Si hay algo que caracteriza a Elena Codes es su estrecha relación con quien lee y consume su arte. Todo lo hace desde su máxima sensibilidad. Y es que después de tres libros –Ninfomanía: sé mala, Guerra civil y Yo, yo misma y Elena– donde se expresaba a modo textual, ahora podemos conocer un poquito más de ellx gracias a su primer fotolibro titulado Diario-01. “No hay nueva faceta de Elena, pienso que es la misma, pero más completa”, nos dice. Y es que todos estos pedacitos de ellx vienen de su obsesión por dejar constancia de todo lo que ha vivido. Hablamos con lx escritorx y guionista de Córdoba que ha conseguido atrapar a miles de personas con sus reflexiones y desahogos: páginas llenas de anotaciones escritas a modo de diario personal, sus poemas, y ahora, con imágenes.
Elena, primero de todo, ¿podrías presentarte para aquellas personas que no te conozcan?
Me llamo Elena Codes. Soy una persona no binaria, nacida en Córdoba, y tengo 24 años. Soy escritorx, tengo cuatro libros autogestionados: tres de ellos de poesía y diarios, y el último de fotografía.
En otra entrevista decías que el feminismo (o mejor dicho, el transfeminismo) te ayudó a ponerle nombre a aquello que estabas haciendo y escribiendo. ¿Nos podrías contar un poco más de qué significa para ti esa deconstrucción de la que tanto hablas?
Cuando empecé a escribir en diarios no pensaba en nada de política más allá de lo que aprendía y experimentaba cada día. Esta frase la dije cuando publiqué Guerra civil e hice la gira. Guerra civil me dio algo que jamás había sentido en mi trabajo, y es que la gente le puso nombre a lo que yo todavía no me había dado cuenta. Es decir, en las firmas, después de presentar el libro, se acercaba gente a contarme experiencias sobre maltratos, abusos, violaciones, y siempre concluían con que se identificaba conmigo.
Yo por aquella época me rayaba muchísimo porque no veía lo que ellxs sí, y mi deconstrucción realmente fue el darme cuenta de que había pasado por una situación de maltrato y abuso. El feminismo, el compartir mi experiencia con disidencias, le puso nombre a lo que había pasado y dio paso a poder deconstruir la culpabilidad, el dolor y la vergüenza.
Yo por aquella época me rayaba muchísimo porque no veía lo que ellxs sí, y mi deconstrucción realmente fue el darme cuenta de que había pasado por una situación de maltrato y abuso. El feminismo, el compartir mi experiencia con disidencias, le puso nombre a lo que había pasado y dio paso a poder deconstruir la culpabilidad, el dolor y la vergüenza.
Creo que tu éxito viene de lo cercanx y natural que eres. Tú mismx recomiendas a tus seguidoras que si te quieren comprar un libro vayan a una de tus quedadas para ahorrarse los gastos de envío. Quedas con ellas y les entregas el libro en persona, como ya has hecho varias veces delante del MACBA. ¿Forma parte de tu proceso como artista el hecho de conocer a aquellas personas que te leen o por qué decides hacerlo así?
Por supuesto. Mi proceso como artista va desde el escribir hasta conocer a la gente que me lee. Yo soy escritorx porque alguien me lee. Escribiré siempre para mí, pero siento muchísimo amor y acompañamiento por quien comparte esas páginas conmigo. Pienso que va a algo más allá de una profesión porque, como he dicho antes, el que la gente me lea es también mi proceso curativo. Hay una relación preciosa entre lo que escribo y quien lo lee, y forma parte de mi proceso como artista.
¿Y cómo es no depender de ninguna editorial y autopublicar tus libros?
Gratificante y agotador a partes iguales. Me has hecho esta pregunta en una época en la que estoy más cansadx que feliz, pero no siempre es así. Admiro mucho el curro que hago de autopublicación y a la gente que se anima, es algo precioso, sin embargo, como todo, va por épocas.
