La Fundación Mapfre en Barcelona inaugura hoy 20 de febrero una de las exposiciones más destacables del año: Brassaï, una retrospectiva con más de doscientas obras del fotógrafo húngaro que se convirtió rápidamente en uno de los personajes más destacables del París de entreguerras. Hasta el 13 de mayo, la Casa Garriga i Nogués acoge esta mastodóntica exposición comisariada por Peter Galassi, conservador jefe del Departamento de Fotografía del MoMA durante veinte años.
Gyulá Halász (1899 – 1984) nació en Barssó, la actual Transilvania (Rumanía) y antiguo Imperio Austrohúngaro. Su alias artístico, Brassaï, significa literalmente “de Brassó”, y es que el fotógrafo quería reservar su nombre propio para las pinturas, ya que su primer objetivo era dedicarse a la pintura. Sin embargo, fue gracias a la cámara que alcanzó la fama, conoció a lo más alto de la sociedad francesa y a los más bajos fondos de París, viajar por el mundo, y rodearse del círculo de artistas, escritores y poetas bohemios que le acompañó.
Y es que la fotografía, como forma artística, siempre ha estado relegada a un segundo plano. Tal como Peter Galassi ha afirmado en la presentación, “cuando empecé a formar parte del equipo permanente del MoMA en 1981, la apreciación profesional del arte fotográfico en Europa justo empezaba a tomar forma. El Musée d’Orsay no existía, el Centre Pompidou justo empezaba el departamento de fotografía, y en España no había casi nada.” Y sin embargo, Brassaï fue un reconocidísimo fotógrafo-artista –aunque ayudó el hecho que se dedicara a la pintura, a la escultura, y que incluso hiciera un film.
La monumental exposición ocupa las dos plantas del edificio en el centro del Eixample barcelonés y está dividida en doce secciones temáticas: París de Noche, París de Día –las dos más relevantes ya que son las más notorias y a las que más se asocia el nombre de Brassaï–, Placeres –donde aparecen prostíbulos, buscavidas y demás personajes de los bajos fondos de la capital francesa–, Grafitis, Minotaure –revista de arte fundada por el editor suizo Albert Skira en la que colaboró–, Lugares y Cosas –en las que se encuentran fotos nunca vistas hasta el momento, como un par de la Sagrada Família–, Personajes, Sociedad –en la que hay un retrato de Christian Dior el mismo año que popularizó el new look–, Cuerpo de Mujer, la Calle, el Sueño –donde se exhiben retratos de gente durmiendo en público–, y Retratos –fotografías de su círculo de amigos, que incluía a Salvador Dalí, Anaïs Nin o Jean Genet.
La gran retrospectiva no tiene casi precedentes. La última que se recuerda se celebró en el Centre Pompidou de París en 2000, y en España no se recoge tal cantidad de piezas del húngaro desde 1993, cuando el Museo Reina Sofía le dedicó otra retrospectiva. En definitiva, una exposición que satisfará el paladar de amantes de la fotografía, nostálgicos y mitómanos por igual. Además, tras el éxito de conseguir piezas de colecciones de instituciones como el MoMA, el Centre Pompidou, The Art Institute of Chicago, y del Estate of Brassaï, la exposición viajará a Madrid del 31 de mayo al 2 de septiembre de este año, y al SFMOMA del 17 de noviembre al 17 de febrero del año que viene.
Y es que la fotografía, como forma artística, siempre ha estado relegada a un segundo plano. Tal como Peter Galassi ha afirmado en la presentación, “cuando empecé a formar parte del equipo permanente del MoMA en 1981, la apreciación profesional del arte fotográfico en Europa justo empezaba a tomar forma. El Musée d’Orsay no existía, el Centre Pompidou justo empezaba el departamento de fotografía, y en España no había casi nada.” Y sin embargo, Brassaï fue un reconocidísimo fotógrafo-artista –aunque ayudó el hecho que se dedicara a la pintura, a la escultura, y que incluso hiciera un film.
La monumental exposición ocupa las dos plantas del edificio en el centro del Eixample barcelonés y está dividida en doce secciones temáticas: París de Noche, París de Día –las dos más relevantes ya que son las más notorias y a las que más se asocia el nombre de Brassaï–, Placeres –donde aparecen prostíbulos, buscavidas y demás personajes de los bajos fondos de la capital francesa–, Grafitis, Minotaure –revista de arte fundada por el editor suizo Albert Skira en la que colaboró–, Lugares y Cosas –en las que se encuentran fotos nunca vistas hasta el momento, como un par de la Sagrada Família–, Personajes, Sociedad –en la que hay un retrato de Christian Dior el mismo año que popularizó el new look–, Cuerpo de Mujer, la Calle, el Sueño –donde se exhiben retratos de gente durmiendo en público–, y Retratos –fotografías de su círculo de amigos, que incluía a Salvador Dalí, Anaïs Nin o Jean Genet.
La gran retrospectiva no tiene casi precedentes. La última que se recuerda se celebró en el Centre Pompidou de París en 2000, y en España no se recoge tal cantidad de piezas del húngaro desde 1993, cuando el Museo Reina Sofía le dedicó otra retrospectiva. En definitiva, una exposición que satisfará el paladar de amantes de la fotografía, nostálgicos y mitómanos por igual. Además, tras el éxito de conseguir piezas de colecciones de instituciones como el MoMA, el Centre Pompidou, The Art Institute of Chicago, y del Estate of Brassaï, la exposición viajará a Madrid del 31 de mayo al 2 de septiembre de este año, y al SFMOMA del 17 de noviembre al 17 de febrero del año que viene.
Brassaï se inaugura el 20 de febrero y se podrá ver hasta el 13 de mayo en la Fundación Mapfre de Barcelona, carrer Diputació 250, Barcelona.