Los finales nunca son fáciles, pero Cora Novoa lo ha sabido hacer a la perfección. Hace apenas un mes, la artista publicó la culminación de uno de sus mayores proyectos musicales, Mental Diary. En este nuevo álbum, titulado This is not about you and me. This is about us, nos transporta a un futuro sombrío y tecnológico. Un acto final que nos muestra una Novoa más refinada, pero no con menos fuerza.
Este Act III de la trilogía aterriza seis años después de la primera parte, tiempo que la artista ha dedicado para perfeccionarlo y darle un cierre de oro. Como de costumbre para la DJ y productora, su música nunca es superficial, y en este set de canciones reflexiona sobre el impacto de la tecnología en nuestras vidas y la búsqueda de conexión humana en un mundo fragmentado.
Pero estos conceptos no se quedan solo en el terreno sonoro; también saltan a lo visual. El álbum ha llegado acompañado de un impresionante videoclip que nosotros ya hemos podido disfrutar y que ahora estrenamos en exclusiva. Novoa nos empuja en un viaje de potentes visuales a un futuro enigmático, donde ella camina en un sueño artificial, tan cegador como fragmentado, que se destapa como una realidad tecnológica y sombría. Un videoclip que acompaña las canciones Todo x Ti y No Faith no Fear. Una adición magnífica a su trabajo musical y un broche perfecto del proyecto que hemos tenido la fortuna de conocer más a fondo.
Cora, antes que nada, felicidades por el lanzamiento de tu nuevo álbum. Con This is not about you and me. This is about us cierras finalmente Mental Diary. ¿Cómo se siente despedirse de un proyecto con más de seis años?
Me siento por una parte muy feliz y por la otra, aliviada. Ha sido un trabajo realmente largo y al que le he dedicado muchísima energía, con muchísimas satisfacciones y al que me he entregado en cuerpo y alma. Pero cuando miro atrás y digo, ‘mira todo lo que has hecho, Cora’, se me pone la sonrisa tonta en la cara. Me siento muy orgullosa de haber sacado este proyecto adelante cuidando y mimando cada detalle.
Este Act III llega unos cinco años después del anterior, allá en 2019. Pero, entre los Act I y II, apenas hay un año de diferencia. ¿A qué se debe que este último tardase un poco más en salir?
Tenía mucho más cerradas las dos primeras partes, y la tercera estaba muy abierta. El Act III supone el cierre de la trilogía, y yo misma me ponía mucha presión para que todo saliera perfecto y fuera el broche final perfecto. El ser demasiado perfeccionista me juega malas pasadas muchas veces, y este proyecto no iba a ser la excepción.
¿Hay una gran diferencia entre esos álbumes y This is not about you and me. This is about us?
En realidad es una continuidad y el cierre de broche de la trilogía. Los tres actos están unidos por una narrativa y lenguaje estético común. Cada acto ha englobado y perfilado diferentes momentos de mi vida a modo de bitácora vital.
Desde que sacaste el primer acto en el 2018, ha pasado mucho tiempo y han ocurrido muchas cosas. ¿Cómo crees que tú, como artista, y tu música han evolucionado?
Tengo más claro lo que quiero y cómo conseguirlo. Como buena libra que soy, me cuesta a veces tomar decisiones, y en los procesos creativos si no tienes domada tu cabeza, tus inseguridades te pueden jugar malas pasadas. Por eso los años me han dado más poso y herramientas con las que lidiar con los bloqueos creativos y la toma de decisiones.
Para tu nuevo álbum, y creo que desde hace un tiempo, utilizas una mezcla entre herramientas digitales y analógicas, pero tú comenzaste en la música partiendo solo con lo digital ¿Te sientes cómoda utilizando ambas? ¿Cómo ha afectado esto a tu música?
Me encanta usar lo analógico y lo digital, forman parte de mi identidad como productora. Lo analógico me gusta, no solo por su calidad de sonido, sino porque me limita. Antes con tres cacharros hacían álbumes enteros, y este ejercicio de limitarte hace que tu creatividad e ingenio aflore.
