Lar, el nuevo disco de la cantante y compositora catalana Judit Neddermann es un recorrido hacia la luz, el amor y la celebración, a través de sus raíces. Un viaje que nos llega gracias a sus letras intimas y reflexivas, cargadas de sensibilidad, de reminiscencias al jazz y tradición afroamericana.
Ganadora de un Premio Butaca y dos Premios Enderrock, Judit Neddermann apuesta por la versatilidad y ha sido recientemente reconocida por componer la banda sonora de la obra Canto yo y la montaña baila, adaptación teatral de la exitosa novela de Irene Solà. Hablamos con Neddermann para adentrarnos en la culminación de este viaje creativo que es Lar, y el futuro de la ya consolidada cantautora.
Dices que Lar es un viaje a tus raíces un recorrido por tu casa. ¿En qué memorias o experiencias te has centrado para construir este disco?
Este disco ha nacido después de mudarme a una casa en la que he sentido mucha paz. He estado en silencio, cerca de la naturaleza, he tenido espacio para componer y ha llegado a mi vida Maní (mi perrita) que me ha dado mucha felicidad y me ha recordado lo importante que es ser feliz día a día. También ha nacido después de una época dura, oscura, en la que sentía que todo se tambaleaba y que era imprescindible conectar con mi esencia y crear desde ahí. He vivido meses muy luminosos en los que he sentido mucho amor y esto también ha inspirado varias canciones del disco.
Este es tu quinto álbum, lo que significa que ya eres una artista con una carrera consolidada en la industria musical. También parece que bebes de muchas influencias diferentes, ¿sientes que con este disco has reforzado tu estilo o, por lo contrario, todavía sigues descubriendo nuevas voces o sonidos con los que contar tu historia?
Siento que lo he reforzado y que estoy encontrando nuevas formas de cantar. El sonido al que hemos llegado a estas alturas tras 9 años de trabajo me gusta, me representa. Estoy abierta a crear nuevas formas y explorar otras texturas pero de momento estoy orgullosa del recorrido que hemos hecho para llegar hasta aquí!
Corrígeme si me equivoco, pero tu último y cuarto álbum, Aire, descubrió una Judit más dura, con una voz más cruda que en discos anteriores. Pero el primer tema de Lar es una fiesta total, de hecho, se llama La llave de la alegría, ¿qué ha pasado durante este tiempo que te haya hecho cambiar?
Tenía muchas ganas de inaugurar el disco con una fiesta folk, de honrar lo ancestral, lo tradicional, tener en este disco de renacimiento esa energía Coetus que tanto me fascina y que tanto me inspiró cuando entré en el grupo hace ya 13 años. ¿Qué mejor que abrir una lar con una llave no?
En el disco se pueden percibir varias influencias como el jazz, pero también melodías sencillas protagonizadas solamente por la guitarra y tu voz. ¿Cómo haces para tocar todas esas teclas y crear un sonido homogéneo?
¡Gracias! El sonido homogéneo es gracias al trabajo de producción de Pau y Arnau Figueres. Ellos han hecho que sea un disco ‘natural’, como los anteriores. Es realmente muy difícil conseguir un sonido cálido, no procesado y que suene rico y lleno de matices. Es por eso que me pongo en sus manos.
Creo que Lar es un disco en el que abres las puertas a tu mundo interior de una forma muy sincera y valiente. ¿Alguna vez te ha dado miedo como tu entorno o tus fans pueda recibir tu mensaje?
Me suelen preguntar esto pero no me da miedo, me encanta compartir lo que siento y lo que he vivido, y ahora que he publicado tantísimas canciones y he visto que la gente se las hace suyas aún me dan más ganas de seguir haciéndolo. ¡Gracias por lo de valiente!
Me ha llamado la atención una canción del álbum en particular, Pau, un himno lleno de belleza y un canto a la paz. Tocaste esta canción en una manifestación, en solidaridad con el pueblo ucraniano, en un acto de protesta por la guerra... ¿Por qué has sentido que este tema tenía que formar parte del álbum?
Porque es un disco de grandes temas, la alegría, el amor, la paz, la superación. Tenía clarísimo que tenía que cerrar el disco. De hecho cuando acaba Pau podría empezar otra vez el ciclo con La llave de la alegría.
Tengo entendido que también has lanzado un mediometraje dirigido por Isaac Fluixà que acompaña tu música con escenas audiovisuales. ¿Cómo nace esta idea?
Nació hace muchos años el día que vi Lemonade de Beyoncé, me pareció genial hacer una película de un disco, y con Aire no lo vi claro pero con este disco sí, supongo que porque las canciones están más unificadas entre sí. Al trabajar el concepto yo le pedí a Isaac que todo pasara en una casa, para seguir con la idea de Lar. A él se le ocurrió documentar una mudanza y así nació.
¿Qué podemos ver en este visual?
Es un documental casero sobre una mudanza. Llego a la nueva casa, lo preparo todo, invito a mi equipo a comer, arreglo el jardín, organizo una fiesta de inauguración, la recogemos, duermo. Es un ciclo también y todo alrededor de ese espacio íntimo que es mi casa y que tanto me gusta compartir. Lo que pasa con ‘mi casa’ es lo que me pasa con ‘mi música’, que nace en la intimidad pero deseo siempre compartirla y que todo el mundo la pueda disfrutar.
Tu hermana, Meritxell Neddermann, también hace música y habéis trabajado juntas en otras ocasiones, ¿podremos veros juntas en los escenarios próximamente?
Sí, mi hermana es increíble, es una de mis músicos favoritos del mundo entero. Me inspira muchísimos y siempre me hace crecer como persona y como músico también. ¡Estamos trabajando juntas en un nuevo proyecto! ¡Pronto tendréis noticias!
Para acabar, creo que este último disco Lar es un trabajo muy próximo, lleno de sensaciones, cromatismos diversos y emociones. Si pudieras definir el álbum a través de un color, ¿cuál sería?
Me encanta el color teja que ha escogido Marina Colell para el diseño gráfico del disco. Creo que si tuviera que escoger uno sería este.