Lo bueno de la autopublicación es la libertad que tienes. Creo que vendo mucho justo porque la gente ve todo el amor y esfuerzo que implica hacer un libro. Llevo dedicándome 4 años a esto plenamente, y es precioso cómo la gente te ve crecer, ya no solo como profesional, sino como persona. Hace poco que tengo estudio aparte de mi casa, y una chica me felicitó diciéndome que llevaba siguiéndome desde hace mucho y que se alegra de ver cómo está creciendo mi trabajo. Creo que al autopublicar lo vuelves todo más casero, más personal, más tú, y eso llega más al lector porque puedes interactuar con quién lo ha escrito.
Lo malo de autopublicar es que realmente no se vea todo el trabajo que hay detrás. Los límites son complicados de poner cuando tu trabajo es también tu vida diaria; desconectar es algo casi imposible. A todo esto se suma la inseguridad, la incertidumbre, el dinero invertido, el cansancio, las gestiones, la exposición y las sequías artísticas. Autopublicar da mucho trabajo, y es frustrante cuando no se aprecia el esfuerzo que hay detrás.
Lo bueno de la autopublicación es la libertad que tienes. Creo que vendo mucho justo porque la gente ve todo el amor y esfuerzo que implica hacer un libro. Llevo dedicándome 4 años a esto plenamente, y es precioso cómo la gente te ve crecer, ya no solo como profesional, sino como persona. Hace poco que tengo estudio aparte de mi casa, y una chica me felicitó diciéndome que llevaba siguiéndome desde hace mucho y que se alegra de ver cómo está creciendo mi trabajo. Creo que al autopublicar lo vuelves todo más casero, más personal, más tú, y eso llega más al lector porque puedes interactuar con quién lo ha escrito.
Lo malo de autopublicar es que realmente no se vea todo el trabajo que hay detrás. Los límites son complicados de poner cuando tu trabajo es también tu vida diaria; desconectar es algo casi imposible. A todo esto se suma la inseguridad, la incertidumbre, el dinero invertido, el cansancio, las gestiones, la exposición y las sequías artísticas. Autopublicar da mucho trabajo, y es frustrante cuando no se aprecia el esfuerzo que hay detrás.
Otra cosa que te distingue es que escribes como hablas: en andaluz y saltándote reglas ortográficas. ¿Lo haces así porque escribes para desahogarte y prefieres dejarlo tal y como te sale?
Sí, la gente le dio más vueltas de las que yo se las di. Escribo como hablo, evidentemente los fallos de expresión los corrijo, pero si hablo comiéndome algunas letras, me parece más directo y natural que lo escribiera también así. Se lee tal y como lo diría yo. Esto lo digo mucho, pero es que quiero que la gente me lea tal y como si fuese una conversación conmigo. Leerme es como hablar conmigo. Aparte de esto, me parece importante que tu obra pueda ser leída y entendida por todo el mundo. Es mi única finalidad a la hora de compartir mis escritos. De nada me sirve mostrar lo que escribo si nadie entiende ni una palabra.
Hace poco has hecho presentaciones de tu último proyecto, tu primer fotolibro titulado Diario-01, de estilo muy costumbrista. ¿Qué nueva faceta de Elena podemos descubrir a través de tu fotografía? ¿De qué manera cambia tu obsesión por dejar las cosas por escrito para que quede constancia de ello a esta vez dejarlas plasmadas en imágenes?
Hace unos meses tuve una sesión de etioterapia y la mujer me explicó que me dedico a escribir porque colecciono recuerdos. Tengo una especie de obsesión porque no se me olvide nada de lo que he hecho, vivido y sentido. La fotografía complementa eso. Si además de escribir lo que he vivido puedo mostrar fotografías de aquel momento, eso hace que mi obra tenga el significado que busco. Fotografío porque me gusta mirar para atrás y ver dónde estaba hace un par de años. No hay nueva faceta de Elena, pienso que es la misma, pero más completa.
