Guille Milkyway lleva veinticinco años de carrera a sus espaldas. Es cantante, compositor, productor, trabaja en la radio y ha sido profesor y jurado en más de un programa de la tele; vamos, que toca todos los palos y sabe de lo que habla. También es una persona tranquila, humilde y que prefiere pasar desapercibido antes que vivir en el ojo público. Entre tanto lío, hemos conseguido hablar con el creador de La Casa Azul, para que nos cuente los entresijos que hay detrás de Operación Triunfo, programa en el que ha sido profesor y ahora jurado, y que podéis ver en Prime Video.
Cuando volvió OT, vino cargado de novedades: no solo la academia era distinta, sino que llegaron nuevas materias y nuevos profesores. Entre ellos estaba Guille, que tras quince años hablando de la historia de la música en la radio, tuvo la oportunidad de hacerlo en la academia y enseñar a los concursantes que lo que está pasando actualmente con el reggaetón, las críticas y las dudas, ya había pasado con el punk. Una clase perfecta para alguien al que le encanta hablar de aquello que le apasiona. Un tío sencillo pero con mucho que decir.
Hola, Guille. Para romper el hielo, en Operación Triunfo han versionado ya dos canciones tuyas. Si pudieras escoger la siguiente, ¿cuál sería y a quién te gustaría ver interpretándola?
Me hizo mucha ilusión cuando hicieron La revolución sexual en 2017 porque las grupales siempre lucen más en Operación Triunfo. Pero si pudiera escoger, me gustaría Ataraxia, es una de mis canciones favoritas. La podría cantar Chenoa, por ejemplo.
Después de ocho años has vuelto a Operación Triunfo. En la edición de 2017 estuviste como profesor de cultura musical y ahora estás como jurado. ¿Qué papel te gusta más? ¿Con cuál te sientes más cómodo?
Mi papel natural era más el de profesor en la academia porque además fue algo novedoso en ese momento. Nunca se había hablado de background musical entendido en un amplio espectro. Tuve la oportunidad de trasladar un punto de vista y una manera de observar la evolución de los géneros de la música popular contemporánea con muy poco prejuicio, que creo que es lo que suele faltar en general cuando se pontifica. En general, siempre se suele dar un mensaje de trasfondo, de que hay géneros que son mejores que otros, o que hay algunos más puros. Hay un cierto dogma cuando uno habla sobre estas cosas, contra el que yo me rebelo. En ese lugar y en esas clases, nadie se esperaba poder hablar en profundidad y sin prejuicios sobre la evolución de la historia de la música pop. Poniendo al mismo nivel la génesis del reggaetón que la génesis del punk. Eso me encanta, es mi lugar natural, mi zona de confort.
Por otro lado, el papel de jurado tenía un cierto reto: ubicar al jurado en un punto intermedio entre el profesor y una persona que te está dando una valoración más o menos objetiva. Pero es complicado porque siempre hemos estado muy acostumbrados a ver al jurado como algo muy teatralizado y con un cierto tono de regañina. Además, OT siempre ha querido tener el foco en lo verdaderamente importante: los artistas, las actuaciones y el elemento musical.
Por otro lado, el papel de jurado tenía un cierto reto: ubicar al jurado en un punto intermedio entre el profesor y una persona que te está dando una valoración más o menos objetiva. Pero es complicado porque siempre hemos estado muy acostumbrados a ver al jurado como algo muy teatralizado y con un cierto tono de regañina. Además, OT siempre ha querido tener el foco en lo verdaderamente importante: los artistas, las actuaciones y el elemento musical.
Noemí Galera ha hablado mucho de ti en el programa, dando a entender que, más allá de ser ahora compañeros de trabajo, hay una amistad. ¿Fue este el punto de conexión para que entraras a trabajar en Operación Triunfo? ¿Cómo fue el proceso hasta llegar a ser profesor y, posteriormente, jurado?
No, para nada. No conocía a nadie de OT ni de Gestmusic más allá de algún contacto puntual. Hace muchos años que trabajo cada semana en una radio en Barcelona hablando de música, y así fue que Tinet Rubira llegó a mí: le gustaba mi mirada desprejuiciada y sin ortodoxia. Para mí esa es la clave: entender que, aunque con los años OT haya estado en el punto de mira por convertir en espectáculo algo que quizá no lo necesitaba, siempre ha sido un concurso muy centrado en la música. Mucha gente que quizá no tenía ni la curiosidad ni el tiempo de descubrir nueva música, lo ha podido hacer gracias al programa. En un mismo lugar puedes escuchar desde reggaetón hasta una canción de los años treinta, un bolero de Los Panchos y una canción de trap o de drill. Eso ha pasado siempre. Esa es una de las claves de OT y que lo hace atemporal, cien por cien contemporáneo, pero a la vez con mucha enjundia musical. Tinet vio que quizá yo podía aportar ese punto de vista.
