Katrin Vankova

Para mí, que Bulgaria sea casa tiene un simbolismo más profundo. Vine a vivir en España cuando tenía cinco añitos, emigrar cuando eres niño predetermina mucho sin querer y sin darte cuenta la forma en que vas a percibir el mundo cuando seas mayor. Enfrentar nuevos desafíos, lugares y personas se convierte en parte de tu ADN. Crecer en una cultura diferente a la de tu hogar también es un gran desafío, porque al fin y al cabo te das cuenta de que tu verdadero lugar eres tú misma, el lugar donde dejas entrar todas esas cosas que encajan con quien eres y con quien quieres ser.
He crecido con todos los inputs que he recibido de todos los lugares donde he vivido, siempre teniendo mis raíces del Este vivas y acompañándome. Barcelona también me ha acompañado durante muchos años, siempre termino volviendo ahí, pero ahora estoy en un momento vital en que tanto personal como profesionalmente mis horizontes se están abriendo hacia Estados Unidos. Me gustan las ciudades vivas que me hacen salir de mi zona de confort y que me regalan inputs nuevos –he repetido ya dos veces la palabra inputs… me define mucho como artista y como persona–. Necesito cosas nuevas que me hagan vibrar, y ahora mismo lo estoy encontrando en el extranjero.

Es poner alma y cuerpo a historias, a una necesidad de contar. Actuar es también tener un sexto sentido de empatía y de percepción que te permite ponerte en la piel de vidas distintas; eso es lo que más me flipó de la actuación y lo que me enganchó. Para mí es algo mucho más abstracto que simplemente ver a alguien interpretando un papel. La actuación permite entender la humanidad, su complejidad, y a mí me encantan las cosas complejas. Me fascina ser capaz de vivir muchas vidas, me siento muy privilegiada, ¡y a la vez es tan divertido! No solo el hecho de actuar sino todo lo que rodea la actuación: conectar con los compañeros de reparto, el equipo técnico, la magia que sucede en los rodajes o en las obras de teatro, etc. Es una dimensión muy bonita y enriquecedora.
Hace poquito terminé la gira de la obra ganadora de un Pulitzer, Cost of Living, de Martyna Majok, junto a los actores Pau Roca, Anna Sahún y Julio Manrique. Es una obra que habla de la necesidad de cuidar y de ser cuidados a través de la historia de dos personas con discapacidad física y sus respectivos cuidadores. Recuerdo que en la última función se me acercó un hombre a la salida muy muy emocionado –no podía hablar de la emoción– para darme las gracias. Había trabajado durante veinticinco años con personas con discapacidad física y la obra para él había sido una oda para ellas y para él. Este es el papel que juega en mi vida, el sentido de hacerlo. Tocar el alma de las personas que nos ven. Todo lo demás es secundario.

La ciudad favorita donde he rodado en Budapest. ¡Me enamoré! Es una ciudad muy especial, muy europea y del Este a la vez, y muy antigua y moderna a la vez. Tiene una esencia muy concreta. Me quedó muy grabada la imagen de las abuelitas, iban vestidas muy bien. Cuando estuve rodando era invierno y recuerdo que llevaban unos abrigos y gorros preciosos con pelaje muy bonito. Me encantaba pasear sola por las calles y el interior de los edificios era como teletransportarse a otra época, donde se respiraba un aire de nostalgia artística muy guay.
Ahí es donde viví también la experiencia memorable de hacer un escape room subterráneo junto a Neil Patrick Harris. Era el primero que hacía y la primera vez que lo conocía a él. He de decir que soy una persona muy claustrofóbica y justo era época Covid, salir estaba muy limitado, pero dos compañeros de reparto y él nos escapamos y fuimos a hacerlo. Fue una situación muy random, y al tío se la daba demasiado bien, nos fundió a todos con las pruebas.

Supongo que lo que hace que se rompa la burbuja del sueño para mí es ver la superficialidad que existe en aquel mundo. Hollywood para mí es un género, es un juego, es una ciudad que vas a visitar, pero tú eliges dónde o quién es tu casa, y supongo que eso es lo que le hace estar con los pies en la tierra a las personas que están metidas ahí. Tiene cosas muy buenas y otras que no lo son tanto.

