Hay restaurantes comunes y luego está Maldita Barra, un espacio de expresión cultural. En pleno corazón del Eixample barcelonés, el proyecto de Ana de Espona va mucho más allá de la cocina. Este primer aniversario se ha celebrado como una declaración de intenciones, de identidad y de comunidad. Una performance donde cada detalle parece formar parte de un alma en expansión.
Para arrancar con la celebración de este primer año – “aunque son dos de proyecto”, apunta la fundadora –, Ana de Espona ha organizado una cena más íntima con comensales que vienen del mundo de la comunicación, pero también de la gastronomía o del arte. Ahí tenemos la oportunidad de conocer mejor a esta emprendedora que con tan solo veintitrés años ya está al frente de un negocio exitoso que atrae a un público tanto local como internacional. 
Todo empieza con el local, un lugar histórico donde, como nos comenta, vivió a finales del siglo XIX Pepita Teixidor, una influyente artista visual (la primera mujer artista en tener una escultura en el Parc de la Ciutadella). Tras décadas de historia, idas y venidas, montaron un negocio con una barra gigante que ocupaba medio espacio. De ahí, claro, cuando toma las riendas Ana, surge el nombre: Maldita Barra. Y no solo eso: “Es más simbólico”, aclara. “Es mi nervio, mis ganas de romperlo todo”. 
Maldita_Barra_23.jpg
Maldita_Barra_15.jpg
Maldita_Barra_17.jpg
Con cero experiencia ni amigos o familiares metidos en hostelería, fue Hong Kong (donde estudió unos meses en un programa de intercambio) lo que despertó el interés de Ana en abrir su propio local. “La hostelería era el formato perfecto para plasmar todo lo que me gusta”, nos explica. Y así lo ha materializado en Maldita Barra: “Es un restaurante pero la comida va más allá de un plato. Quería que fuera una experiencia relacionada con la cultura y el arte”. 
Uno de los ejemplos más claros es el cuadro que ahora preside la barra, a cargo de Sandra Modrego, que retrata a cinco mujeres emprendedoras de la ciudad, capturando así su esencia valiente y disruptiva: Eugenia Soler (modelo), Julieta Rueff (founder Flamaid), Ana de Espona (owner Maldita Barra), Alba Rocafort (founder Fabric) y Laura de Espona. 
Maldita_Barra_9.jpg
Tras una cena riquísima (con gildas, gazpacho veraniego, salmón, milanesa, pasta y un helado de vainilla con pistachos caramelizados que ponía el broche de oro), el día siguiente tocaba inauguración por todo lo alto. El restaurante-bar-galería celebraba su primer aniversario en una velada donde la atmósfera lo era todo. La iluminación, tenue pero precisa, mostraba las estanterías cubiertas de libros y botellas de vino, como pequeñas vitrinas de una memoria que apenas empieza. La artista Sandra Modrego pintaba en directo un retrato colectivo de la fundadora junto Eugenia Soler, Alba Rocafort, Julieta Rueff y Laura de Espona, cinco figuras que condensan el pulso femenino y creativo que representa el espacio. 
Mientras tanto, un DJ, rodeado de detalles de Ferragamo, marcaba el ritmo desde un espacio más íntimo. Todo formaba parte de una misma escena vibrante, con personalidades como el cantante Carlos Sadness, Emma Hakyoban, directora creativa de PdePaola, o la influencer Maria Chloé, y se mostraba lo que es Maldita Barra en esencia, un espacio que no gira solo en torno a la cocina, sino a la creación de afinidades, relatos compartidos y vínculos creativos.
En solo un año, ha conseguido instalarse como lugar clave en el mapa cultural de Barcelona, desbordando las convenciones de restaurante para convertirse en territorio creativo, cruce generacional y refugio para el talento emergente. Su éxito reside tanto en lo que ofrece como en lo que convoca, una nueva sensibilidad que funde el espacio gastronómico con un relato visual y deseo de permanencia. 
En el evento, desde el cóctel de bienvenida acompañado de la música, hasta el pase gastronómico ideado por los chefs Jordi Limón y Martín Badó, cada momento fue orquestado con intención, pero el ambiente se movía de forma natural.  A medida que avanzaba la noche, la sala se iba transformando en galería, pista de baile y salón íntimo. Un reflejo del espacio multidisciplinar que es Maldita Barra. Más que conmemorar lo que ha sido, brindaba por lo que está por llegar para este lugar tan especial. ¡Feliz cumpleaños, y por muchos más!
Maldita_Barra_5.jpg
Maldita_Barra_1.jpg
Maldita_Barra_8.jpg
Maldita_Barra_2.jpg
Maldita_Barra_4.jpg
Maldita_Barra_7.jpg