Me siento muy conectado con la manera de ver las cosas de la gente que trabaja en OT. Cuando existe esa conexión, todo es más fácil. Cuando hablé con Tinet, le dije que tengo cierto recelo con todo el hate que suele acarrear el hecho de ser jurado de OT, y lo que me respondió fue tan sencillo como, tranquilo, que ya sabes que aquí nos cuidamos todos. Oírlo en una productora de máximo nivel para mí tiene mucho valor. Le doy el máximo respeto porque estamos acostumbrados a una selva profesional en todas partes, pero aquí nos cuidamos y luego ya haremos bien nuestro trabajo.
Me siento muy conectado con la manera de ver las cosas de la gente que trabaja en OT. Cuando existe esa conexión, todo es más fácil. Cuando hablé con Tinet, le dije que tengo cierto recelo con todo el hate que suele acarrear el hecho de ser jurado de OT, y lo que me respondió fue tan sencillo como, tranquilo, que ya sabes que aquí nos cuidamos todos. Oírlo en una productora de máximo nivel para mí tiene mucho valor. Le doy el máximo respeto porque estamos acostumbrados a una selva profesional en todas partes, pero aquí nos cuidamos y luego ya haremos bien nuestro trabajo.
Totalmente. Es muy importante que desde dentro te cuiden porque se sabe que va a caer hate, hablaremos más adelante de esto de las redes.
Sí, es importante porque se hacen muchos discursos en torno a esto, a lo mental. Pero a veces parece que hablamos mucho y hacemos poco. Es como cuando en una relación uno dice mucho ‘te quiero’, pero uno no espera que le digan eso sino que le quieran de verdad. Y eso, a veces, va a la par, pero no siempre.
“Me gusta vivir siendo fan de las cosas, entregándome emocionalmente, sin reparo, pero eso no me suele cegar.”
En muchas ocasiones has dicho que tú, más allá de trabajar en Operación Triunfo, eres fan real del formato. ¿Cómo gestionas esto para que no afecte en tus valoraciones?
Esa es una buena pregunta, el otro día lo verbalicé en una valoración. Seguramente nominamos a gente que no se lo espera y el público lo considera muy estricto. Las nominaciones deben tener este elemento un poco agresivo en cada persona. No está mal que a todo el mundo se le apriete más en algunas cosas aunque no sea esperable. Intento no estar muy pendiente de las redes esos días porque prefiero que no me afecten las cosas. Pero sí, mucha gente piensa que, como somos fans, no somos objetivos.
Yo, en mi vida, puedo ser fan y ser objetivo. De mis grupos favoritos te puedo decir canciones que no me gustan nada. De cosas increíbles como The Beatles, que son algo casi intocable y que lo hacen todo maravillosamente, te podría decir canciones que no me gustan. Me pasa con mis amigos, con la gente que quiero, con las películas que amo. Me gusta vivir siendo fan de las cosas, entregándome emocionalmente, sin reparo, pero eso no me suele cegar. Quizá podría llegar a pasar en treinta años, pero la edad, aparte de quedarte calvo (risas), también te aporta esa capacidad para mantener la distancia con ciertas cosas. Es compatible.
Igual que pienso que es compatible estar riéndose de algo y, a la vez, amarlo. Hay gente que comenta mucho alrededor de programas como OT en redes y ves enseguida cuando hay un amor también aunque lo estén criticando. Igual que eso puede pasar, lo otro también. Al menos, yo quiero entender que a mí me pasa. Otra cosa es la objetividad. Nosotros no la perdemos, pero hacer una valoración puramente objetiva de algo artístico es imposible. Toda la vida he pensado que hay un elemento emocional en cualquier valoración.