La diferencia más grande que he visto y notado por propia experiencia es que en el extranjero existen realmente oportunidades para todos, el factor importante es el talento y lo que tú puedas aportar, no tanto quién eres, el nombre. Aquí en España todo se mueve por modas, tendencias y nombres. Es evidente que hay excepciones y hay gente maravillosa que tiene la mirada abierta más allá, pero no entiendo cómo puedo estar construyendo una carrera internacionalmente y que aquí en España esté un año y medio sin representante. Hecho en falta cooperación y apertura hacia personas y estilos distintos, hay demasiado individualismo y necesidad de ser visto y destacado, y el movimiento se genera a través del interés.
La gente de fuera tiene un valor hacia el consumo de la cultura mucho más desarrollado. Hay espacios que acogen artistas emergentes para poder mostrar sus obras y las salas de teatro están llenas. El colectivo artístico tiene un respaldo mayor y una mejor inclusión cultural y LGTBQ+ sin que esto sea el centro de la trama o el tema.

Como actriz es increíble la sensación del directo. Hay algo muy mágico y potente en estar ahí conectada desde que empieza hasta que termina la obra sin parar. Es una responsabilidad física y emocional muy grande y se crean un lenguaje y una energía muy especiales con el público. Todo pasa ahí, en el momento, y es muy real, no hay marcha atrás. Es una adrenalina muy guay. Como espectadora valoro muchísimo el trabajo que hay detrás de las obras una vez he estado ahí. No puedo evitar sentir un respeto muy grande hacia lo que veo y su valor. No hay nada más bonito que ver a un intérprete gozar de su viaje. Es un regalo muy bonito.

Va muy ligado a lo que respondí antes, nos falta educación y respeto cultural; no hay nada más triste que escuchar compañeros de profesión diciendo que no están teniendo público con sus obras. Es cuestión de prioridad, ¿no? La gente prefiere gastarse el dinero en otras cosas porque la cultura no es una prioridad.

¡Oh, sí! Joaquín Phoenix es uno de aquellos actores cuya esencia te abduce. Ves a través de sus ojos que le están pasando cosas constantemente por dentro, y tener un compañero de reparto así sería un regalo, siempre me he preguntado cuál sería la sensación de actuar con él. Es un combustible de materia sensible brutal.
Xavier Dolan me parece una persona y artista maravilloso, tiene una mirada muy sensible y especial, y muy humana. Me gusta muchísimo cuando los artistas tienen una mirada humana hacia sus proyectos. Y es que me encantan sus películas, aparte de ser visualmente muy placenteras. Me encantaría ponerme bajo su mirada.

Each One of Us ha sido una de las experiencias más gratificantes que he vivido. Para mí es un proyecto muy necesario, me ha marcado mucho tanto personal como profesionalmente. Es increíblemente horrible la falta de educación sexual que tenemos… Quizás esta entrevista remarca la falta de educación cultural y sexual, ¿verdad? Me genera mucha impotencia pensar cómo un tema que es tan presente y necesario en nuestras vidas puede llegar a dar tanto placer y tanto trauma a la vez.
Each One of Us es un proyecto documental formado por diez historias que conforman una sola: el desnudo hacia la realidad, la diversidad, la vulnerabilidad y el propio ser desde la sexualidad como eje principal. El objetivo de este proyecto sale de la necesidad de crear una pieza que muestre la realidad humana, la diversidad que existe en ella y, sobre todo, abrir una nueva conciencia de autocuestión hacia un tema tan esencial, básico y tan tabú a la vez como es la sexualidad.

