Inspirado por la fotografía documental, Darío Vázquez traslada su técnica a la fotografía de moda, donde siempre trata de conseguir una imagen sincera y espontánea, sin artificios, reivindicando la naturaleza de los modelos y prescindiendo del uso de las herramientas de retoque. Nacido en Galicia, llegó a Madrid gracias a una beca de deporte, pero años más tarde descubriría que la vida le tenía otro camino preparado. Hablamos con él sobre imperfecciones perfectas y retratos etéreos.
Hola, Darío. He leído que antes de entrar en la fotografía estuviste entrenando durante nada menos que seis años como atleta, además de estudiar fisioterapia. ¿Cómo surgió la idea de dar el salto al mundo de la foto? ¿Era algo que siempre te había llamado la atención?
Sí, llegué a Madrid con 20 años con una beca del Consejo Superior de Deportes para hacer atletismo y estudiar la carrera de Fisioterapia.
Durante 6 años fue lo único que hice. Nunca me sentí del todo lleno con mi trabajo de fisioterapeuta. Cuando dejé de entrenar, poco a poco fue cambiando mi entorno, y empecé a rodearme de gente que se dedicaba a lo que de verdad le gustaba. Me animaron a descubrir algo que me apasionara de verdad. Me matriculé en un curso de fotografía que nunca terminé, ya que me contrataron en un estudio muy reconocido de Madrid, donde aparte de pasarme meses encerrado en el almacén, aprendí muchísimo de toda la parte técnica y empecé a hacer contactos en el mundo de la fotografía.
Durante 6 años fue lo único que hice. Nunca me sentí del todo lleno con mi trabajo de fisioterapeuta. Cuando dejé de entrenar, poco a poco fue cambiando mi entorno, y empecé a rodearme de gente que se dedicaba a lo que de verdad le gustaba. Me animaron a descubrir algo que me apasionara de verdad. Me matriculé en un curso de fotografía que nunca terminé, ya que me contrataron en un estudio muy reconocido de Madrid, donde aparte de pasarme meses encerrado en el almacén, aprendí muchísimo de toda la parte técnica y empecé a hacer contactos en el mundo de la fotografía.
Durante esa época tuviste la oportunidad de trabajar junto a una larga lista fotógrafos de gran reputación en el mundo de la moda: nada más y nada menos que Mario Testino, Peter Lindbergh, Annie Leibovitz y Mert & Marcus, entre otros muchos. Afirmaste que de todos has aprendido cosas buenas y malas. Como idea global, ¿qué es lo que más te ha marcado de tales experiencias?
Mi perspectiva de la fotografía cambió muchísimo después de trabajar con estos fotógrafos. Lo primero que me marcó fue la magnitud de esas producciones. Nunca había visto nada parecido.
Todos tienen puntos en común: dedican mucho más tiempo a preparar la foto en el set que a disparar, y nunca disparan si no les convence cómo está todo preparado. Son súper exigentes con todos los componentes de su equipo, se rodean de los mejores y conocen muy bien el oficio de la moda. Saben que donde se marca la diferencia es en la preproducción y en el equipo. El trabajo de asistente a este nivel es muy difícil y aprendes muchísimo, pero no garantiza que seas un buen fotógrafo. Una vez que dejas de asistir, empiezas de cero tu nuevo proyecto, que es convertirte en fotógrafo. Tienes que ser capaz de aplicar todo lo que has aprendido y generar tu propio estilo.
Todos tienen puntos en común: dedican mucho más tiempo a preparar la foto en el set que a disparar, y nunca disparan si no les convence cómo está todo preparado. Son súper exigentes con todos los componentes de su equipo, se rodean de los mejores y conocen muy bien el oficio de la moda. Saben que donde se marca la diferencia es en la preproducción y en el equipo. El trabajo de asistente a este nivel es muy difícil y aprendes muchísimo, pero no garantiza que seas un buen fotógrafo. Una vez que dejas de asistir, empiezas de cero tu nuevo proyecto, que es convertirte en fotógrafo. Tienes que ser capaz de aplicar todo lo que has aprendido y generar tu propio estilo.
Fue ahí donde comenzaste a generar un estilo propio, representado sobre todo por el minimalismo. Tu trabajo refleja espontaneidad y naturalidad, algo que en fotografía de moda no se explora demasiado. ¿Crees que ese es tu sello diferenciador?
Me gusta pensar que sí. Consumo ese tipo de fotografía y me siento cómodo haciendo ese estilo. Me inspiro mucho en la fotografía documental, donde las cosas ocurren sin ser forzadas por el fotógrafo. Quizás la parte más difícil de nuestro trabajo es conseguir en un par de horas, a veces incluso menos, que alguien a quien no conoces se muestre totalmente sincero y sin complejos ante ti. Es la única forma de conseguir esa espontaneidad.
Tu trabajo va más allá de la simplicidad. Captas a la perfección las imperfecciones, valga la redundancia, y la esencia de aquello que deseas retratar. ¿Cómo es tu proceso para crear una historia que retratar? ¿En qué te sueles basar?
