Tropical, místico e incluso psicodélico son algunos de los adjetivos que describen el estilo de este ilustrador y animador venezolano afincado en París. Carlín Díaz juega con los colores, las formas orgánicas y la rigidez geométrica para crear obras tanto estáticas como dinámicas que hipnotizan a cualquiera. ¿El último en caer bajo su hechizo multicolor? Prada, con quien acaba de colaborar en una ilustración animada junto a Matches Fashion.
Te graduaste en Diseño Gráfico en el Instituto de Diseño de Caracas y poco después comenzaste a dedicarte a la ilustración. ¿En qué momento sentiste esa atracción por la ilustración?
Ya desde pequeño, antes de haber estudiado diseño gráfico, sentía esa atracción por la ilustración. A los quince años empecé a interesarme mucho por la cultura skate, sus videos y sobre todo en las ilustraciones y animaciones de las tablas y videos skates. Ed Templeton y Joe Castrucci fueron los mayores referentes para iniciarme en las artes gráficas.
¿Cómo encuentras el equilibrio entre ilustrar y diseñar?
Encuentro que son dos mundos diferentes dentro de la misma familia. Es el típico caso de los hermanos en el cual uno sigue las reglas y el otro simplemente es libre y hace lo que siente, pero aun así se llevan bien.
Eres animador, director, ilustrador y diseñador gráfico. ¿Qué tal lo de ser un artista multidisciplinar? ¿Hay alguna de estas disciplinas por la que sientas más atracción o donde te sientas más cómodo?
En estos días es muy importante ser multidisciplinar –aunque sin alejarte de tu objetivo–, así se puede llevar una idea a la máxima calidad de expresión posible. Me encanta el hecho de que una sola imagen pueda transmitirte algún tipo de sentimiento, contarte una historia o simplemente brindarte tranquilidad. También me gusta el hecho de que no haya reglas: para crear una ilustración se depende simplemente de algo que yo describiría como la ‘posesión’ de la mano dibujante por la inspiración.
Por otro lado, tengo una fruta súper jugosa que tarda un poco más de tiempo en madurar. La animación es un proceso más lento y cuidadoso pero que al mismo tiempo me permite crear un mundo surreal donde puedo introducir al espectador durante unos cuantos minutos. Ambas frutas son increíbles.
Por otro lado, tengo una fruta súper jugosa que tarda un poco más de tiempo en madurar. La animación es un proceso más lento y cuidadoso pero que al mismo tiempo me permite crear un mundo surreal donde puedo introducir al espectador durante unos cuantos minutos. Ambas frutas son increíbles.
¿Qué referentes podemos encontrar en tus obras?
Aunque estoy constantemente sintiéndome inspirado por artistas contemporáneos como Barry Mcgee o por la simpleza de Geoff Mcfetridge, siento que la referencia madre viene de un poco más lejos. Desde Matisse, Ernst Ludwing Kirshner, Le Duannier Rousseau hasta la Neofiguración latinoamericana con artistas como Diego Rivera y Botero.
“La zona de confort puede ser una arena movediza: si te quedas mucho tiempo en ella, te hundes por la rutina.”
Sensual, psicodélica, surrealista, mística. ¿Dirías que la suma de todo esto define tu obra?
Quizás estas sensaciones son el factor común en la mayoría de mis obras. También la sensación general que esta transmite depende del estado de ánimo en el momento de creación.
En todos tus trabajos predomina el uso de las figuras orgánicas y de las geométricas, especialmente la del círculo. ¿De donde nace esta ‘obsesión’?
El circulo es gentil y suave. Es increíble el numero de siluetas circulares que se puede encontrar en un cuerpo humano. Cuando comencé en ilustración y animación estuve cautivado por las formas geométricas y su perfección. Con el tiempo me fui dando cuenta de que las composiciones eran un poco frías, les faltaba más naturalidad, por lo que fui reemplazando poco a poco las figuras geométricas por trazos naturales, con lo que creé una especie de geometría orgánica.
Veo que eres fan de los GIFs. ¿Qué es lo que más disfrutas a la hora de crearlos?
Me emociona ver cómo se fusiona el principio con el final.
Una de tus series que más me llama la atención es La ciudad 2016. En ella parece ser que haces una crítica a la sociedad actual, una sociedad que vive deprisa y estresada. ¿Es así?
A finales del 2015 comencé una serie llamada La ciudad (+ año) donde iba a representar la urbe desde un punto de vista personal, según los acontecimientos pasados o imaginados. La ciudad 2016 es la primera, inspirada en la arquitectura del Canal Saint Martin en Paris. Todo parece ir sin descanso, la gente está desconectada entre ella, y todo está bajo el control de gigantes.
La versión de 2017 quise hacerla de una manera más positiva. Replanteé el ‘cómo veo’ la ciudad a ‘cómo me gustaría verla’. La obra se llama 201 personas de todos los lados cargando juntos a madre 7.
La versión de 2017 quise hacerla de una manera más positiva. Replanteé el ‘cómo veo’ la ciudad a ‘cómo me gustaría verla’. La obra se llama 201 personas de todos los lados cargando juntos a madre 7.
Otra serie popular tuya es A week of someone else, donde representas, a través del collage, todos los días de la semana y las emociones que estos días generan en las personas. ¿Cómo surgió la idea de hacer algo totalmente diferente?
Luego de haber realizado el teaser de mi primer cortometraje, I Met the Girl of my Dreams, tuve ganas de cambiar el medio de creación. El hecho de pasar horas delante del ordenador ayudó a las ganas de hacer algo diferente donde poder dar forma y cortar el color directamente con mis manos.
En relación con la anterior pregunta, ¿crees que es bueno salirse de la zona de confort, o es mejor quedarse en ella y desarrollarla hasta el máximo?
Altamente recomendable salir de ella. La zona de confort puede ser una arena movediza: si te quedas mucho tiempo en ella, te hundes por la rutina.
Dices que la ilustración y la animación son las que generan algún tipo de emoción en las personas que ven tus obras. Lo que está seguro es que la gran mayoría de tus ilustraciones hipnotizan. ¿Qué tipo de emociones intentas despertar?
Me gustaría generar en una obra plana y sencilla, llena profundidad y vida, sutilidad y dulzura; una fluidez como el líquido, una sensualidad surreal.
Has trabajado con artistas como La Yegros o Kakkmaddafakka. ¿Hasta que punto dirías que la música es vital para tu trabajo?
Algunos de los proyectos más emocionantes para mí han sido los videoclips donde la historia, los colores y las formas nacen del sentimiento transmitido por la canción.
¿Hay algo que te gustaría hacer y no has hecho?
Tengo una lista larga dentro de las cuales está I Met the Girl of my Dreams, un cortometraje que empecé en el 2014, pero que por cosas de la vida aun no he podido terminar.
¿En qué estás trabajando ahora?
Hace unos meses tuve la oportunidad de trabajar en una ilustración animada para Prada, en colaboración con Matches Fashion, que acaba de publicarse. Se trata de la creación y animación de un cuarto surrealista. También ando dirigiendo una animación para el Ohio Arts Council, donde todos los elementos estarán hechos de recortes de papel de colores con personajes hechos digitalmente.