos de ellos me hicieron encontrar el cómic que me gustaba, así que me parece una suerte estar acompañada de toda esa gente, me resulta complicado elegir uno del que sea fan, pero sí es cierto que con Daniel Clowes me empecé a adentrar en la adolescencia en un cómic más alternativo.
¿Hay algún proyecto o colaboración en particular que esté en tu lista de deseos para el futuro? ¿Con quién te gustaría colaborar?
Pues no sé (risas). Esta es la pregunta que me resulta más complicada, me agobia hacer listas de deseos o de colaboraciones, así que no sé, me dejo sorprender por lo que me depare el futuro, espero que con gente tan buena como con la que he estado trabajando hasta ahora.