Yo, en mi vida, puedo ser fan y ser objetivo. De mis grupos favoritos te puedo decir canciones que no me gustan nada. De cosas increíbles como The Beatles, que son algo casi intocable y que lo hacen todo maravillosamente, te podría decir canciones que no me gustan. Me pasa con mis amigos, con la gente que quiero, con las películas que amo. Me gusta vivir siendo fan de las cosas, entregándome emocionalmente, sin reparo, pero eso no me suele cegar. Quizá podría llegar a pasar en treinta años, pero la edad, aparte de quedarte calvo (risas), también te aporta esa capacidad para mantener la distancia con ciertas cosas. Es compatible.
Igual que pienso que es compatible estar riéndose de algo y, a la vez, amarlo. Hay gente que comenta mucho alrededor de programas como OT en redes y ves enseguida cuando hay un amor también aunque lo estén criticando. Igual que eso puede pasar, lo otro también. Al menos, yo quiero entender que a mí me pasa. Otra cosa es la objetividad. Nosotros no la perdemos, pero hacer una valoración puramente objetiva de algo artístico es imposible. Toda la vida he pensado que hay un elemento emocional en cualquier valoración.
¿Suele haber consenso en las decisiones del jurado?
Somos cuatro personas distintas, a veces vemos las cosas muy parecidas y otras veces no. Por ejemplo, nos pasa mucho cuando hay algo muy objetivo, como desafinar. Todos nos dedicamos a esto y podemos apreciar si se desafina o no, o si la métrica está correcta. Eso es, aparentemente, muy objetivo. Entramos en terrenos más complejos cuando a uno le ha parecido muy fría la actuación y, en cambio, la persona de al lado está a punto de llorar. ¿Qué sucede ahí? Tenemos que valorarlo igualmente.
Cuando a los cuatro nos ha puesto los pelos de punta, está claro. Cuando a los cuatro nos ha dejado fríos, también. Cuando no, empezaremos a observar lo que sucede en este programa, que llega una nominación y la mitad de la población se echa las manos a la cabeza. Es parte de la gracia. No quiero dejar de pensar que es un juego y un concurso. Aunque todo se lleva emocionalmente muy potente y muy dramático, no deja de ser un concurso, y todo el mundo debería ser consciente de ello.
Cuando a los cuatro nos ha puesto los pelos de punta, está claro. Cuando a los cuatro nos ha dejado fríos, también. Cuando no, empezaremos a observar lo que sucede en este programa, que llega una nominación y la mitad de la población se echa las manos a la cabeza. Es parte de la gracia. No quiero dejar de pensar que es un juego y un concurso. Aunque todo se lleva emocionalmente muy potente y muy dramático, no deja de ser un concurso, y todo el mundo debería ser consciente de ello.
Siguiendo con el tema de los jurados, sois muy distintos. Hemos visto que en todas las ediciones, voluntariamente o no, cada miembro acaba adoptando un papel. ¿Cuál dirías que es el tuyo?
Realmente nunca ha sido así. Desde OT no ha habido, ni nunca va a haber, directrices en cuanto al tono que debe tener cada miembro del jurado. Hay directrices en cuanto a ‘no te alargues, que tenemos poco tiempo’, pero jamás nadie me va a decir ni lo que tengo que decir ni cómo lo tengo que decir. Eso sale puramente de cómo es cada uno. Algunos seremos más o menos elocuentes a la hora de expresarnos, pero el tono es algo que uno escoge. Puede decidir ser muy natural, tener un perfil más bajo o ser más agresivo. Nosotros estábamos bastante de acuerdo en que era preferible ser más llanos, intentar ser específicos en lo que decíamos cuando se pudiera pero sin añadirle un tono agresivo o un juicio de valor sobre las cosas, porque no creemos en ello.
Somos tres artistas y un periodista musical, lo hemos vivido todos en nuestras propias carnes: no tiene mucho sentido cuando alguien te añade una regañina en una crítica que tiene que ver con algo tuyo. ¿Qué aporta eso? ¿Aporta espectáculo televisivo o contenido para las redes? Quizá sí, pero para nosotros no era importante y Gestmusic considera que eso sucede de manera natural, así que está bien. Cada uno tiene su manera especial de dar las valoraciones pero no creo que tengamos un rol claro. Quien me ve a mí no ve a alguien muy distinto al que vería tomándome un café o una caña, y pasa bastante con los demás. No distan mucho a cómo son cuando estamos tomando algo.
