Un viaje, la vuelta a los orígenes, un velero, una cueva, el mar; todos ellos, junto a la artista, son los protagonistas de La Odisea, de Bárbara Sánchez Barroso, la cuarta exposición del ciclo La Posibilidad De Una Isla, comisariado por Alexandra Laudo en el Espai 13 de la Fundació Joan Miró de Barcelona, que se puede visitar hasta el 17 de junio.
El Espai 13 es en una sala en los bajos de la fundación dedicada a las prácticas artísticas emergentes. Para la presente temporada, el proyecto curatorial La posibilidad de una isla –también título de la novela homónima de Michel Houellebecq– se articula en torno a los significados simbólicos y socioculturales de la isla a lo largo del tiempo y la historia como espacio paradigmático en el imaginario colectivo.
En la video instalación La Odisea, Bárbara Sánchez Barroso parte de un recuerdo de infancia y, mediante una revisión libre del mito de Odiseo en clave femenina, relata un viaje que ella misma emprende por el mar con la voluntad de reconstruir sus propios orígenes: encontrar una cueva en una isla donde fue supuestamente concebida. Más que un enclave geográfico concreto dicho lugar es un espacio mental y arquetípico que en el filme funciona como representación simbólica y metafórica de varios conceptos: el espacio ficticio, el inconsciente, la noción mítica del origen e incluso la vida intrauterina. Entre la ficción y la narración biográfica, con la pulsión inherente a la naturaleza humana de transformar la experiencia en narración, el relato visual está acompañado por una voz que narra –en inglés– este recuerdo de infancia, y en el espacio expositivo, acompañando al filme, hay un barco, objeto que remite a la experiencia vivida.
El título del show nos remite a una de las obras literarias más antiguas de la literatura europea –una epopeya que cuenta la historia de un retorno. Según el escritor John Gardner, toda la literatura tradicional se basa en dos tramas: o bien el protagonista emprende un viaje o un forastero llega al pueblo. Durante mucho tiempo a las mujeres no se les permitió viajar, así que las obras con protagonistas femeninas se basaban en la segunda trama, redirigida hacia la espera. En la pieza de Sánchez Barroso, si bien responde a la primera de las tramas, es ella misma –una mujer– la que emprende el viaje. Además se desarrolla con una perspectiva anti heroica: no hay conflicto, ni lucha, ni dominio –usual en las narraciones épicas protagonizadas por héroes masculinos.
La travesía marítima culmina en una cueva donde la protagonista penetra hasta que se pierde en la oscuridad absoluta, interpretándose como un nuevo principio: a menudo viajamos para regresar a un origen, a un comienzo. El mito de Odiseo le sirve a la autora como arquetipo literario para establecer una analogía indirecta entre la reconstrucción de la vida a través de los recuerdos y la tergiversación de la historia a través de los mitos y subraya la función que ejercen las historias fundacionales en el desarrollo del imaginario colectivo.
En la video instalación La Odisea, Bárbara Sánchez Barroso parte de un recuerdo de infancia y, mediante una revisión libre del mito de Odiseo en clave femenina, relata un viaje que ella misma emprende por el mar con la voluntad de reconstruir sus propios orígenes: encontrar una cueva en una isla donde fue supuestamente concebida. Más que un enclave geográfico concreto dicho lugar es un espacio mental y arquetípico que en el filme funciona como representación simbólica y metafórica de varios conceptos: el espacio ficticio, el inconsciente, la noción mítica del origen e incluso la vida intrauterina. Entre la ficción y la narración biográfica, con la pulsión inherente a la naturaleza humana de transformar la experiencia en narración, el relato visual está acompañado por una voz que narra –en inglés– este recuerdo de infancia, y en el espacio expositivo, acompañando al filme, hay un barco, objeto que remite a la experiencia vivida.
El título del show nos remite a una de las obras literarias más antiguas de la literatura europea –una epopeya que cuenta la historia de un retorno. Según el escritor John Gardner, toda la literatura tradicional se basa en dos tramas: o bien el protagonista emprende un viaje o un forastero llega al pueblo. Durante mucho tiempo a las mujeres no se les permitió viajar, así que las obras con protagonistas femeninas se basaban en la segunda trama, redirigida hacia la espera. En la pieza de Sánchez Barroso, si bien responde a la primera de las tramas, es ella misma –una mujer– la que emprende el viaje. Además se desarrolla con una perspectiva anti heroica: no hay conflicto, ni lucha, ni dominio –usual en las narraciones épicas protagonizadas por héroes masculinos.
La travesía marítima culmina en una cueva donde la protagonista penetra hasta que se pierde en la oscuridad absoluta, interpretándose como un nuevo principio: a menudo viajamos para regresar a un origen, a un comienzo. El mito de Odiseo le sirve a la autora como arquetipo literario para establecer una analogía indirecta entre la reconstrucción de la vida a través de los recuerdos y la tergiversación de la historia a través de los mitos y subraya la función que ejercen las historias fundacionales en el desarrollo del imaginario colectivo.
La Odisea, de Bárbara Sánchez Barroso, se podrá ver hasta el 17 de junio en el Espai 13 de la Fundació Joan Miró, Parc de Montjuïc s/n, Barcelona.