Cinco cabezas, diez manos y un solo corazón; así podríamos definir a este colectivo multidisciplinario que trabaja en el arte urbano. Pero en realidad, es mucho más que eso. En un mundo cada vez más individualista, Boa Mistura tiene un solo propósito: unir a las personas transformado su entorno.
De Brasil a Sudáfrica, pasando por Grecia, Kenia, Cuba o México, los cinco fundadores y su equipo viajan por el mundo repartiendo ilusión, transformando barrios e implicando a las comunidades locales, generalmente desfavorecidas. Sin embargo, también han estado en instituciones como el Museo Reina Sofía –aunque la calle es su entorno natural. Ahora, tras pasar unos meses en casa (Madrid), se están preparando para sus nuevos proyectos en Roma y República Dominicana. Nos sentamos con ellos para hablar sobre el poder transformador del arte, educación, y aprendizaje.
Antes que nada, contadnos un poco quiénes formáis parte del colectivo Boa Mistura y quién lo fundó.
Boa Mistura lo fundaron cinco chicos del barrio de la Alameda de Osuna (Madrid) apasionados por pintar en la calle, que decidieron hacer de su hobby una forma de vida.
Boa Mistura significa ‘buena mezcla’ en portugués. ¿De dónde surge el nombre y qué significado tiene?
Efectivamente, hace referencia precisamente a la mezcla de formaciones, habilidades e intereses que se reúnen en el equipo. Nuestros estudios van desde la fotografía hasta la ilustración, el diseño gráfico, la publicidad, la arquitectura, etc.
Empezasteis pintando las paredes de vuestro barrio a los quince años, ¿cómo ha ido progresando vuestra trayectoria hasta día de hoy?
La esencia (el arte urbano) es la misma pero nuestras motivaciones han cambiado mucho. Antes lo hacíamos simplemente por el placer de pintar y de dejar, de alguna forma, nuestros egos en la calle. Con el tiempo hemos entendido que el arte puede ser también una forma de mejorar la ciudad y una herramienta muy fuerte para trabajar con las personas.
¿Qué intentáis conseguir con vuestras acciones?
A día de hoy vemos el arte como una herramienta de cambio. Intentamos cambiar el relato de lugares olvidados o envueltos en la sombra de los estigmas, así como transmitir un orgullo por la identidad propia cuando se ha perdido.
Frases que humanizan, versos poéticos y juego de palabras; vuestro trabajo es muy visual pero se apoya en el lenguaje. ¿Qué equilibrio esperáis conseguir entre lo visual y lo verbal?
Tú lo has dicho. Para nosotros, la palabra y el color se complementan de una forma muy bonita. Utilizamos las formas y los colores para plasmar rasgos característicos de una cultura, intentar capturar la identidad de un barrio, de un paisaje, de una comunidad. Pero la palabra tiene una fuerza especial para comunicar un mensaje de forma bella y concisa. Nos inspiramos especialmente en la poesía y en la música y tratamos de trabajar siempre que podemos con el idioma local.
Proyectos como Luz Nas Vielas en las favelas de São Paulo o Mi raíz en La Habana ayudan a la gente en condiciones desfavorables a cambiar su realidad mediante el arte. ¿Cómo es el desarrollo de proyectos así?
Nosotros llamamos a este tipo de proyectos ‘crossroads’, porque al fin y al cabo no son más que el fruto de un encuentro, un cruce de caminos entre las vidas de personas muy diferentes. Suponen siempre un intercambio muy enriquecedor para el equipo y un choque con otras realidades. Para nosotros, Crossroads es un proyecto unitario en proceso. Los proyectos de La Habana o São Paulo son solo una etapa más de ese viaje por todos los continentes que nos da la oportunidad de acercarnos unos a otros y conectar a las personas con los lugares en los que viven.
“Vemos el arte como una herramienta de cambio. Intentamos cambiar el relato de lugares olvidados o envueltos en la sombra de los estigmas.”
¿Qué papel desenvuelven las comunidades y los habitantes en estos trabajos, o cómo os influencian a la hora de trabajar?
Las comunidades locales tienen un papel crucial en nuestro trabajo. Son ellos los que nos abren las puertas del barrio y nos permiten conocerlo desde dentro. Aprendemos de su cultura y su forma de percibir su entorno a través de la interacción con ellos. Una vez decidido el diseño, siempre que podemos tratamos de involucrarles en el proceso de ejecución. Para ellos es un chute de energía e inspiración ver que son capaces de transformar su barrio en tan poco tiempo, con apenas la ayuda de un poco de color.
