Del uno al diez, ¿cuán en serio te tomas a ti mismx? En todos estos años, ¿has aprendido a quitarle hierro a ciertos asuntos y relativizar? Tanto si es así como si no, deberías echarle un vistazo al último proyecto de Isabel DaiI’m sooo creative. En esta serie de fotografías, que hace unos días exponía en la Galería Joan Prats Warehouse de Barcelona, la directora creativa usa la moda, la composición, el humor y el talento de cantantes como Gabriela Richardson y Lala Hayden, y la PR Yuma Dembele para hablar del ego creativo.
“Mi ego creativo es como una masculinidad frágil: hay días que lo llevo con una generosidad increíble y me encanta compartir mis ideas y pensamientos pero, a veces, odio completamente hacerlo y quiero que quede claro lo que yo hice”, os comenta Isabel en esta entrevista. Porque sí, hay veces que una puede hacer concesiones, pero hay aros por los que una no quiere pasar. O porque no es justo o porque, simplemente, no le da la gana. Y está genial así. Sin embargo, varias veces es el ego creativo el que impide que ciertos proyectos avancen, mejoren y florezcan. O por el que te cogen manía en tu sitio de trabajo. De envidias, encontrar la paz mental, reconectar con una misma y su nuevo proyecto hablamos con Isabel.
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Hola, Isabel, gracias por hablar con METAL. Para conocerte mejor, ¿nos puedes guiar por un día ‘normal’ en tu vida?
Me despierto alrededor de las 8.45-9.15h. La verdad es que no soy una morning person, así que ese sería mi ratio de dormilona en los días laborables. Mi novio me lleva el matcha y el desayuno todas las mañanas porque me cuesta despertarme. Suelo ponerme a trabajar a las 10h y no paro según el día hasta las 18-19h.
Me gusta comer fresco del día, así que a mediodía voy a comprar o él va a comprar y cocino. Él friega los platos y recoge la cocina. Hablo de esto porque para mí tiene un gran valor, ya que la vida no es lo que compartimos en redes, el evento, los viajes o los momentos con amigos (aunque esto también es muy importante). La vida es el día a día y su mundanidad, el sentirte agradecido por lo que tienes, disfrutar tu día a día y apreciar lo bonitas que son las cosas tal y como son. Sin conformismo, por supuesto.
Hace poco presentabas la exposición I’m sooo creative en Barcelona. Cuéntanos un poco cómo surgió este proyecto.
Al finalizar mi etapa como directora creativa en Juno House, me sentí muy feliz de poder recuperar mi tiempo y mi vida, ya que me entregué muchísimo al proyecto. Entonces, en mi propio autoanálisis, vi que todo ese esfuerzo estaba sustentado en la validación externa y no en el amor propio. Tenía ambición, sí. Y siempre la he tenido, pero estaba enfocada desde un punto de vista erróneo.
Tenía que buscar mi propia validación en mi propio proyecto, y así salió el concepto, como una mofa a mí misma y a todas las creativas que seguimos buscando ese premio Cannes o ese agradecimiento de nuestra jefa. Basta. Lo importante es que tú misma te sientas orgullosa de lo que haces y que vayas avanzando en tu propio camino.
Me encantaría colarme un poco behind the scenes. ¿Cómo fueron el shooting y el rodaje? ¿Duró varios días, o lo resolviste en tan solo unas horas?
Fue muy heeeaaaavy. Hicimos todo en doce horas. Nos organizamos muy bien, montamos tres unidades que trabajaban simultáneamente en dos escenarios para poder sacarlo todo. A veces era desbordante porque soy muy social y todo el mundo me buscaba para aprobar diferentes cosas a la vez. Igualmente, me encantó la experiencia de crear algo para mí y no para una marca, sino algo con mis valores y mi concepto. Mi alma está muy feliz.
Para este proyecto has contado con las cantantes Gabriela Richardson y Lala Hayden, y la PR Yuma Dembele. ¿Cómo las conociste, y por qué crees que encarnan bien el mensaje que querías transmitir?