Somos tres artistas y un periodista musical, lo hemos vivido todos en nuestras propias carnes: no tiene mucho sentido cuando alguien te añade una regañina en una crítica que tiene que ver con algo tuyo. ¿Qué aporta eso? ¿Aporta espectáculo televisivo o contenido para las redes? Quizá sí, pero para nosotros no era importante y Gestmusic considera que eso sucede de manera natural, así que está bien. Cada uno tiene su manera especial de dar las valoraciones pero no creo que tengamos un rol claro. Quien me ve a mí no ve a alguien muy distinto al que vería tomándome un café o una caña, y pasa bastante con los demás. No distan mucho a cómo son cuando estamos tomando algo.
Me parece muy bonita esta postura. A veces, hay artistas que con una trayectoria muy grande que ven a los concursantes como niños. Vosotros, en cambio, los veis como iguales, son artistas igual.
Claro, es que lo son. Ese respeto es la base de todo. Cualquier artista que pueda estar más o menos consagrado, al nivel que sea, ha empezado de cero. Muchos nos hemos sentido juzgados simplemente por tener menos experiencia. El talento nadie lo pone en duda. Esas personas se han escogido porque tienen talento. Otra cosa es que tengan más o menos capacidad de dirigir su energía y su capacidad de aprendizaje en corto tiempo y en un lugar con tanta presión. Pero el talento es algo que, si lo ponemos en duda, estamos faltando a la verdad. Luego, ellos y ellas tendrán carreras como puedan decidir. Pero llevamos ya tantos años de ediciones de OT, que si alguien pusiera en duda el talento de la gente que está participando quedaría bastante en evidencia.
En muchos programas, el jurado solo ve la actuación que se hace en directo, pero en OT tenéis la opción de hacer un seguimiento semanal de los concursantes. ¿Veis los pases de micro, el directo o el repaso de gala para ayudaros en la valoración?
Es algo en lo que insisto mucho porque genera cierto recelo a veces. A los miembros del jurado lo único que se nos exige desde el programa es que veamos las actuaciones de la gala y valoremos. Si seguimos el programa es porque lo estamos decidiendo nosotros y porque creemos que tener una opinión desarrollada acerca de una actuación enriquece nuestra capacidad para poder juzgarla. Nos gusta ver esa evolución. No estamos conectados al veinticuatro horas los siete días de la semana, pero no somos ajenos a lo que sucede en la academia, vemos los pases de micro y cómo van trabajando. Para mí eso es inherente a la base del programa. Que una persona esté esforzándose para cambiar algo que le hemos dicho porque creemos que le va a ir bien tiene un valor, y cuando otra no lo hace también lo tenemos en cuenta.
La actuación marca muchísimo. Nos ha pasado que, habiendo visto el último ensayo de todos, teníamos una opinión y luego la actuación la cambia. El escenario lo cambia todo para bien o para mal. Esa es la base del concurso. Nos estábamos agarrando a la actuación de la gala cuando hay otros elementos que nos marcan a nosotros también, no solo a los espectadores. Nos ayuda a saber de dónde vienen las cosas; si una persona ha optado por algo en su actuación y nosotros sabemos de dónde viene y cómo lo ha trabajado, tendremos más elementos para valorar dicha actuación y justificarlo.
La actuación marca muchísimo. Nos ha pasado que, habiendo visto el último ensayo de todos, teníamos una opinión y luego la actuación la cambia. El escenario lo cambia todo para bien o para mal. Esa es la base del concurso. Nos estábamos agarrando a la actuación de la gala cuando hay otros elementos que nos marcan a nosotros también, no solo a los espectadores. Nos ayuda a saber de dónde vienen las cosas; si una persona ha optado por algo en su actuación y nosotros sabemos de dónde viene y cómo lo ha trabajado, tendremos más elementos para valorar dicha actuación y justificarlo.

Cada edición de Operación Triunfo despierta a las fieras de las redes sociales y abre una infinidad de debates sobre los concursantes, el equipo directivo, los profesores y el jurado. En esta edición se está haciendo mucho hincapié en la actitud de algunos concursantes y en cómo debería afectar (o no) a las valoraciones. ¿Cuánta importancia le dais vosotros (el jurado) a la actitud que tengan durante la semana para valorar si cruzan o no la pasarela?
Hay una parte del programa importante a nivel de show televisivo que es la convivencia en la academia, la relación entre ellos y lo que sucede ahí dentro. Esa parte es divertida y dramática pero a nosotros ese aspecto nos tiene que dar igual. Si alguien está siendo un mal compañero, ya hay una directora de la academia y gente que está allí para que eso se hable si hace falta. Nosotros no vamos a entrar en eso a no ser que afecte al trabajo en equipo. Si se aprecia en una actuación que ese trabajo en equipo ha costado, sí que será un elemento a tener en cuenta a la hora de valorar. Más allá de esto, el tema personal y de actitud lo obviamos.
