La Casa Encendida es el lugar donde el arte contemporáneo pierde sus certezas y gana libertad. Para 2025, este templo madrileño de la cultura (con etiqueta sostenible) despliega una programación que es mitad manifiesto, mitad fiesta clandestina. Bajo el lema, Pensar y que sea, hacer y que pase, el centro dirigido por Pablo Berástegui se reinventa como un laboratorio de ideas que escupe fuego contra la pasividad. ¿El resultado? Una mezcla explosiva de retrospectivas generacionales, verbos revolucionarios y espacios que desafían la realidad.
Celebrar un cuarto de siglo no es para tibios. Generaciones, el premio que ha catapultado a artistas como Elena Aitzkoa o Regina de Miguel, se mira al espejo con Veinticuatro años y un día: una exposición comisariada por Rocio Gracia Ipiña que disecciona 350 obras para trazar un mapa del arte español del siglo XXI. 
Pero no todo es nostalgia. Generación 2025 presenta a ocho artistas que exploran desde la identidad líquida hasta el collage tecnológico. Y en septiembre, llega Oro tejido con paja, una revancha histórica para creadores nacidos antes de 1965, excluidos en su día por el límite de edad del premio. ¿Acaso el talento tiene fecha de caducidad?
Si hay algo que define 2025 en La Casa, son los verbos. No los de gramática, sino los que incendian conciencias. El ciclo Verbos Encendidos arranca con Escuchar. Mientras todos gritan y nadie oye, el centro propone escuchar hasta lo incómodo: desde El Gran Silencio de Allora & Calzadilla, donde un radiotelescopio apunta al vacío cósmico como metáfora de la incomunicación, hasta Longplayer, la composición de Jem Finer que durará 1,000 años (sí, mil). Y como la cultura no es un monólogo, el público elegirá el verbo de 2026.  Nosotros apostamos por Desobedecer, pero se admiten propuestas.
Esta filosofía se extiende a La Cocina de la Casa, un proyecto que convierte a los vecinos en chefs culturales. ¿Un taller de poesía queer en Vallecas? ¿Un mural colaborativo en Lavapiés con restos de cerámica? Todo cabe, siempre que se cocine a fuego lento y con ingredientes locales.
Mientras tanto, el edificio mismo se transforma. La Plaza Encendida es ahora un espacio híbrido donde caben desde mercados de diseño hasta raves con paneles solares. Para los que crían futuros artistas, el Espacio Nido ofrece talleres donde bebés de 0 a 3 años manchan, rompen y crean. Y en el Laboratorio de aprendizajes compartidos, la sostenibilidad no es una etiqueta: es un mantra que se practica con huertos urbanos y talleres de upcycling.
No podemos olvidar en la programación la esencia de La Casa, Electrónica en Abril sigue siendo donde los beats experimentales te sacuden el alma. Libros Mutantes es el paraíso del fanzine y la publicación independiente, Financing for Feminist Futures recuerda que el futuro será feminista o no será, La Radio Encendida o La Terraza Magnética, entre otros.
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