A Gabriela, que es la main character, no la conocía. Simplemente me comentaron mis amigos de @bycontrast__ que sería buena idea poner talents (yo iba a poner modelos y ya). Me encantó su perfil, su forma de ser un poco ‘soy de Barcelona pero quiero probar suerte en New York’ y, además, el hecho de que ha buscado desmarcarse y buscar su propio estilo como artista, es muy chulo. Teniendo un perfil tan potente como Gabriela, sus acompañantes no podían simbolizar menos. Por otro lado, a Lala Hayden la conocí en una charla en el Soho House de Barcelona de Borja Vilaseca. Yo hablé de mi ego y de mi necesidad de ser sincera, de que no me gustaba ‘aparentar’ o ‘fingir’, y Lala al final de la charla se me acercó y me dijo: a mí esto me pasaba antes pero al final te das cuenta de que no todo el mundo está preparado para la verdad, y en verdad tú no hace falta que te esfuerces tanto. No fue así literal, pero su significado fue que, en lugar de vivir las cosas tan ‘a pecho’, podía relajarme y no necesitar siempre decir lo que pienso. Me gustó.
Y por último, pero no menos importante, a Yuma la adoro. Es la piscis que todos necesitamos: todo lo que tiene de diva lo tiene de introspectiva, y eso me gusta mucho. Porque a veces parece que por vestir bien o tener buen gusto no puedas ser profunda o consciente, y ella encarna perfectamente esto.
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El ego creativo es algo muy real y, muchas veces, difícil de gestionar. ¿Recuerdas algún episodio donde el ego de otra persona acabara truncando un proyecto en el que estabas involucrada?
Sí, muchísimas veces. No diré nombres ni marcas en concreto pero he tenido situaciones muy inverosímiles. Desde un compañero cambiándome toda la presentación antes de enseñarla a nuestro jefe porque lo presentaba yo. O tener un concepto muy bueno pero porque se te ha ocurrido a ti y no a la dirección creativa, intentan tirártelo (aunque en este caso salió igualmente). Que no te feliciten por tu trabajo y el éxito de una campaña y que sigan señalando los otros pequeños errores que no llegaste por el volumen de trabajo.
Y la más fuerte, hay un artículo que me enseñó una excompañera y muy buena amiga, Mireia Antón, que se llama La sociedad del sandwich mixto, de La Vanguardia, os lo recomiendo. Es ver cómo a gente que se escaquea del trabajo le da rabia que destaques y que te asignen mejores proyectos. Esto me ha pasado porque, como era workaholic, a nuestros perfiles nos dan cada vez más responsabilidad ‘como premio’.
Por otro lado, ¿recuerdas alguna vez que tu ego creativo se viera dañado? ¿Cómo lo gestionaste y resolviste?
Mi ego creativo es como una masculinidad frágil: hay días que lo llevo con una generosidad increíble y me encanta compartir mis ideas y pensamientos pero, a veces, odio completamente hacerlo y quiero que quede claro lo que yo hice. Podría decir que hay días que lo gestiono mejor, otros días tengo un síndrome del impostor increíble y otros días, por suerte los que menos, te sientes pequeño. No creo que una persona (y encima creativa) pueda ser completamente lineal en la gestión de su yo. Todos tenemos nuestros más y nuestros menos.
Mi ego creativo se ha visto dañado muchas veces y no pasa nada, al final sigues adelante. Una vez me hablaron mal en un rodaje y delante de gente. Le dije a la persona que no volviera a hablarme así y seguí con mi trabajo. Esto es algo que me molesta mucho, que me hablen de una forma descuidada o mal con gente delante, me parece una falta de respeto.
También cuando quedé finalista de los Young Lions Cannes y no gané. O también recuerdo cuando me han corregido o cambiado cosas de mi trabajo y yo sabía fervientemente que mi idea era mejor pero tener que hacer caso a un superior que te lo cambia por su ego. Pasa mucho.
