“Una ciudad se parece a un animal, posee un sistema nervioso, una cabeza, unos hombros y unos pies”, decía el novelista americano John Steinbeck. A lo largo del siglo XX, la metrópolis ha sido el escenario de la vida y de la cultura urbana, de conflictos y reconciliaciones, de protestas y cambios. El latido latente de los habitantes de las ciudades ha sido visto a través de la lente del medio fotográfico desde su invención.
De hecho, se podría decir que la fotografía y el cine han evolucionado de la mano de la ciudad moderna y han acabado convirtiéndose en los testimonios de sus diferentes facetas. Así nace Cámara y ciudad, la nueva exposición en CaixaForum Barcelona de la mano del aclamado Centro Pompidou, que se mantendrá abierta hasta el próximo 8 de marzo de 2020.
Del crecimiento de los núcleos urbanos a la soledad de la sociedad moderna, a la era digital y la vigilancia de los ciudadanos. Pero aunque la muestra propone un recorrido histórico y temático de la fotografía urbana, Florian Ebner, comisario de la exposición y responsable del Departamento de Fotografía del centro artístico y cultural francés, destaca que se trata más de un ensayo visual en el que la historia de la fotografía y de la imagen en movimiento se entrecruzan con la historia social y política de la ciudad y todos sus estados anímicos.
El Hold Still/Keep Moving (‘quédate quieto/continúa’) del recién fallecido fotógrafo Robert Frank tiene que ver mucho en esto, pues él se refería a la relación entre la quietud y el movimiento y el ritmo que se crea, es decir, entre la mirada fotográfica y la cinematográfica. En esta línea, la exposición propone un diálogo entre fotógrafos y cineastas con las ciudades y sus habitantes. Asimismo, también se pone en diálogo en sus doscientas cuarenta y cuatro obras de ochenta creadores a artistas internacionales de los archivos del Centro Pompidou como Henri Cartier-Bresson, Paul Strand, Man Ray, William Klein o Brassaï; con fotógrafos españoles como Joan Colom, Manel Armengol, Leopoldo Pomés, Pilar Aymerich o Francesc Català Roca.
Sin embargo, el recorrido empieza en la ciudad vertical y la gran euforia hacia ella y la profunda fe por la modernidad que se extendía en los ciudadanos a partir del final de la Primera Guerra Mundial. La lentes fotográficas apuntan hacia arriba, hacia la verticalidad de las nuevas construcciones de acero y metal. Germaine Krull y su famoso libro Métal son un ejemplo de esto. Con París, en verano, una tarde de tormenta (1925), de André Kertész, comprendemos la metáfora de cómo los relámpagos simbolizan el nuevo papel protagonista de la electricidad.
Después de la crisis económica de 1929, se da paso a una permeabilidad social y las cámaras se giran a la población proletaria de las afueras o a los personajes que deambulan por la noche. Es la otra parte de la modernidad, la soledad del individuo perdido en la gran ciudad. Aquí encontramos las obras de Brassaï o de Margaret Michaelis-Sachs, que retrató el Barrio Chino barcelonés en 1932.
A medida que vamos avanzando por las salas, vemos cómo cada vez se adopta una mirada más crítica y de reflexión, sobre todo a partir de los 60, cuando las calles de la ciudad son el territorio para la revolución y la protesta, con el mayo del 68. No obstante, Florian Ebner destaca que “el mundo no es blanco o negro, esta exposición no trata de una evolución hacia algo más siniestro, pero sí pone en evidencia un cambio de consciencia hacia algo más crítico.”
La lucha contra el orden establecido y contra el antiguo orden social obsoleto y patriarcal queda inmortalizado en las fotografías. En España se continuará en 1976 tras la muerte de Franco con las fotografías de Pilar Aymerich en, por ejemplo, una de las primeras manifestaciones de miembros del colectivo LGTBQ+ el día mundial del orgullo gay en la Plaça Universitat el 18 de setiembre de 1979.
La ciudad militante es una sala dedicada a la España marcada por la Guerra Civil con obras de Henri Cartier-Bresson, Pere Català Pic, Agustí Centellas o Carlos Pérez. Con la impresión de las fotografías en páginas de revistas francesas o incluso en postales, se explora una faceta de la fotografía, donde deja de ser únicamente un testimonio y se convierte en una arma en las calles de la ciudades.
La muestra finaliza con la aproximación de artistas y fotógrafos contemporáneos a esa ciudad horizontal que antes adelantábamos. La metropolis del siglo XXI ya no es un espacio autónomo con sus habitantes, ambientes sociales, cultura y contracultura, sino que en el nuevo mundo, conectado y globalizado, existe otro tipo de ciudad: la metropolis virtual. Retratos de las periferias del mundo cobran importancia o la exploración de plataformas como Google Earth y Google Street View y su mirada propia sobre el territorio urbano.
La exposición Cámara y ciudad se puede visitar hasta el 20 de marzo de 2020 en CaixaForum Barcelona, Av. Francesc Ferrer i Guàrdia, 6-8, Barcelona.