Al empezar la edición vi comentarios dudando de tu papel, ya que el público del programa es bastante joven y muchos no te conocían. ¿Cómo llevas las críticas en redes?
El edadismo en general es algo existente en todas partes y no pasa nada. Antes decía en broma lo de ser calvo, pero uno se queda calvo y tiene una edad y no pasa nada. Hay más público joven que en otro tipo de programas, pero hay mucho público más familiar o más transversal. Pero como tiene más público joven que otros formatos y programas, parece que básicamente lo ve gente muy joven. En realidad lo ve gente de todo tipo y eso está bastante bien representado en el jurado y en los profesores de la academia. Los años te dan capacidad para tener una visión global más amplia, aunque también hay cierta desconexión con otras cosas, pero no me siento para nada desconectado de la realidad en ese sentido.
Me sigue divirtiendo igual la escena musical de hoy en día que la que había hace treinta años. Es normal que alguien vea a un señor dando una valoración y no esté de acuerdo. No pasa nada, me parece bien, es lo que tiene que ser. Siempre ha sido así, sería muy aburrido de lo contrario. No tendría ningún sentido, esa gente joven no se levantaría del sofá, en cambio, de esta forma se rebelan. Es la gracia. Esa crítica a la música contemporánea, ese elemento generacional, es uno de los motores de su evolución. Ya sucedía con Elvis Presley, pasa ahora, y es normal.
Me sigue divirtiendo igual la escena musical de hoy en día que la que había hace treinta años. Es normal que alguien vea a un señor dando una valoración y no esté de acuerdo. No pasa nada, me parece bien, es lo que tiene que ser. Siempre ha sido así, sería muy aburrido de lo contrario. No tendría ningún sentido, esa gente joven no se levantaría del sofá, en cambio, de esta forma se rebelan. Es la gracia. Esa crítica a la música contemporánea, ese elemento generacional, es uno de los motores de su evolución. Ya sucedía con Elvis Presley, pasa ahora, y es normal.
Operación Triunfo puede ser un regalo envenenado: te da muchísima exposición pero a la vez esta exposición viene de golpe y tu vida cambia por completo. ¿Qué consejo les darías a los concursantes al salir?
Hay una serie de elementos emocionales que hay que tratar con mucho cariño. Recomendaría que todo el mundo esté muy salvaguardado, rodeándose de profesionales o de amigos a nivel emocional. En la parte artística y musical, creo que, estés donde estés, lo que uno tiene que evitar perder es manejar el timón de su carrera artística. Tú vas a decidir en cada momento lo que quieres hacer con eso. Estás en una escena en la que te ve mucha gente y tienes que poder decidir cómo mostrarte. Cuando uno empieza a hacer cosas simplemente para gustar a la audiencia, a la larga entra en terrenos complicados. Todos quieren tener una carrera artística porque es lo que les apasiona, pero no tiene sentido dedicarse a esto si tienes que hacer algo que no te realiza. Para eso es mejor dedicarse a otra cosa que tenga menos presión emocional.
Ya que tienen la oportunidad, que no olviden que la gracia de esto es hacer lo que uno quiere hacer artísticamente, lo que les realice. Merece la pena gastar tiempo y esfuerzo en madurar la idea que uno quiere sobre sí mismo y cómo se quiere visualizar dentro de unos años. Cuando uno está con mucho foco parece que todo es superimportante y que es la última oportunidad. Pero no, la vida es muy larga. Nada es tan importante como parece y hay tiempo para todo, tranquilo.
Ya que tienen la oportunidad, que no olviden que la gracia de esto es hacer lo que uno quiere hacer artísticamente, lo que les realice. Merece la pena gastar tiempo y esfuerzo en madurar la idea que uno quiere sobre sí mismo y cómo se quiere visualizar dentro de unos años. Cuando uno está con mucho foco parece que todo es superimportante y que es la última oportunidad. Pero no, la vida es muy larga. Nada es tan importante como parece y hay tiempo para todo, tranquilo.