Me encanta que el proyecto sea irónico y burlón. Ahí muestras que, a veces, no hay que tomarse tan enserio a una misma.
Gracias por valorarlo, y sí, a veces la gente no entiende mis ironías burlonas y valoro mucho que se aprecie. Aparte, es divertido darle esta ironía o humor un poco oscuro porque justamente al ego no le suelen gustar este tipo de bromas, le hiere. Originalmente era aún más sarcástico: I am sooo creative and I’m pretending to have read this book to seem cultivated; I am sooo creative and we are cooler wearing sunglasses in indoors events; I am sooo creative and I mix random chromatic clothes. Había muchas frases así encarnando y burlándose de cosas que hacemos los creativos.
Hay que aprender a soltar y reírse más. ¿Cómo lo consigues tú?
Últimamente, organizo en mi casa reuniones en las que jugamos a juegos para volver a sentirnos niños. Juegos como el Exploding Kittens, el Dixit, el Carcassonne… Pero el que más triunfa sin duda es el lobo. Ver a mis amigos y a mí misma mintiendo y acusando se ha convertido a veces en la casa de Gran hermano versión más naïve. Antes salía muchísimo de fiesta, pero desde la pandemia no me sentía igual en las aglomeraciones y me siento más cómoda riéndonos y creando vínculos más profundos. Menos superficiales, donde de verdad te preguntas ¿qué tal? y das una respuesta más real.
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En un mundo que dice buscar la originalidad pero está sumido en trends y microtrends, ¿cómo buscas la manera de diferenciarte del resto?
Los trends y microtrends molan un montón. Yo creo que son parte del inconsciente colectivo, esa creencia de que las ideas las compartimos todos de forma inconsciente. Entonces, ser original ocurre sin querer o, a veces, no hace falta intentar serlo para serlo, lo más importante es que lo que quieres comunicar se entienda de una forma sencilla. Lo demás es ‘un accesorio’ para que tu idea sea más adaptada al momento.
Las redes han favorecido el hecho de que nos comparemos unos con otros, tanto en lo personal como en lo profesional. ¿Cómo te has visto afectada por esto?
Yo aquí me acojo a algo que es muy espiritual: venimos a la tierra con la idea de que podemos soportar ciertos aprendizajes incluso antes de nacer, y esta cruz la tenemos que llevar la gente de nuestra generación y por algo se valora y se habla tanto de salud mental, porque más que nunca necesitas tener una fuerte autoestima.
En mi caso, a nivel profesional me ha afectado en mi autoexigencia y mi workaholismo. Ponía mi trabajo por delante de todo, desde el año 2020 a 2024, y fue al ponerme muy enferma del estrés y las horas extras que me di cuenta que no era el camino, por mucho que amase mi trabajo. Y a nivel personal, algunos amigos que tenía que van muy de ‘soy cool’ juzgaban a mis novios por si eran guays o no y no por si me trataban bien o no. Esa presión que se ponen algunas personas, ya no solo en cómo visten sino en las relaciones y amistades, me parece enfermiza y demasiado superficial.
Importante: ¿qué haces para desconectar?
Desconecto de todo. Me aíslo en mi casa completamente durante algunos fines de semana y me dedico el tiempo para mí y para estar conmigo misma. Ahí te descubres haciendo otras cosas y buscando otras formas de entretenimiento que no son basadas en la dopamina inmediata: pintando, leyendo, haciendo nuevas recetas o simplemente ponerte una mascarilla y ver una comedia romanticona.
Últimamente, me hace mucha gracia Splendor (1999), la prota me recuerda muchísimo a Samantha Hudson y su estética 2000 me encanta. Además, creo que está avanzada a su tiempo porque sale una relación poliamorosa cuando aún ese concepto no existía. Es un poco chorra (por no decir muy), pero el significado de hacer lo que te hace feliz sin importar lo que piensen, me quedo con eso.
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