Echando la vista atrás, ¿hay algún aspecto que cambiaríais de vuestro trabajo u otra manera de potenciar lo que comunicáis?
Todo ha sido un aprendizaje, creemos que no podría haber sido de otra forma. Nos alegramos de haber ido mejorando, de ver que cada año seguimos esforzándonos por encontrar cosas que podamos cambiar del proceso o llevarlas a un nuevo nivel.
¿De dónde sale la inspiración? ¿Hay algún artista en especial que os haya fascinado?
La inspiración está en todas partes: en la música, los libros, la naturaleza, la historia, dentro y fuera de los museos. Hay muchísimos artistas que nos inspiran y a los que seguimos la pista todo lo que podemos. Una de las experiencias más alucinantes que recordamos fue poder visitar el taller de Cruz Díez en Panamá, un verdadero maestro que lleva toda una vida investigando sobre el color.
Pintáis o intervenís espacios públicos mayormente, y sin embargo, también habéis expuesto en el Museo Reina Sofía o en La Casa Encendida. Para algunos, el arte urbano se deslegitimiza cuando entra en una institución artística (especialmente cuando es un espacio comercial como una galería). ¿Qué opináis de la mercantilización del arte urbano y de la legitimidad de su mensaje cuando abandona la calle?
No estamos en contra de las galerías y museos, nos parecen espacios interesantes para mostrar la cultura y la evolución del arte. Es cierto que el arte urbano cobra mayor sentido cuando está ligado a un espacio de la ciudad. Está diseñado para un contexto concreto y nos gusta porque es un espacio libre, sin intermediarios entre la obra y el receptor. Nadie tiene que explicarte lo que ves, cada usuario puede sacar sus propias conclusiones.
¿Creéis que el arte urbano tiene el lugar que se merece dentro del mundo del arte?
La verdad es que cada vez cuenta con más reconocimiento. Hemos pasado de ser considerados unos vándalos a contar con el apoyo de diferentes instituciones para embellecer la ciudad. Es increíble la evolución tan grande que ha habido en la última década.
Establecimientos que contratan a artistas urbanos para que les pinten las persianas, ayuntamientos que necesitan de grandes artistas que hagan murales para ‘decorar’ la cuidad y ponerla en alza, e incluso marcas de lujo como Gucci que cuentan con paredes en Milán y Nueva York para hacer publicidad con arte mural. ¿Significa/Supone esto un camino positivo para expandir al arte urbano? ¿Qué futuro le espera?
¡Por supuesto! Nos encanta el panorama actual y aun puede desarrollarse mucho más. Para nosotros, que otros compañeros de profesión estén teniendo éxito y colaboren con el mundo del urbanismo, la arquitectura, la publicidad, etc. nos parece genial.
Habéis dado conferencias para Tedx Madrid o universidades como TEC de Monterrey; es importante educar a la gente para que aprenda que el arte es un trabajo y que, además, es vital. Sin embargo, y más en una sociedad que solo potencia ‘lo práctico’ o ‘lo funcional’ (solo hay que pensar con el gobierno eliminando la asignatura de Filosofía en bachillerato, por ejemplo), el arte se ve como algo complementario, inútil, innecesario. ¿Cuál es vuestro punto de vista respecto a cómo se educa y valora en España el arte y la creación artística?
Afortunadamente aún hay mucha gente que comprende el enorme poder que tiene la estética en nuestras vidas. El arte tiene una capacidad especial para sacudir nuestras emociones y provocarnos estados de ánimo, incluso de transformar por completo nuestras percepciones sobre un lugar, una persona, una idea. Poder transmitir una idea de una forma visual es para nosotros un lenguaje más, rápido, directo y muy poderoso. Subestimar la importancia del arte para nosotros es un completo error, es precisamente querer eliminar la parte más humana de las personas, lo que nos diferencia de las máquinas o los animales.
¿Qué consejos les daríais a los artistas amateurs o que están empezando?
Que persistan y, sobre todo, que se tomen muy en serio su formación. Hay mucha técnica que aprender antes de tener la seguridad de poder generar tu propia obra.
Sudáfrica, Colombia, Panamá o Noruega son uno de los lugares donde habéis intervenido, ¿cuál es el próximo destino?
Hemos pasado la mitad del año en casa, en Madrid, haciendo varios proyectos. Y la verdad es que nos ha sentado muy bien. Pero dentro de poco, ¡toca volver a hacer las maletas! Estaremos en Roma muy prontito y preparamos un gran proyecto en República Dominicana para el año que viene. ¡Que el ritmo no pare!