Ahora bien, abres un secuenciador a día de hoy y tienes tal cantidad ingente de herramientas que te sientes abrumada y no sabes por dónde empezar; pero lo digital te permite experimentar con el sonido de forma infinita. Es por eso que me gusta buscar el equilibrio entre analógico y digital, teniendo siempre como objetivo probar cosas nuevas y seguir rompiendo mis propios límites creativos.
Ahora bien, abres un secuenciador a día de hoy y tienes tal cantidad ingente de herramientas que te sientes abrumada y no sabes por dónde empezar; pero lo digital te permite experimentar con el sonido de forma infinita. Es por eso que me gusta buscar el equilibrio entre analógico y digital, teniendo siempre como objetivo probar cosas nuevas y seguir rompiendo mis propios límites creativos.
He podido ver que el set de canciones del álbum, y mucho más en el videoclip de No faith no fear, reflexionas de cierta manera como la tecnología afecta a nuestra vida. ¿De dónde surgen estas inquietudes?
Para mí es imprescindible que en cada trabajo que haga haya una narrativa. Siempre hablo de las cosas que vivo, que descubro o me inquietan. Desde hace unos años estoy trabajando con conceptos como la economía de la atención, la inteligencia artificial, la polarización de la sociedad o el cambio climático, y me parecía importante centrar este disco en esos conceptos. Estamos viviendo en una distopía. Cada vez más esos libros de ciencia ficción que tanto me gustan veo que se convierten en realidad, y es algo que me preocupa. Por eso intento dar altavoz y amplificar mis vivencias a través de la música.
En la actualidad es casi imposible evitar el mundo digital. Todos vivimos con el móvil en la mano y contamos con alguna red social. Tú misma eres una nativa digital en cierta forma. ¿Cómo crees que esto afecta a nuestra identidad y sentimiento de comunidad?
Todos queremos pertenecer a un grupo, ser diferentes y especiales. Inclusive, los que aborrecen esto, solo por el mismo hecho de ser outsiders ya pertenecen al grupo. La pertenencia al grupo es algo muy primario, muy animal, y es algo inherente en nosotros. En especial me encanta cuando pequeños ecosistemas y grupos de personas hacen ‘magia’, y cuando hablo de magia, hablo de compartir conocimiento, rituales, explorar nuestros propios limites, compartir, etc. Por eso me fascinan las sociedades secretas, donde el conocimiento se pasa de generación en generación creando un poso de comunidad incalculable.
“Ser demasiado perfeccionista me juega malas pasadas muchas veces, y este proyecto no iba a ser la excepción.”
Hace poco presentaste también un par de videoclips para el nuevo álbum dirigidos por Atómico! ¿Cómo nació esta colaboración?
Conocí a Matt y Mónaco gracias a unas cápsulas de video que estábamos desarrollando junto a Canada precisamente desarrolladas con inteligencia artificial para este álbum. Me gustó mucho su trabajo y de forma natural salió la idea de poder trabajar juntas en la creación de un único vídeo que contuviera dos canciones del disco y que contara de forma visual la narrativa del disco.
En el videoclip de No faith no fear utilizasteis una estética marcadamente futurista y algo oscura. ¿Cómo os decidisteis por ese estilo?
Creamos una narrativa acorde con la historia que contábamos: un mundo distópico y oscuro donde la gente se reúne en grupos y utiliza la tecnología para simular vidas pasadas con el fin de escapar del mundo en el que viven. Un mundo oscuro, con poca esperanza, en el que la tecnología lo había invadido todo y la gente huía de su realidad viviendo la vida de otros.
Cuando presentasteis el álbum y los videoclips, ya escuchamos la historia de cómo acabasteis utilizando esos cascos tan extraños. ¿Pero, cuál fue tu reacción cuando los viste por primera vez?
Me quedé fascinada, el trabajo creativo que hizo el director de arte fue increíble. Vinculó estéticamente el diseño del casco a la identidad de la Sagrada Familia, que es una de las construcciones más icónicas de Barcelona, es simplemente brillante.