Para dejar claro a los fans de OT que eres digno merecedor de ser jurado del programa, vamos a hablar un poco de tu trayectoria musical. ¿Recuerdas cuál fue el momento en que sentiste que La Casa Azul se había convertido en algo más grande que un proyecto personal y empezó a tener vida propia?
Nunca ha sido algo muy grande, ha sido muy orgánico. Sí que ha habido algunos momentos en los que he tenido más foco pero intento, para bien y para mal, no mezclarlo demasiado con mi carrera como músico y dentro de La Casa Azul. A veces se piensa que cuanta más gente te escucha, mejor, pero me he dado cuenta que no siempre es así. Que la gente llegue a ti de manera natural porque les ha emocionado lo que haces es una maravilla, por eso va bien tener una ventana más amplia, para que gente que no te hubiese conocido de forma orgánica pueda hacerlo.
El año pasado celebramos los veinticinco años de La Casa Azul con un concierto muy bonito en Madrid, el tiempo pasa muy rápido. Si me hubieran dicho en los inicios que esto pasaría, no me lo hubiera creído, pero si me lo hubiesen dicho hace diez años, tampoco. Es algo que ha pasado de manera muy natural. Me siento muy afortunado porque nunca me he considerado alguien que se mueve mucho en la industria y no he sentido todo el estrés que a veces tiene este mundo, esta cosa cada vez más agresiva de las redes, los streams, los promotores, etc. Me he podido dedicar a esto, puedo vivir de esto y me siento afortunado y feliz porque lo he podido hacer a mi manera. Si me tengo que pelear con alguien, pasar por encima de otro o hacer una canción que no me gusta solo porque crea que le va a gustar al público, no merece la pena. En general, la gente que tiene carreras largas, sean muy mainstream o muy underground, ha tenido esta filosofía de vida profesional. Respondiendo al fin a tu pregunta: nunca. No sé cuándo sucedió eso porque, en realidad, no sucedió nunca.
El año pasado celebramos los veinticinco años de La Casa Azul con un concierto muy bonito en Madrid, el tiempo pasa muy rápido. Si me hubieran dicho en los inicios que esto pasaría, no me lo hubiera creído, pero si me lo hubiesen dicho hace diez años, tampoco. Es algo que ha pasado de manera muy natural. Me siento muy afortunado porque nunca me he considerado alguien que se mueve mucho en la industria y no he sentido todo el estrés que a veces tiene este mundo, esta cosa cada vez más agresiva de las redes, los streams, los promotores, etc. Me he podido dedicar a esto, puedo vivir de esto y me siento afortunado y feliz porque lo he podido hacer a mi manera. Si me tengo que pelear con alguien, pasar por encima de otro o hacer una canción que no me gusta solo porque crea que le va a gustar al público, no merece la pena. En general, la gente que tiene carreras largas, sean muy mainstream o muy underground, ha tenido esta filosofía de vida profesional. Respondiendo al fin a tu pregunta: nunca. No sé cuándo sucedió eso porque, en realidad, no sucedió nunca.
“Hacer una valoración puramente objetiva de algo artístico es imposible. Toda la vida he pensado que hay un elemento emocional en cualquier valoración.”
En tus letras se percibe una cierta obsesión por el paso del tiempo, la nostalgia, la utopía. ¿Son temas que te acompañan también fuera de la música?
Algo que me define bastante, a nivel emocional más que otra cosa, es casi lo contrario. Me da miedo el futuro desde que nací. Todo lo que está por pasar me suele dar miedo y me agobia. Ese elemento nostálgico no tiene que ver con una mirada hacia atrás sino con una nostalgia utópica, como has dicho. Como el afán por intentar encontrar un lugar en el que el futuro sea como uno quiere. Está muy presente en las canciones.
Me doy cuenta de que he acabado utilizando, aunque sea fea esa palabra, mis canciones y el grupo para quitar mi ansiedad de encima. Desde muy pequeño me di cuenta de que era increíble, que podía hacer una canción hablando de lo que me preocupaba, que solía ser lo que no puedes prever del futuro, y de pronto desaparecía una parte importante de la ansiedad. No es muy glamuroso pero me va muy bien hacer canciones para quitarme ansiedad. Es algo que ha pasado también en la historia del arte en general, por muy pequeño que sea, como este.
