Una obra artística se suele entender como un objeto o una experiencia acabada y limitada que se puede exponer y coleccionar. Sin embargo, para Sara Catalán, creadora del hub cultural The Over, el arte está en el pensamiento, y lo que el artista hace no es ejercer sino pensar. De toda su carrera como curadora, la iniciativa que ella destaca como más enriquecedora y necesaria son las residencias artísticas que lleva desarrollando desde hace cuatro años junto al hotel boutique Pol & Grace, un encantador rinconcito que se encuentra en el barrio de Sant Gervasi, en lo alto de la ciudad de Barcelona, y que junto a Miquel Muñoz, director creativo, ha impregnado de arte. Los huéspedes que se alojan en él conviven con las obras que los distintos artistas que han pasado por sus habitaciones han dejado tras de sí.
El modus operandi de estas residencias consiste en conectar al artista con unos espacios y entornos (los que conforman en hotel) propicios para sus investigaciones, así como enseñar a los artistas las instituciones locales y el tejido cultural de la ciudad, a la vez que pretende reconsiderar estructuras preestablecidas como el propio concepto de hotel, e invita cuestionarse qué es una obra de arte, qué esperamos de ella o dónde podemos encontrar una.
En los espacios del hotel, las residencias buscan valorar el proceso creativo como este se merece y Sara, junto al resto de huéspedes, se enriquece de las vivencias compartidas con los artistas que se alojan en las instalaciones. Durante los meses de octubre y noviembre, junto al grupo artístico Las Cosas, se ha abierto al público uno de estos procesos con el objetivo de mostrar la conexión viva entre el artista y el hotel como la propia obra de arte.
Las Cosas y Sara Catalán se conocieron en la exposición de María Teresa Hincapié en el MACBA con María Teresa Arjona, que ya tenía de entrada el carácter de investigación expuesta al público. Las Cosas, que aún no eran un grupo, trabajaban en ella y Sara recalca que las conversaciones con ellos a las que pudo asistir le parecieron “brillantes, necesarias y enormes”, y pensó en invitarlos al hotel. De esta forma, la colaboración surge de su forma común a la hora de entender la creación como un proceso vivo. Ellas nos comentan que aquí no están ‘inventando algo fuera de’, lo que les interesa es observar, desvelar, leer… escuchar a los lugares y espacios, y conversar con ellos. Esta conversación, que se desarrolla entre ellas pero se expande e involucra el personal del hotel, los huéspedes y cualquiera que lo transite, les ha llevado a pensar sobre los rastros que quedan: qué es lo que aparece como residuo de los cuerpos que han habitado un lugar y que ya no están presentes. Dejamos rastros aunque el tiempo pase y las cosas se acaben.
Sobre dicha premisa se desarrolla el discurso de la estancia de Las Cosas, que nos empuja a replantearnos no solo nuestras relaciones con el espacio sino también con los demás, con nosotros mismos y con nuestro trabajo, en una sociedad que prioriza la eficacia, la producción y el beneficio económico por encima de todo, y donde lo que no ya no genera o sirve se desecha para ir a por lo siguiente. En este contexto, se plantean “cómo es de reivindicativo decir me quedo, me callo, observo y escucho” y cómo, si miramos desde lo perceptivo, desde lo humano, se aplican otros parámetros de convivencia y de juicio de valor a los espacios en los que vivimos. Una reflexión que, sin duda, responde a las urgencias y necesidades de un sector que necesita más tiempo para compartir con las personas.
Esta generación de nuevos discursos y realidades es algo que Sara identifica como una necesidad del sector y, afortunadamente, nos comenta que la escena del arte en la ciudad de Barcelona está respondiendo y comenzando a pivotar hacia la colaboración y la apertura. Fue este clima emocionante el que la llevó a trasladar The Over de Brooklyn a Barcelona, y, efectivamente, encuentra que las voces que están surgiendo en este momento son muy interesantes y le permiten sentir que su labor tiene un impacto.
Al entrar en el lobby del hotel, de diseño acogedor y minimalista, se pueden ver distintos sofás en los que ponerte cómodo y descansar tomando un café, además de una mesa grande perfecta para trabajar. Ahí, algunos de los huéspedes han podido encontrar en alguna ocasión a Las Cosas hablando de sus cosas. Son las interacciones que van generando con las personas hospedadas las que van manifestando diversos formatos artísticos. Por ejemplo, nos cuentan la historia que vivieron con María Helena, una mujer argentina que, cuando le preguntaron cómo estaba, de forma abierta, ella les habló de la situación política de su país y lo mucho que la preocupaba. A raíz de esa interacción iniciaron una relación epistolar con ella dejándole mensajes en la puerta de su habitación que les ha llevado a hablar sobre el formato epistolar y cómo les permite entrar dentro de las habitaciones sin sus cuerpos a través de la carta.
También han escrito en rollos de papel higiénico distintos textos que han ido recopilando durante su estancia y que han colocado en distintas zonas del hotel. En definitiva, sus percepciones, siempre centradas en el detalle, en lo personal, inspiran los formatos que adoptan durante su estancia y les llevan a desplegar prácticas, pruebas y experimentos, y desde esta atención a las particularidades quieren ir ablandando. Ablandando relaciones, ideas, maneras de estar e identidades y horizontalizar las vidas que conviven.
La residencia ha acabado, pero nos dejan claro que este no es el fin del proyecto. A continuación vendrá la intervención que harán de la habitación que han ocupado en el hotel, y luego habrá alguna forma de exposición, o más bien intercambio. Siguiendo con su idea de crear algo vivo, que permanezca, les gustaría enfocar la intervención como algo no cerrado y ver hasta dónde puede llegar.
Desde luego, lo que proponen Las Cosas desde el hotel Pol & Grace puede ser un gran punto de partida para comenzar a buscar las respuestas que todos, no solo los artistas y escénicos, estamos buscando a los retos de la época. No es solo una obra, una performance o una investigación, es una proposición de convivencia, un manifiesto que reivindica que se puede convivir desde la escucha, desde la relación, para poder generar una comunidad real y darle un muy necesario cambio a un paradigma que, igual que se ha cargado el planeta, amenaza con destruir la creación cultural y la creatividad. Junto a la filosofía que defiende The Over y gracias a su apoyo, Las Cosas tienen la oportunidad de mandar un mensaje que pone en valor “la paciencia y el amor a las cosas”, y apuestan por quedarse y aprender a amar todo de otra manera, en un mundo en el que no hay tiempo.