Los últimos años ha habido un cambio exponencial en cuanto a conciencia sexual, o al menos, ha habido acciones potentes que poco a poco han ido ayudando a moldear el discurso anticuado, reprimido y poco respetuoso hacia la personalidad y sexualidad de cada persona, pero aun así es una lucha muy complicada porque cada uno tiene su propio entorno y sus propias experiencias, y cuando ha habido tantos años de un mensaje tan castrante, es muy difícil reeducar. Para eso tiene que haber una voluntad. El sistema educativo que nos ‘prepara’ para la vida no está para nada a la altura del conocimiento real que cada persona tiene que adquirir para poder tener relaciones sanas, no solo sexo-afectivas, sino también personales.
La falta de información y conocimiento, tanto a nivel sexual como vital, hace que los referentes, que se supone que tienen que ser guías para crecer y evolucionar, se conviertan en la imagen errónea a seguir, creando así una sociedad que se ha educado a través del porno, que ha relacionado el concepto queer con vidas denigrantes, prostitución y drogas, que ha reprimido la libertad afectiva a personas que tienen una sexualidad distinta a la que nos enseñan en biología humana en el cole, donde la mujer se ha convertido en objeto sexual y reproductivo, donde el placer está preconcebido de una forma muy limitante, donde el respeto y el cuidado han quedado en un plano muy por debajo del necesario para que podamos gozar de nuestra propia existencia y sexualidad (que es un motor vital, sensorial y creativo brutal) de una forma enriquecedora y acorde con lo que realmente somos y con lo que nos apetece ser y hacer.

¡Sí! Me encanta dirigir y crear piezas que plasmen ideas que tengo en mi cabeza o sensaciones que quiero transmitir. Me flipa el formato documental, a veces la vida real es mucho más fascinante que la ficción; no hace falta inventarse historias, solo hace falta mirar más conscientemente lo que nos rodea y de ahí descubres algunas increíbles. Siempre me ha fascinado la psique humana, lo sutil. Disfruto mucho también dirigiendo videoclips, es un formato muy guay porque siento que tengo total libertad creativa. Nunca he sido muy buena en seguir estructuras, y en los videoclips siento que la barrera de las estructuras cae y puedo plasmar cualquier imagen o sensación libremente. Soy una fanática de la música, y poder crear imágenes que la acompañen me llena mucho. Mirar videoclips es una de mis cosas favoritas.
Disfruto mucho también dirigiendo a intérpretes, conectar con la esencia de las personas y saber guiarlas. El hecho de tener experiencia estando tanto delante como detrás de la cámara me ha dado muchas herramientas para poder saber cómo guiar. Y otras de las cosas que me gustan mucho es mezclar disciplinas, me parece muy enriquecedor y salen cosas muy interesantes de ahí.

¡Me encanta la fotografía! ¡Me encanta la música! Al final, todo lenguaje artístico ayuda mucho a canalizar y a expresarse, o al menos en mi caso. Mi mente funciona de un modo muy visual, y todo lo que es foto y vídeo me ayuda mucho a poder plasmar lo que veo y lo que hay dentro de mí. Me encanta la foto de calle. Como comentaba en la anterior pregunta, la vida real es toda una peli y me encanta viajar porque descubro muchas pelis nuevas desconocidas, con escenas preciosas y únicas que me fascina capturar con la cámara.
La música es esencial en mi día a día. Paso muchísimas horas en Spotify y es un lenguaje con el que empecé a jugar justo en la pandemia. Tengo un par de canciones sacadas, y justo ahora dentro de poquito saldrá el videoclip de Mount of Venus hecho por el crack del artista Ruben Carnero, y tengo muchísimas ganas de poder sacar a la luz mis nuevos temas que se están cociendo.

Verified Target es una película que rodamos el año pasado en Belgrado y me encanta porque es una mezcla muy guay de cine independiente y Hollywood a la vez. Es una producción estadounidense por parte de Catalyst Studios, que ha tenido la iniciativa de promocionar películas dirigidas por mujeres, y en este caso, junto a Bandur Films de Serbia y la maravillosa Milena, contamos esta historia. Es una película de acción que busca el límite del crimen como castigo hacia la maldad, cuestiona el papel de la confianza y los términos amor y familia. Lo pasé genial rodando y el equipo fue maravilloso, tengo muchísimas ganas de que salga pronto en la pantalla y poder compartirla con todos.