Las Reebok Classic Club C fueron un icono emblemático en los años ochenta y han vuelto a las calles después de tres décadas para quedarse. Para el arquitecto Guillermo Santomà la búsqueda de la originalidad es la historia del progreso, y el arte es aquello que sucede entre los objetos y no depende de nosotros – algo así como cuando descubres que tu padre también calzaba unas Club C a tu edad. Hablamos con el creativo catalán sobre libertad, ficción, progreso y arte. Sobre lo importante que es abrazar tu pasión y sentirte libre para reinventarte. Eso sí manteniéndote siempre fiel a tus principios. Y sobre cómo algunos objetos – por ejemplo unas Reebok Classic – tienen el poder de permanecer en la estantería de trofeos por generaciones y generaciones.
Hola Guillermo, ¿de dónde vienes, cuáles son tus orígenes?
Es difícil responder a eso, uno no sabe de dónde viene ni a dónde va. Sólo puedes recordar cómo eres hoy y supongo que eso me lo preguntarás más adelante.
¿Y tus motivaciones?
No sé si existen realmente motivaciones, las cosas que más nos gustan acaban por desesperarnos. Pero me gusta divertirme en lo que hago, como si cada día fuera diferente, afrontar los proyectos como si cada vez volvieran a empezar, me levanto cada día de muy buen humor y me voy a dormir agotado.
Tus proyectos se caracterizan por la confluencia de contrastes y opuestos: construir y deconstruir, la modernidad y la antimodernidad, lo orgánico y lo artificial… ¿Tienes una receta que siempre funcione?
Supongo que las contradicciones son la base para empezar a construir algo. Aunque sea la imaginación contra la que estás luchando, no aceptar eso mismo que estás haciendo te ayuda a tener claro lo que no quieres. Sin duda no resulta una actitud sólo en los proyectos sino en todo lo que haces en general, la propia vida es una contradicción. Lo bueno es que la idea de contradicción es muy sencilla pero la puedes hacer tan compleja como quieras. La destrucción es la primera herramienta para construir, a partir de aquí todo puede volver a empezar.
El lema del último brand film de Reebok Classic es ‘Find your court’, algo así como ‘encuentra lo que se te da bien y hazlo tuyo’, ¿cuándo supiste que querías ser arquitecto? ¿Ha sido difícil llegar hasta dónde estás ahora?
Es muy difícil decir en qué momento piensas en ser lo que te vas a convertir, arquitecto o diseñador es una profesión – incluso creo que hasta hoy en día artista lo es. Desde pequeños nos dicen que tenemos que llegar a tener un oficio y que debemos estudiar para conseguirlo, cuando en realidad, tú no tienes nada que ver con lo que te hacen hacer. ‘Profesional = Puta’ leí el otro día, se parece a esa idea ficticia del artesano que tenemos. Lo importante es aprender a ser libre, poner lo que hagas de tu parte para poder llegar al resultado que tú quieras, sea cual sea tu profesión. Lo difícil es poder hacer lo que quieres. Para empezar, tienes que tener claro que eso es lo que más quieres.
¿Cómo trabajas?
Cada proyecto es diferente y así hay que entenderlo, todos tenemos unas obsesiones pero hay que intentar no tenerlas en cuenta, sobre todo en la fase inicial de desarrollar una idea. Todo el trabajo empieza de algo que has visto, eso que tienes en la cabeza dando vueltas y de repente se conecta y puede llegar a ser, y dejar que el tiempo lo haga por ti. Hay que poner los medios para que eso pase, pero la forma se construye sola. El azar es muy caprichoso, por eso hay que ponerle las cosas difíciles, acotar soluciones, al final te das cuenta de que hay que ser terriblemente práctico, como todos los pasos que implican un gesto perfecto, un penalti siempre es una oportunidad de meter gol.
¿Cómo definirías tu actividad creativa?
Me gusta hacer muchas cosas distintas, proyectos que no tengan nada que ver vistos siempre con los mismos ojos. Desprofesionalizar la profesión, no creerte que eres lo que estás haciendo.
“La destrucción es la primera herramienta para construir, a partir de aquí todo puede volver a empezar”.
¿Qué te hace único?
La manera de ver, ojos tenemos todos.
¿En qué momento crees que lo común se convierte en arte?
Un objeto necesita algo que lo mire, ese contraste es el poder de las cosas para convertirse. En este caso la mirada no tiene nada que ver con los ojos, es una mirada única que otras miradas van a tener que poder ver. Hay que tener claro que son los objetos que se miran unos a otros, ellos son la historia, nosotros sólo tenemos la capacidad de deformarlos. El arte es eso que no depende de nosotros.
¿Cómo se puede distinguir un buen proyecto de uno mediocre en algo tan subjetivo como el arte contemporáneo?
En todas las etapas de la vida ha habido arte contemporáneo, la historia es la encargada de decidir qué objetos se pueden quedar en su estantería. Aunque normalmente se entiende como una sala de trofeos, lo más importante es la evolución, los objetos que van a permitir que otros sean, mutaciones que permiten que la historia continúe. Lo más parecido es un libro que no está pensado para estar en una biblioteca.
¿Dirías que mantenerse fiel a uno mismo es importante a la hora de progresar?
En la mayoría de casos uno mismo no tiene nada que ver con lo que es, es complejo, pero uno tiene que mantenerse fiel a su propia ficción, una serie de televisión que dura seis temporadas obliga al espectador a creerse lo que está ocurriendo durante mucho tiempo, con esperas entre una y otra temporada.
¿Hasta qué punto debe importarte lo que piensen los demás?
No te tiene que importar lo que piensen, pero hay que tener claro que va a ser su mirada, todas las miradas, las que van a decidir quién eres. Luego falta que coincida lo que dice la gente con lo que tú querrías ser. Eso es lo que nos da miedo de los otros, que nos vean de una manera diferente.
En la conferencia Absolutament Moderrns – incluida en el ciclo organizado por el CoAC en 2016 – hablabas de la ideología que caracteriza a los jóvenes de la comunidad creativa actual. ¿Cómo construye su identidad el creativo contemporáneo? ¿Existe un mensaje colectivo o nos encontramos ante una lacra de originalidad?
Vivimos tiempos muy parecidos a los que hemos vivido anteriormente. Recuerdo que en esa charla planteaba la imposibilidad de ser moderno debido a que no hemos superado el romanticismo – llevamos más de dos siglos luchando por lo mismo. No me parece estar viviendo una época de cambio, pero la velocidad en la que suceden los acontecimientos nos hace más frágiles, la búsqueda de la originalidad es la historia del progreso y siempre queremos mirar adelante aunque copiemos lo que ha sucedido antes.
¿Cuáles son tus expectativas y ambiciones?
Poder plasmar tus ideas en algo tangible. Poder seguir haciendo objetos de lo que piensas.