Tu primer libro se llama Nimfomanía: sé mala, y escribiste bajo el lema: “huye de lo que quema, aunque lo quieras a rabiar”. Hablas de la idealización del amor romántico y de las relaciones tóxicas. Como ya sabemos, la teoría es fácil, pero cuando lo vives en primera persona es muy duro reconocer que estás atadx de esa forma. ¿Cómo viviste ese momento de darte cuenta de que aquella teoría que ya sabías te la tenías que aplicar en ti?
No recuerdo con exactitud cómo lo viví, pero es algo que aún a día de hoy siento y creo que no dejaré de sentir. Cuando tienes tanta lógica y teoría en la cabeza se puede volver en tu contra. Cuando me di cuenta de lo que estaba pasando, toda la teoría que ya sabía la utilicé para culpabilizarme de estar donde estaba. La teoría me deshumanizaba. Pensaba que todo lo que me estaba ocurriendo me lo merecía por no haberlo sabido venir: “Yo, que tanto sabía de esto”, “yo, que sé perfectamente cómo es una relación de poder”. La lógica sirve para guiarte, pero lo que te hace crecer es la experiencia. Fue duro el darme cuenta, pero no por dónde me había metido, sino por la culpabilidad y vergüenza que me daba a mí mismx.
El segundo libro que sacaste, Guerra civil, sigue un poco esta línea que cuentas. Narra una época muy triste de tu vida, tus dudas, tus miedos… era tu diario personal. Te abres en canal y hablas del abuso de poder en una de tus relaciones, una relación muy tóxica que te acabó destrozando. Entiendo que para ti escribir sobre ello te ayuda, es una manera de desahogarte, pero, ¿qué te impulsa a publicar textos tan íntimos? ¿Es porque sabes que puedes ayudar a otras chicas y jóvenes que pueden estar pasando por lo mismo?
No lo hice con ninguna intención. Todo lo que pasó después fue un efecto rebote, pero no lo publiqué pensando que ayudaría a gente. Poco a poco me fui encontrando con situaciones con las que me di cuenta de lo mucho que ayudaba mi libro a validar sentimientos de lxs demás, y lo publiqué porque sentí que había vivido algo que era importante de mostrar. No hubo ninguna intención más allá que esa.
A partir de cortar esa relación, te rapaste la cabeza y decidiste marcharte a Londres para huir de todo esto y dedicarte a lo que tú amas: escribir. ¿Qué descubriste de ti en esos meses de estar a solas contigo mismx en otro país?
Londres fue la mejor época de mi vida, sin duda. Ahora mismo estoy viviendo una muy buena, pero es que aquella época tenía unas circunstancias que sabían que me iban a marcar. En esos meses descubrí la soledad, miedos nuevos, la comodidad conmigo mismx y la escritura. Me fui para allá sin tener ni idea del por qué me iba, y, al cabo de unos meses, empecé a organizar Guerra civil. Hubo muchos miedos, pero fue la época en la que más amor he sentido hacia mí. La resumo en un poema que se titula Miedo y valentía.
“Leerme es como hablar conmigo.”
Hablar desde la vulnerabilidad y que la gente haya conectado tanto contigo también te ha supuesto un peso difícil de llevar. Muchas personas te han mandado mensajes contándote sus experiencias y pidiéndote consejos y, como has dicho anteriormente, ni eres psicóloga ni conoces a la persona o su situación como para ayudarles. En un podcast contabas que hasta una madre te ha llegado a hacer chantaje para que hablaras con su hija. ¿Cómo lidias con esto?
Ahora mejor que antes, pero lo paso fatal. Esa mujer me acosaba para que tuviera una llamada con su hija porque estaba muy mal y estaba saliendo con un chico que le trataba mal. Me llegó a hacer chantaje con que su hija se había intentado suicidar y que estaba en el hospital. He tenido muchas situaciones de ese estilo, hay gente que me utiliza como diario, aunque no les conteste nunca. Al principio me sentía fatal con estas situaciones, pero poco a poco voy sabiendo poner límites, y sobre todo ver qué es mi responsabilidad y qué no lo es.
