David Salvador y Javier Zunzunegui vuelven a las pasarelas de la 080 Barcelona Fashion con Habey Club tras una temporada ausentes, evidentemente no por descanso, sino por todo lo contrario. Con una nueva propuesta con la que pretenden seguir posicionándose como una de las firmas más relevantes dentro del panorama español, esta colección es un reflejo de las consecuencias físicas de tratar de resaltar, de parecer diferentes y de por qué no, creernos los main characters que a lo mejor sí somos.
Creerse diferente al resto es algo de lo que seguramente todos sufrimos. Sufrimos no porque esté mal o sea doloroso, sino porque seguramente no está muy cerca de la realidad. Esos esfuerzos extras que hacemos por resaltar, por no ser como los demás y por marcar la diferencia, por el motivo que sea, son fruto de un proceso que ocurre en nuestro interior, en una batalla con nuestro propio ser, pero que finalmente llega a manifestarse en nuestra contraparte física. Por algo se dice que el cuerpo es el espejo del alma. Habey Club toma esta materialidad transformada y la plasma en prenda, unas prendas que sufren los efectos secundarios o Side Effects de nuestro síndrome de protagonista.
Desde los primeros looks, estos puntos diferenciales ya se hacen manifiestos, con unos pantalones que claramente no siguen las normas tradicionales de confección. Al ser la cintura más grande que el cuerpo que las usa, lo normal es hacer pinzas para ajustarlas. Dichas pinzas son siempre en diagonal y, aunque parezca obvio, internas, no han de notarse. Habey Club ha decidido que ni lo uno, ni lo otro, serán rectas e irán hacia afuera. Pues claro que sí. Esto crea un volumen y una silueta poco vista en este tipo de prenda, que marca el camino de las formas que están por venir en el resto de la colección.
Fruncidos, recogidos, el juego con la amplitud de las prendas y las posibles modificaciones de las mismas está presente constantemente, como en pequeños vestidos que, de cintura para abajo, dan cuenta del tamaño original de la pieza gracias a la gran cantidad de tejido recogido que resulta en una favorecedora silueta abombada. Además del tamaño, la construcción de las prendas también es inusual, con costuras y aberturas en faldas situadas en lugares poco habituales que incluso llegan a desafiar la movilidad. Teniendo en cuenta que una buena parte de las decisiones técnicas detrás de la ropa siguen una filosofía funcional más que estética, es normal que todo desafío de estas normas ocasione alguna incomodidad. Un efecto secundario en toda regla.
El uso de distintos materiales y el contraste de los mismos, el juego de proporciones y los detalles como los pespuntes en colores contrastantes, son todos símbolos de esa unicidad tan anhelada. La colección se inspira en la película Noruega Sick of Myself, y los vestidos más ligeros, los que parecen estar formados por trozos de tela en jirones que envuelven el cuerpo de las modelos y flotan junto a ellas, recuerdan un poco a las vendas que la protagonista del film usa, las que la hacen verse tan diferente al resto. Queriéndolo o no, Habey Club ya son únicos.
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