Cuando se trata de Habey Club y de su presencia en el calendario, siempre tenemos la certeza de que la colección que estamos por presenciar será una de las mejores de la semana. Cada creación está infundida de una sensibilidad, un toque emocional y un cuidado por el oficio que les convierte en perfectos representantes de lo que la nueva ola de la moda española aspira a ser. Durante esta temporada de 080 Barcelona, el éxito de su nueva propuesta ha puesto en manifiesto lo bien que han sabido seguir sus códigos basados en el slow fashion, la artesanía y la producción responsable de forma refinada y sutil, adaptándose lo justo para encajar en las últimas tendencias y necesidades de la industria sin necesidad de sacrificar ni un ápice de su esencia.
En The Small Print, David Salvador y Javier Zunzunegui han tomado una figura prominente por su aportación artística, específicamente en el campo de la fotografía como punto de partida, con la particularidad de extraer inspiración no tanto de su obra como de su vida, una sutil pero interesante reflexión de cómo el artista, antes que nada, es persona. La fotógrafa Vivian Maier permaneció toda la vida en la sombra, ejerciendo un trabajo como niñera con el que ocultaba su verdadera pasión y amor por retratar la realidad, aplazando todo tipo de reconocimiento o admiración hasta después de su muerte, cuando por casualidad se descubrió su legado, su talento y su faceta más personal. En la colección, cada prenda y cada look son una parte de la historia que se cuenta a base de detalles, de diseños tan sutiles y discretos como la vida misma de Vivian, pero que conducen poco a poco a una poética liberación.
Con una refinada paleta cromática y con manipulaciones deconstruidas que desafían los límites del cuerpo, pero que a la vez lo realzan y lo complementan, la colección transforma la restricción y la estructura en fluidez y libertad. Looks cuya construcción está enfocada en ocultar el cuerpo, con siluetas que lo sobrepasan, que se extienden y se alargan, muchas veces llegando incluso a la cabeza y la cara, cubriendo lo que es quizás la parte más representativa de nuestra identidad, dan paso a otros donde, a través de tiras de tela, cortes asimétricos y drapeado, se desviste el cuerpo, enseñando la verdadera esencia que una vez ocultaban las prendas. Los textiles en tonos sólidos y sobrios dan paso al color, a las plumas y al movimiento, una forma de usar los materiales para contar historias que resultan efectivas y directas tanto para quien conoce el concepto que hay detrás como para el que no.
Los looks que quizás mejor resumen no solo la línea narrativa de la colección, sino la maestría con la que Habey Club entiende la moda y traslada la teoría a la práctica, son los dos en los que la parte superior se extiende a modo de capucha hasta la cabeza, uno con mangas y otro sin mangas. La particularidad no es solo la estructura en la que la cara se convierte en el punto focal de la pieza, sino el material con el que están hechas, el cual evoca una imagen similar a la de una reunión de mariposas que se posan y recubren el cuerpo, en las que sus alas bailan al ritmo de los pasos y que, más que ocultar, acompañan a la persona en su travesía. Un indudable símbolo de transición, de la metamorfosis, una metáfora tanto de la vida y obra de Vivian Maier como de los que deciden transformarse y liberar al verdadero yo que habita en su interior.







