De 999999999 a Héctor Oaks o I Hate Models, más de cien artistas ya han se han sumado al movimiento BlackWorks. Desde su nacimiento en Madrid en 2019, este fenómeno construido sobre lo mejor de la electrónica, el techno y el hard techno se ha hecho, por méritos propios, un lugar destacado en la escena internacional. Apostando desde sus inicios por una propuesta escénica a modo de experiencia inmersiva, el proyecto liderado por Dexphase se ha consolidado como una plataforma imprescindible para comprender la tendencia actual del panorama musical español. ¿Y cómo lo ha conseguido? A través de una sólida aportación a la moda y las corrientes musicales imperantes en el clubbing actual.
“Nuestro objetivo al principio era traer a la escena madrileña los sonidos que empezaban a sonar más y más por Europa. También que las salas confiasen en el proyecto y nos diesen la oportunidad de tener una continuidad y buenas fechas, al principio solo nos daban los domingos” responde su fundador, Dani Novoa, mejor conocido como Dexphase, cuando le preguntamos por la razón de ser del proyecto en el momento en el que se decidió a emprender, hace más de cuatro años. Surgido del deseo de ofrecer algo distinto al público, de crear una marca y un colectivo con energía renovada, BlackWorks no tardó demasiado en ganarse la confianza y el cariño del público.
“Buscábamos que el público se sintiese parte del movimiento y apostar por sonidos nuevos y por artistas emergentes que no estaban teniendo cabida en España” añade Dexphase. Y lo consiguieron. Así lo demuestra su espectacular crecimiento en cifras, su asociación con marcas de primer nivel como Monegros, Brunch Electronik o Aquasella, entre otras muchas, y su gran salto al extranjero. “La verdad es que el crecimiento ha sido exponencial y muy, muy rápido. Muchas veces no nos da tiempo ni a parar a pensarlo, ni a detenernos a analizar toda la progresión”, confiesa su artífice, quien junto a su equipo, ha llevado BlackWorks al siguiente nivel con eventos en Alemania, Bélgica, Colombia, Italia, Países Bajos, Polonia y Francia.
Es precisamente la conexión tan estrecha entre el movimiento multisensorial y su fiel público lo que ha hecho de BlackWorks una marca de referencia internacional. ¡Incluso hay fans que se han tatuado el logo! “Hemos conseguido conectar con el público, que la gente salga a BlackWorks sin importar el cartel o dónde se hace el evento, se sienten parte del movimiento”, añade el fundador. Algo nada fácil de conseguir que responde a una necesidad por parte de la audiencia de vivir nuevas experiencias, de experimentar fórmulas nunca antes vistas con las que volver a sorprenderse.
Y, por supuesto, a una fuerte identidad que hace que la base del proyecto –convertida en la raíz sobre la que ha construido su comunidad– permanezca intacta. “Al final soy un raver que ha creado un movimiento de la música que le gusta y esto hace que entienda a la perfección lo que el público quiere y pide, siempre haciéndolo lo más profesional posible pero sin perder esa esencia”, dice Novoa.
Al equipo de BlackWorks aún le cuesta creer el impacto global que el movimiento está teniendo, tanto en la escena musical como estética. “Cuando te das cuenta que tienes fans y seguidores de todo el mundo, cuando en Europa, Estados Unidos, Australia y Sudamérica se empiezan a interesar en hacer showcases de BlackWorks, te das cuenta de la magnitud de lo que estás haciendo”, comentan en relación al crecimiento exponencial del proyecto, que cuenta además con una amplia línea de merchandising que abarca desde piezas básicas de corte oversized hasta gafas de sol biker y bandoleras.
El movimiento musical y estético es imparable. Con una comunidad más unida que nunca, una impresionante proyección internacional y muchas ganas de seguir revolucionando la escena española, BlackWorks promete seguir sorprendiéndonos muchos años más.