Exacto, no es para nada tu responsabilidad. Pero ni me imagino lo duro que debe ser recibir constantemente mensajes de ese tipo. Después de hablar tanto de tu pasado, ¿cómo estás ahora? ¿Estás en un buen momento de tu vida?
Estoy en un momento de mi vida en el que me siento en equilibrio. Me siento feliz, muy queridx, cómodx, y con una rutina que me gusta. También estoy muy estresadx, pero bueno, yo he sido siempre muy culo inquieto. Lo peor ahora mismo es el estrés, y que estoy escribiendo muy muy poco, y eso es raro en mí.
Aparte de escritorx, eres guionista y tienes una serie en camino. En Yo, yo misma y Elena decías que la escribiste a tus 19 años y que uno de tus sueños es tener una productora queer. ¿Tiene algo que ver con esto último? ¿Qué nos puedes desvelar de la serie?
Por desgracia no os puedo desvelar nada. Ahora mismo anda todo un poco parado y a ver qué pasa, pero vaya, si no es esta será otra. Me encantaría dedicar gran parte de mi vida al cine, poco a poco iremos haciendo cositas.
Ahora has puesto en preventa sudaderas y camisetas con una de las frases que escribiste en su día: “el amor propio es algo colectivo”. Dices que tendrías que escribir un libro entero alrededor de lo que significa para ti esto, ¿pero nos podrías contar un poquito acerca del concepto?
Este concepto nació cuando hace un año leí un ensayo de Laura Latorre en el libro colectivo (h)amor 4 que hablaba de la importancia de amarse y ser amadxs. El concepto de ‘amor propio’ de manera individual siempre me ha hecho mucho daño y me ha deshumanizado a mí y con otrxs.
Desde hacía mucho tiempo ya me chirriaba mucho el tener que depender solo de ti, y cuando me topé con ese ensayo fue revelador porque hablaba de lo que llevaba pensando hace tiempo. Siempre se le ha dado mucha caña a ser dependiente de los demás, pero yo lo veo una fortaleza. Yo me siento muy humana cuando sé que parte de mi cariño y cuidados dependen de mi familia, que casi mi vida entera depende de que ellxs estén bien y felices. Las dependencias tienen que ser horizontales, no verticales. Escribí hace un año o así un texto sobre la cantidad de veces que me ha salvado el depender de otrxs y el dejarse ayudar, y lo finalicé con esa frase: “el amor propio es algo colectivo.”
Desde hacía mucho tiempo ya me chirriaba mucho el tener que depender solo de ti, y cuando me topé con ese ensayo fue revelador porque hablaba de lo que llevaba pensando hace tiempo. Siempre se le ha dado mucha caña a ser dependiente de los demás, pero yo lo veo una fortaleza. Yo me siento muy humana cuando sé que parte de mi cariño y cuidados dependen de mi familia, que casi mi vida entera depende de que ellxs estén bien y felices. Las dependencias tienen que ser horizontales, no verticales. Escribí hace un año o así un texto sobre la cantidad de veces que me ha salvado el depender de otrxs y el dejarse ayudar, y lo finalicé con esa frase: “el amor propio es algo colectivo.”
¿Y qué tres libros nos recomendarías? Algunos que sean especiales para ti de alguna manera.
Mi libro favorito es Rebeldes de Susan E. Hinton, sin él no hubiera empezado a escribir. Leí hace un año el poemario de Pablo García Casado, Fuera de campo y fue encontrarme con un estilo y algo tan inspirador que se volvió en mi poemario favorito. Y por último, y totalmente random, recomendaré el manga de deporte Haikyū!!. Tanto el anime como el manga me han marcado muchísimo este año, y han acompañado parte de mi salud mental.
Por último, ¿tienes algún otro proyecto en mente? Y más a largo plazo, ¿qué metas profesionales te quedan por cumplir?
Muchas muchas, desde fotolibros y diarios nuevos hasta guiones. Ahora mismo me quiero centrar en terminar el próximo diario, y llevo un año queriendo hacer un guion de cómic, así que dejo por aquí una afirmación para el universo: el año que viene terminaré de escribir un cómic.