“Me parece rara la idea de ‘utilizar’ la música para algo. Yo hago música y ya está”, confiesa Sole Parody, mejor conocida por su nombre artístico, Le Parody. Y sin embargo, sí que tiene alguna finalidad, sobre todo la de su último álbum, Porvenir: la de remover conciencias, denunciar injusticias, conectar con y escapar del mundo al mismo tiempo, experimentar, y conocerse a sí misma. Con una fusión de melodías folclóricas orientales y andaluzas con beats electrónicos, Le Parody presenta un disco que traza su evolución constante a nivel melódico y lírico. Hablamos con ella sobre autoconocimiento, capitalismo, escapismo, y danza.
Empecemos conociéndote un poco. ¿Quién es Le Parody? ¿Cómo nació tu nombre artístico?
Le Parody soy yo misma. Me llamo Sole y mi apellido (real) es Parody. Hay artistas que usan su propio nombre y otras que usan un alias; yo quería buscar algo entre medias porque es un proyecto personal pero también ha tenido y tiene etapas y tramos colectivos. Así que Le Parody es la mitad de mi nombre y mi apellido. Y parecerá imposible, pero tardé tiempo en darme cuenta que Parody (el apellido se pronuncia con el acento en la ó), se escribe igual que Parody, ‘parodia’ en inglés, lo cual realmente despista porque lo paródico no tiene nada que ver con el proyecto. Pero bueno, me pareció que ya era tarde para cambiarlo así que así sigue.
¿Cómo crees que han influido tus raíces andaluzas en tu trabajo?
Influyen mucho en melodías y cadencias, y en la sentimentalidad, creo. Cada cultura tiene su forma de ser, eso se te pega, y si luego haces algo conectado a quien eres, por ahí se transmite.
Tus temas están formados por melodías casi hipnóticas y letras que nos explican la realidad que estamos viviendo actualmente. ¿Qué tiene más importancia para ti, la música o las palabras?
Ambas por igual. Aunque la música me lleva mucho más trabajo.
“Me parece rara la idea de ‘utilizar’ la música para algo. Yo hago música y ya está.”
Tu música bebe de la electrónica últimamente; imagino que debes estar escuchando bases y artistas que trabajen este estilo musical. ¿Qué DJs nos recomiendas?
En realidad, donde más escucho electrónica es en directo, en fiestas y clubs; son contextos donde la disfruto mucho más. En casa me pongo todo tipo de cosas: flamenco, boleros, pop, ambient, etc. Para ver en directo, algunos DJs que me gustan mucho son Paula Temple, Phase Fatale o Norman Nodge. En casa me pongo electrónica más melódica o ambiental, tipo Rival Consoles o Aïsha Devi.
La electrónica lleva años en auge, y muchas veces se interpreta como un modo de escapismo cuando la realidad parece insoportable. ¿Dirías que este es un poco tu caso? ¿Propones un poco una salida al panorama actual a través de tu música?
Creo que toda música es a la vez un modo de escapismo y un modo de conexión. También pienso que ‘la electrónica’ es un término demasiado amplio. Es el instrumento de nuestra época y puede ser utilizado para todo tipo de cosas.
Hablas de Europa, del terrorismo, de la guerra, de los problemas de Siria. Tratas temas políticos y grandes problemáticas sociales del momento. ¿Cuáles son tus mayores preocupaciones político-sociales actualmente?
Pues justo esas de las que hablo. Me preocupa ser parte de un continente culpable de masacres y colonizaciones, me preocupan las guerras y que se le niegue asilo a la gente que se ve forzada a huir, me preocupan los destrozos del capitalismo. Y en fin, me preocupan en general que las ideas y acciones de algunos jodan tanto la vida de otros.
¿Utilizas la música como liberación o para concienciar a la sociedad de los problemas?
Me parece rara la idea de ‘utilizar’ la música para algo. Yo hago música y ya está. Por ahí me expreso, experimento y disfruto. Quien la reciba supongo que sentirá y experimentará otras cosas, pero esas son cosas que yo no pretendo controlar.
He leído en algunas entrevistas que le das mucha importancia al uso del cuerpo. ¿De dónde surge tu interés por el baile y el culto a la danza?
No sabría explicarlo. Me gusta mucho bailar y la relación que se establece cuando bailas con más gente. Me parece muy sano e importante.
Escuchando temas de tu primer soundtrack, Cásala, publicado en noviembre de 2012, encontramos grandes diferencias entre las primeras canciones y las del último disco, tanto en las letras como en el ritmo. Inicialmente jugabas con ritmos más acústicos y últimamente has desarrollado un estilo más electrónico. ¿Cuál es, según tu punto de vista, el mayor cambio que has desarrollado durante estos siete años a nivel melódico?
Los discos son distintos, sobre todo porque están hechos en épocas distintas de mi vida. Escuchaba y vivía otras cosas cuando hice Cásala. También creo que fue un disco más de dejarme llevar, de hacer canciones sin pensarlas mucho, quedándome con las cosas que me sonaban bonitas sin cuestionarlas. Tuvo mucho trabajo también, como todos los discos que he hecho, pero fue muy de juego y experimentación. En los otros dos, en Hondo y en este último, iba buscando cosas más concretas. En Porvenir quería utilizar ritmos de electrónica de baile y melodías del folclore oriental y andaluz unidos al trabajo de sampleo que ya había iniciado con Hondo. También he aprendido mucho sobre producción en estos años y utilizo herramientas más potentes, eso marca mucho la diferencia en las bases y el sonido.
¿Qué significa Porvenir, tu nuevo álbum, para ti a nivel personal?
Porvenir marca un punto de inflexión en mi vida, el cierre de una etapa y el inicio de otra. En realidad, también los otros dos discos sucedieron en momentos de cambios importantes personales. Quizás la única diferencia entre este y los otros es que es el primero que hago sin complejos, convencida de que este es mi oficio, el de hacer música. He tenido muchísimas dudas y ha sido mucho, muchísimo curro, pero lo he sufrido menos que con los otros dos.
Tratas temas como la decadencia en Europa, del desamor, de las guerras del oriente medio, etc. ¿Existe para ti cierta relación entre los temas que tratas?
No lo sé bien, es algo misterioso. Yo pongo esos temas juntos y me parece que tiene sentido, pero no sabría explicarlo.
¿Crees que para crear buena música es necesario tener cierta conexión emocional con los temas tratados en las canciones? ¿De qué forma relacionas tu forma de ser con tus trabajos?
En mi caso sí que es necesaria esta conexión, o más bien es que es inevitable. Mi forma de ser está muy pegada a mis trabajos y a cómo los presento. Pero no sé si es algo general para todo el mundo. Quizás haya artistas capaces de distanciarse de su obra, de hacerlo de forma más maquinal o técnica. No lo sé. Aunque todos los artistas que yo conozco tienen conexiones emocionales fuertes con sus obras.
En breve tocarás en el museo Thyssen de Madrid y en el Hard Beauty de Londres. ¿Cuáles son tus planes de futuro?
Tengo tres conciertos más este verano, en Donosti el 4 de agosto, en La Granja de Segovia el 30 del mismo mes, y en Boimorto (festival de la Luz) el 7 de septiembre. A partir de septiembre se vienen más por anunciar en Bilbao, Barcelona, Madrid, etc. Confío en que siga sucediéndose y aumentando esta gira intermitente-permanente en la que vivo desde hace tres o cuatro años. Quien quiera enterarse me puede seguir en redes o apuntarse a mi lista de correo.