Las referencias siempre están ahí pero hay que saber no solo dónde buscarlas sino qué hacer con ellas. Alessandro Michele nunca falla y en cada colección, en cada campaña da en la diana. Para la nueva campaña de Pre-Fall 2017, Soul Scene, disparada por Glen Luchford, acude de nuevo a Inglaterra con el Northern Soul como referencia ineludible, pero salta también a África al inspirarse en uno de los grandes fotógrafos del continente, Malick Sidibé. Ahora ya sabemos qué tramaba el diseñador cuando andaba en pleno casting hace unos meses.
De esta forma Michele enlaza el glorioso presente de Gucci con la juventud menos complaciente, y no precisamente la más favorecida, de hace 50 años, aquellos chavales de clase trabajadora del norte de Inglaterra, que combatían su anodina existencia con desconocidos temas de soul en maratonianas jornadas de baile. Lo mismo que sucedía más o menos por aquel entonces a cuatro mil kilómetros de distancia, cuando en Mali explotaba la vida nocturna y la cultura juvenil tras su independencia de Francia en 1960, mientras un joven fotógrafo entonces en la treintena, se dedicaba a retratar con su cámara la efervescencia de su ciudad, Bamako. En aquella época, explicaba el propio Malick Sidibé, todo el mundo quería bailar, estar guapo. “La verdadera revolución en Mali no fue política, la trajo la música occidental. Antes no podíamos bailar abrazados. Con los ritmos que llegaban de Cuba, las canciones de los Beatles o James Brown, los chicos y las chicas se aproximaban, se tocaban”. No es de extrañar que Alessandro Michele abrace y se identifique con ese estado de libertad jubilosa, de expresión sin límites, sin fronteras, que echa por tierra cualquier tipo de convencionalismo. Es ni más ni menos lo que ha hecho él desde que se hizo cargo de Gucci con el resultado que todos conocemos. Siga pues la música, y por supuesto el baile.