Me doy cuenta de que he acabado utilizando, aunque sea fea esa palabra, mis canciones y el grupo para quitar mi ansiedad de encima. Desde muy pequeño me di cuenta de que era increíble, que podía hacer una canción hablando de lo que me preocupaba, que solía ser lo que no puedes prever del futuro, y de pronto desaparecía una parte importante de la ansiedad. No es muy glamuroso pero me va muy bien hacer canciones para quitarme ansiedad. Es algo que ha pasado también en la historia del arte en general, por muy pequeño que sea, como este.
La Casa Azul siempre ha tenido un universo muy definido, casi cinematográfico. ¿De dónde viene esa necesidad de crear un mundo propio alrededor de tus canciones? ¿Cuánta importancia tiene lo visual en tu música y tus shows?
Sí que es importante. A veces uno tiene más o menos capacidad presupuestaria para poderlo materializar muy bien pero he querido ir creando un lugar y una estética que acabe por ser difícil de ubicar en el tiempo. Es un poco retrofuturista porque me interesa mucho a nivel estético. En realidad es un futuro que sucedía en el pasado y, al final, no sabes realmente dónde está. Me gusta ver películas de ciencia ficción con esa estética. Hablan de un año 2000 que es muy distinto al real, pero también está muy alejado del año sesenta y ocho, en el que se hizo la película. ¿De cuándo es? No es de nada, es un lugar que no existe y que a nivel temporal tampoco lo hace.
Me interesa llegar al punto en el que mi estética permanezca más o menos inmóvil pero en ningún lugar concreto. Es atemporal, es de ningún tiempo. Me gusta eso y me hace sentir cómodo. Acaba siendo una respuesta a eso que busco en mi vida: intentar encontrar un lugar en el que protegerme del futuro catastrófico.
Me interesa llegar al punto en el que mi estética permanezca más o menos inmóvil pero en ningún lugar concreto. Es atemporal, es de ningún tiempo. Me gusta eso y me hace sentir cómodo. Acaba siendo una respuesta a eso que busco en mi vida: intentar encontrar un lugar en el que protegerme del futuro catastrófico.
La Casa Azul es de los pocos grupos que comparto con mis padres. ¿Qué se siente al ser el creador de himnos intergeneracionales como La revolución sexual o Podría ser peor?
Muchas gracias por el piropo. Nunca he sido muy consciente de querer hacer ese tipo de cosas que trasciendan, pero la verdad es que me siento muy orgulloso y afortunado cuando una canción como La revolución sexual toma un camino ajeno. Yo hice una canción para intentar quitarme presión de encima, y de pronto ves a cierta gente escuchándola que ha pasado por lo mismo. Eso es muy bonito. Cualquier persona que haya tenido esta sensación lo podrá decir. También hay un elemento azaroso en esto: a veces las cosas pasan por una serie de circunstancias y, en este caso, me ha pasado a mí con alguna que otra canción.
Me refería a esto cuando te decía que un artista debe modular su carrera artística. Si yo hubiera hecho La revolución sexual porque era lo que tocaba en ese momento y no porque me gustara, por un lado estaría bien, porque podría vivir de ciertas canciones. Pero ahora me preguntarías por ella y te diría que es una mierda. Sería horrible. Hay gente a la que le ha pasado y después se rebelan porque son mucho más que una canción. En este caso no, estoy feliz porque tiene nuestro ADN y representa bien lo que es el grupo. A veces no tenemos en cuenta este peligro o el de desear mucho el éxito y luego no ser capaz de manejarlo. Los concursantes de OT se lo deberían preguntar: ¿qué nivel de éxito tienen la capacidad de llevar? En mi caso es el justo. Tú ahora mismo me dices, yo he sido muy fan porque mis padres ponían las canciones en el coche, te colgaré y estoy muy feliz. Me tomaré mi té muy a gusto. Pienso que soy afortunado.
Me refería a esto cuando te decía que un artista debe modular su carrera artística. Si yo hubiera hecho La revolución sexual porque era lo que tocaba en ese momento y no porque me gustara, por un lado estaría bien, porque podría vivir de ciertas canciones. Pero ahora me preguntarías por ella y te diría que es una mierda. Sería horrible. Hay gente a la que le ha pasado y después se rebelan porque son mucho más que una canción. En este caso no, estoy feliz porque tiene nuestro ADN y representa bien lo que es el grupo. A veces no tenemos en cuenta este peligro o el de desear mucho el éxito y luego no ser capaz de manejarlo. Los concursantes de OT se lo deberían preguntar: ¿qué nivel de éxito tienen la capacidad de llevar? En mi caso es el justo. Tú ahora mismo me dices, yo he sido muy fan porque mis padres ponían las canciones en el coche, te colgaré y estoy muy feliz. Me tomaré mi té muy a gusto. Pienso que soy afortunado.