Siempre tengo un par de imágenes en mi mente que son el eje de mi trabajo y sobre lo que adapto mis nuevas historias. Pueden ser retratos, paisajes, detalles o videos, pero siempre me obsesionan por algo. Sobre ese concepto empiezan a aparecer ideas para hacer una historia, todo lo demás es ejecutarlo.
Los personajes que representas en tus fotos son tanto hombres como mujeres, pero todos coinciden en el semblante tranquilo y liviano, romántico, casi etéreo. ¿Qué hace que te decantes por personas con auras tan especiales?
He creado mi concepto de persona que me gusta retratar y trato de que mis imágenes reflejen al máximo posible ese concepto de chico o chica que me gusta. Su carácter, su estilo y sus imperfecciones. Antes de tener esto claro me sentía un poco perdido, no encontraba la forma de unificar mi trabajo. He aprendido a ser fiel a mis gustos y a fiarme de mi criterio.
“Creo que nuestra generación y las que vienen por debajo necesitan menos Photoshop y más amor por uno mismo.”
Pero no solo captas la delicadeza del cuerpo humano, sino también de los elementos naturales como en tu serie Square. La naturaleza parece ser un tema recurrente para aquellos que miran el mundo a través de un objetivo y en muchas ocasiones representa la entrada e inicio al mundo fotográfico. ¿Qué tiene la naturaleza que siempre nos cautiva con su belleza?
El simple hecho de contemplarla ya provoca en sí infinidad de emociones. Esto es un recurso del que he querido apropiarme para mostrar mi trabajo. Nunca trato de inmortalizar paisajes espectaculares que puedes encontrar en Google, sino de darle mi carácter a sitios anónimos tal y como hago con los modelos.
Por esa razón, entre muchas otras, tus fotografías siempre desprenden un aire melancólico, quizás no intencionado. Colores soft y poco contraste son tus mayores aliados, algo muy característico del clima norteño. ¿Consideras que es distintivo de haber nacido y crecido en el norte? También es un símbolo muy inglés, ¿crees que por esa razón te adaptas tan bien al savoir faire de los fotógrafos anglosajones?
Me siento muy vinculado a ese estilo. Películas como Ratcatcher me han marcado por su estética. Es el tipo de imágenes con las que me identifico. Todas las cosas que vives de pequeño te marcan y están presentes en tu trabajo actual.
Tienes una sensibilidad especial para los detalles, incluso en las fotografías de plano general la mirada siempre divaga entre los pequeños elementos que la conforman. ¿Qué es lo que intentas captar cuando miras por el objetivo?
Trato de sacarle el máximo partido a cada situación. Es genial cuando puedes crear libremente tu propia historia e incluir detalles de las personas o cosas que te rodean. Te permite mostrar las cosas desde otra perspectiva y asociar cosas totalmente distintas que nunca antes se habían juntado. Los detalles no tienen significado en sí, es algo que le das tú y la gente lo interpreta a su manera.
Hablando de detalles, tienes una serie de fotografías llamada Scars donde amplías la visión de las cicatrices. Actualmente son marcas que suelen ocultarse a base de Photoshop, pero tu las ensalzas. ¿Qué opinas del uso que se le da a las herramientas de retoque en la actualidad?
Al igual que me gusta fotografiar niños con su piel perfecta y gente joven, me encantan las cicatrices, las arrugas, el pelo blanco… Siento que cuentan muchas cosas de cada persona y eso es precisamente lo que busco para mis fotos.
Los fotógrafos pasamos mucho tiempo retocando los efectos del paso del tiempo en la gente. No me parece mal si contribuye a hacer más felices a las personas. Personalmente, creo que nuestra generación y las que vienen por debajo necesitan menos Photoshop y más amor por uno mismo.
Los fotógrafos pasamos mucho tiempo retocando los efectos del paso del tiempo en la gente. No me parece mal si contribuye a hacer más felices a las personas. Personalmente, creo que nuestra generación y las que vienen por debajo necesitan menos Photoshop y más amor por uno mismo.
¿Crees que es abusivo o a veces es legítimo transformar la realidad para abarcar un público más amplio como en el caso de la fotografía de moda?
Creo que la moda está cambiando. Cada vez tendemos más a modelos naturales. Me parece que la moda tiene una responsabilidad muy grande sobre la sociedad y creo que cada vez están más sensibilizados con que su concepto de belleza no sea dañino para el mundo.
Por último, ¿qué te depara el futuro? ¿Tienes algún proyecto a la vista?
Este año definitivamente ha sido un año maravilloso para mí. He empezado a trabajar para marcas muy grandes y en breve saldrán a la luz un par de portadas para revistas muy conocidas de las que me siento muy orgulloso.
También estoy trabajando en un libro que sacaré a principios del año que viene en el que he puesto muchas expectativas.
También estoy trabajando en un libro que sacaré a principios del año que viene en el que he puesto muchas expectativas.