Tienes la fama justa para vivir de lo que te gusta sin tener la presión de artistas muy mainstream.
Sí, pero también es difícil. Tenemos que trabajar mucho porque la realidad del negocio es que es agresivo. Tirar adelante no es fácil, y menos haciendo las cosas a un ritmo que no es el de la industria. Hay que trabajar mucho pero con una cierta paz. En momentos en los que he tenido más fama me he preguntado cómo lo hace gente como Justin Bieber, que juega en otra liga. La popularidad es algo que es muy difícil de llevar, y es muy admirable la gente que es capaz de sobrellevarla bien sin que eso le afecte en su día a día y en su salud mental y emocional. A veces criticamos todo mucho pero es muy difícil; hay que ser muy talentoso para saber sobrellevar eso.
Tras una trayectoria tan consolidada, has sido inspiración y referente de muchos artistas. Pero, ¿qué opinas de las nuevas voces del pop español? ¿Hay algún artista joven que te inspire o que te haya sorprendido?
Disfruto a lo bestia de la escena, siempre. De todo lo nuevo, de los grupos, cada día descubro cosas nuevas que me mueven por dentro. No tengo para nada la sensación de que lo de antes era mejor. El momento actual es superexcitante a nivel creativo y me confirma cosas que pienso: que hay idas y venidas en todo, y que todas estas tensiones (generacionales, entre estilos, etc.) llevan a que sucedan cosas nuevas todo el tiempo. Ver que una persona muy joven, que se haya criado con el elemento urbano desde que es consciente, de pronto descubra un bolero y sea capaz de hacer algo a medio camino, con una producción muy contemporánea, me conmueve y me gusta. Va a pasar siempre y lo observo con interés.
Algunas de las cosas nuevas no me cautivan simplemente por un elemento generacional o de discurso, porque tengo la edad que tengo, y sin embargo, como soy productor y lo que me llevó a dedicarme a esto básicamente era el sonido, escuchar y fascinarme por el sonido me permite escuchar y apreciar cualquier canción. Observo con mucha emoción como cada dos por tres salen canciones preciosísimas a nivel melódico, con un elemento atemporal. Hoy mismo (un viernes) seguro que sale mucha música y habrá mil canciones bonitas que se van a quedar en mis listas para siempre.
Algunas de las cosas nuevas no me cautivan simplemente por un elemento generacional o de discurso, porque tengo la edad que tengo, y sin embargo, como soy productor y lo que me llevó a dedicarme a esto básicamente era el sonido, escuchar y fascinarme por el sonido me permite escuchar y apreciar cualquier canción. Observo con mucha emoción como cada dos por tres salen canciones preciosísimas a nivel melódico, con un elemento atemporal. Hoy mismo (un viernes) seguro que sale mucha música y habrá mil canciones bonitas que se van a quedar en mis listas para siempre.
Ha salido el álbum de Rosalía, por ejemplo.
Sí, le he pegado una escucha esta mañana. No comparto el elemento de ‘romper’ que se ha anticipado tanto del disco. No me resulta más rompedor que otros discos de Rosalía, sobre todo los dos anteriores. Pero es precioso, muy, muy bonito. Me pasa con algunos discos de primer nivel que resultan incriticables. Quizá es rompedor si se le asume un estatus de mainstream total y absoluto. Para un disco mainstream, obviamente, no cumple los preceptos de la música ‘comercial’. Pero a mí me suena a un disco muy accesible, muy pop, que creo que es algo que Rosalía quiere. A veces se la considera algo muy experimental, muy de vanguardia, y ella quiere resultar accesible.
Para finalizar, si tuvieras que recomendar una canción de La Casa Azul a esta gente que puso en duda tu papel en el programa, para que te conozcan y entiendan lo que haces, ¿cuál sería?
Una canción de las últimas que define bien a nivel estilístico el grupo es Prometo no olvidar, por ejemplo. Ataraxia también me gusta mucho, o El momento, que también define muy bien la propuesta y todo su mundo. Este equilibrio entre la desazón de la realidad del día a día y el intentar querer un futuro mejor.

Operación Triunfo puede verse en España y en más de 30 países y territorios de Latinoamérica como parte de la suscripción Prime Video.
